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Cómo los juegos de guerra ayudan a los ejércitos a ganar batallas

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Este artículo se publicó originalmente en VICE Francia.

¿Alguna vez has estado en una de esas cenas en las que alguien propone jugar una partida de Risk a las 11:30 PM y acabas volviendo a casa seis horas después sin amigos y sin dignidad? Eso es porque Risk no es un simple juego de mesa: forma parte de una larga tradición de juegos de estratégicos de guerra que simplifican y ludifican tácticas reales de la guerra.

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Antoine Bourguilleau, historiador e investigador del Instituto de Estudios de Paz y Guerra de la Universidad Sorbona de París, escribió un libro sobre los juegos de guerra utilizados para simular conflictos y entrenar a militares durante siglos.

Los juegos de guerra pueden durar semanas, con tableros extremadamente complejos y reglamentos de 60 páginas. Hasta el día de hoy, soldados y diplomáticos de todo el mundo los utilizan para entender los conflictos contemporáneos, desde Siria hasta el Sahel. Hemos llamado a Antoine Bourguilleau para que nos cuente cómo los juegos de mesa se convirtieron en herramientas estratégicas para los ejércitos.

Ilustración de un oficial prusiano jugando a un juego de guerra en 1872
Ilustración de un oficial prusiano jugando a un juego de guerra en 1872

VICE: ¿Qué son los juegos de guerra?
Antoine Bourguilleau: Un juego de guerra es una herramienta que te permite entender un conflicto y prepararte mentalmente. Son bastante útiles, no muere nadie y no cuestan mucho, lo cual es importante para los ejércitos.

¿Por qué empezaron a usarlos los militares?
A finales del siglo XVIII, los militares prusianos se dieron cuenta de algo paradójico: todos los soldados estaban preparados para la guerra, excepto los oficiales superiores que debían supuestamente guiarlos. Los soldados de infantería aprendían a usar los rifles y a cambiar de formación. Lo mismo con la caballería o artillería. Pero los oficiales superiores solo habían sido entrenados muy teoréticamente en el arte de la guerra. En las escuelas militares de aquel momento, los oficiales estudiaban tratados, batallas y campañas. Pero solo iban al campo para ver simulaciones de grandes maniobras e imaginar lo que pasaría en realidad. Era muy costoso.

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Un tablero de un Kriegsspiel

¿Dónde se originaron estos juegos?
Se conocían como Kriegsspiel, que significa literalmente “juego de guerra” en alemán, puesto que se producían en Prusia. Los primeros escritores de reglas se basaron en el ajedrez. Pero en lugar de un terreno plano como el ajedrez, usaban cajas para representar pueblos o bosques que se podían usar para cubrirse o bloquear la vista del ejército. Las torres, los obispos y el resto de piezas se convirtieron en infantería, caballería y artillería.

Al final, empezaron a usar mapas de operaciones militares. Un peón representaba un batallón que se movía entre mapas. Las reglas del juego a menudo impedían saber lo que ocurría al otro lado. Una vez que se presentó a los militares prusianos, comenzaron a incorporar este juego, que se podía encontrar en todos los puestos de avanzada, en los entrenamientos.

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Un juego de guerra en una escuela naval estadounidense en los años 50

El ejército prusiano ganó muchas batallas. ¿Fue gracias al Kriegsspiel?
Los prusianos fueron los primeros en adoptarlo, por eso la gente suele preguntar: “¿No hay una relación de causa y efecto?”. Yo soy más cauteloso. Pero es verdad que el ejército prusiano tenía un entendimiento excelente de materias operacionales y una visión estratégica muy superior a la de sus adversarios. Lo que sí es cierto es que estas victorias llevaron a muchos ejércitos a interesarse en el Kriegsspiel.

Dejando Prusia a un lado, ¿qué victorias pueden atribuirse a los juegos de guerra?
No es una batalla, pero la campaña del Pacífico, dirigida por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial contra los japoneses. La Escuela de Guerra Naval estadounidense, que entrena a los oficiales de la Armada, incorporó los juegos de guerra en el siglo XIX. Entre 1918 y 1941 organizaron más de 200 juegos de guerra, algunos duraban semanas.

La mayoría eran sobre conflictos navales potenciales con Japón. Por ejemplo, se dieron cuenta de que la guerra iba a ser muy larga y los japoneses se iban a esparcir por las islas del pacífico. También comprendieron que los japoneses tendrían que ir de isla en isla para volver a Japón. Y así fue.

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Un juego de guerra parcial jugado en Reino Unido en 1942

¿Alguna vez han fallado las operaciones basadas en juegos de guerra?
Fue el caso de la guerra de Vietnam. Era el comienzo de la informática y algunos estrategas estadounidenses tomaron un enfoque cuantitativo para la guerra, que los llevó a la conclusión de que los vietnamitas del norte no eran rivales para ellos. Pero la guerra no es solo cuestión de números.

Uno de los teóricos militares más importantes, el general prusiano Clausewitz, dijo que la actividad humana más parecida a la guerra son los juegos de cartas. Ambos tienen un elemento de incertidumbre. En la guerra, hay un plan y elementos que pueden hacer que falle. Problemas con los comandantes, soldados enfermos, algo que no está indicado en los mapas, suministros que llegan tarde. Los juegos de guerra no pueden predecir el futuro, pero te permiten prepararte para muchas posibilidades.

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Civiles jugando a un juego de guerra en Nueva York en los años 40

¿En qué momento pasaron los juegos de guerra militares a ser jugados por los civiles?
Esta tradición de los juegos de guerra se remonta a comienzos del siglo XX con H.G. Wells, autor de La guerra de los mundos. En 1913, publicó Little Wars [un reglamento de un juego de miniaturas]. Fue el comienzo de los juegos de guerra recreacionales que no estaban destinados a los militares. La idea era librar batallas ficticias o recrear batallas históricas.

A finales de la década de 1930, los juegos de guerra se convirtieron en una actividad social, especialmente en la alta sociedad de Nueva York. Pero lo increíble era el intercambio real entre juegos de guerra civiles y militares. En los 50, el Departamento de Defensa de Estados Unidos se puso en contacto con muchos diseñadores de juegos del país para solicitar juegos para los militares. Algo que todavía ocurre hasta el día de hoy. Por ejemplo, hay un juego llamado Phantom Fury, sobre la segunda batalla de Faluya en 2004, que fue creado por Laurent Closier, que trabaja en el Ministerio de las Fuerzas Armadas de Francia.

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El mapa del juego de guerra Phantom Fury. Cortesía de Nuts Publishing

¿Es posible recrear conflictos tan complejos como los que conocemos hoy en día?
Es cierto que era más fácil recrear conflictos clásicos en los que chocaban dos frentes. Estaban los buenos y los malos, se atacaban y quien acabase con menos canicas perdía. Pero a comienzos de los años 90, nos dimos cuenta de que las cosas ya no eran así, especialmente tras la disolución de Yugoslavia. La OTAN, que lleva utilizando juegos de guerra desde hace mucho tiempo, se dio cuenta de que no tenía el software necesario para entender este tipo de conflictos. Decidieron utilizar juegos matriciales que permiten múltiples jugadores.

¿Cómo funcionan los juegos matriciales?
La clave es tener en cuenta los datos militares, pero también los políticos, económicos, diplomáticos y de la prensa. El problema es que estos elementos no suelen ser cuantificables. Las reglas son normalmente bastante simples. Cada jugador anuncia lo que quiere hacer y da tres razones. Entonces, tira dos dados. Si los otros jugadores consideran las razones válidas, puede añadir +3 a la puntuación obtenida con los dados (+1 o +2 con una o dos razones creíbles). Con más de 7 puntos, se autoriza la acción.

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Mapa del juego de guerra Fitna, desarrollado por Pierre Razoux, basado en uno de los conflictos en Medio Oriente. Cortesía de Nuts Publishing

¿De qué sirve en la vida real?
La idea de los juegos de guerra es evitar una actitud ética. En el juego, la pregunta no es si está bien llevar a cabo una acción. Se trata de evaluar los intereses, objetivos y recursos de los interesados.