Artículo publicado originalmente por VICE Australia.
Tenemos una noticia para ti: puede ser que unos científicos hayan encontrado una forma de dejarte llenar tu cara de comida sin aumentar de peso. Se relaciona con un gen conocido como RCAN1 el cual, cuando se desactivó en ratones, les permitió atiborrarse de comidas con alto contenido de grasa por períodos prolongados de tiempo sin ganar calorías. Los investigadores creen que un acercamiento similar también podría funcionar para los humanos, y esperan desarrollar una pastilla que podría ser utilizada para combatir la obesidad.
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“Conocemos muchas personas que luchan con la pérdida de peso o incluso controlan su peso por una cantidad diversa de razones, dijo Damien Keating, el profesor e investigador de la Flinders University, según lo reportado por Science Daily. “Los hallazgos en este estudio podrían significar desarrollar una pastilla que tendría como objetivo al RCAN1 y podría resultar en la pérdida de peso”.
Esos hallazgos fueron publicados el mes pasado en la revista científica EMBO Reports, en donde investigadores de la Flinders University y el University of Texas Southwestern Medical Center concluyeron que, “los ratones deficientes de RCAN1 tienen un índice metabólico elevado y son resistentes a la obesidad inducida por la dieta”. Eso pasa porque el RCAN1 actúa como una reacción inhibidora para ciertos tipos de procesos metabólicos: en particular, para algo llamado “termogénesis sin escalofríos” (NTS) que básicamente “gasta calorías como calor en lugar de almacenarlas como grasa”. La NST es “promovida como una forma efectiva para combatir la obesidad y las enfermedades metabólicas”, apunta el estudio. Así que cuando se saca al RCAN1 de la ecuación, las calorías que de otra forma habrían sido almacenadas como grasa son en cambio quemadas.
Para ponerlo de otra manera, Damien explica que bloquear al RCAN1 ayudó al cuerpo a transformar la grasa blanca—la grasa que almacena energía y lleva a la obesidad—en grasa parda—que produce calor y quema calorías, según reporta FierceBiotech.
“Remover el RCAN1 tuvo dos grandes efectos”, dijo Damien. “Redujo el almacenamiento de grasa en áreas peligrosas alrededor del estómago, por ejemplo. Y luego en los músculos causó que los músculos quemaran más calorías en reposo”.
Los autores del estudio señalan que hay una hora y un lugar indicados para que la función del RCAN1 de prevenir que las calorías se quemen funcione: concretamente, era antes cuando la comida era escasa y las calorías no eran de tan fácil acceso. Sin embargo, en el mundo moderno de “abundancia calórica”, demasiada grasa está siendo almacenada y están surgiendo problemas reales de salud como resultado. Los investigadores sugieren que “estas posibilidades adaptables de gasto de energía [como el RCAN1] podrían ahora contribuir a la epidemia creciente de la obesidad”.
“Observamos una variedad de dietas diferentes con varios lapsos de tiempo desde ocho semanas hasta seis meses”, dijo Damien, “y en cada uno de los casos vimos mejoras de salud en ausencia del gen RCAN1”.
“Los ratones con una dieta de alto contenido de grasa que no poseían este gen no ganaron nada de peso”.
El National Health and Medical Research Council ha suministrado fondos para extender la investigación y “continuar explorando opciones viables”, reporta The Australian. En lo que concierne a Damien, la investigación evidencia que “potencialmente podemos hacer una diferencia real en la lucha contra la obesidad”.
“Lo ideal sería tomar algún tipo de pastilla que no requiera que uno esté observando su dieta, que no requiera que uno haga ejercicio”, dice. “Actualmente, eso podría parecer una utopía, pero los hallazgos que obtuvimos de este estudio en ratones indican al menos una trayectoria novedosa a la que podríamos apuntar”.