La vaca más grande de Australia es un cabestro de dos metros de alto que responde al nombre de Knickers. Pesa unos 1400 kilos y, según la plataforma de noticias australiana ABC, de su carne se podrían sacar 4000 hamburguesas. Eso hipotéticamente hablando, porque Knickers, la vaca gigante, es tan inmensamente enorme que ni siquiera los mataderos pueden lidiar con ella. Carnicero, agárrate que vienen curvas; es demasiado grande para sacrificarla.
Cuando su dueño, Geoff Pearson, llevó al viejo Knickers —que, con sus 194 centímetros, es más alto que la estrella de la NBA Stephen Curry— a subasta el mes pasado, le informaron de que no podían aceptar a la colosal bestia. Dicho de otra forma, Knickers ha burlado la sabiduría convencional en torno a la “moderación” y al “autocontrol” y ha derrotado al sistema de manera efectiva: ha engordado hasta que, oficialmente, ya no se le puede vender. Ahora, el cabestro gigante está destinado a vivir el resto de sus días en el criadero del lago Preston en Myalup, cerca de Perth.
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“Pesa demasiado. No cabría en una procesadora”, declaró el granjero Geoff a Perth Now. “Creo que se dedicará a vivir feliz para siempre”.
Según la BBC, Geoff dijo que Knickers, una vaca frisona, “siempre ha sido un cabestro que destaca por encima de los demás, un poco más grande que el resto… así que pensamos en dejarlo allí, no hace daño a nadie”. Lo cual está muy bien. Bueno, excepto por el hecho de que Geoff no fue el que decidió “dejarlo allí sin hacer daño a nadie”. Intentó venderlo a una procesadora cárnica y no lo aceptaron.
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Si hay alguien responsable de que Knickers siga vivo y coleando, ese es el propio Knickers. Geoff es como ese padre que solo empieza a querer a su hijo cuando se convierte en una superestrella y, tal y como ha admitido, “nunca pensé que se convertiría en el gran Knickers que es”.
Ahora el gran Knickers campa a sus anchas por los pastos. Geoff dice que gran parte de las demás reses lo siguen como al dios bovino que es. También insinúa que la megavaca probablemente seguirá entre nosotros algunos años más.
La pena es que Knickers está castrado, lo que significa que no puede poner su poderosa semilla y será el último de su noble y colosal linaje. Aun así, tampoco es la vaca más grande del mundo. Ese título pertenece a un buey italiano llamado Bellino que, según el Libro Guinness de los récords, mide la friolera de 2,03 metros.
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