Artículo publicado originalmente por VICE Canadá.
Por primera vez, los investigadores tienen una idea de cuánto microplástico consumen los seres humanos. Según sus estimaciones, la persona promedio inhala e ingiere alrededor de 330 piezas pequeñas de plástico, del tamaño de una semilla de sésamo o más pequeñas, todos los días. Este microplástico proviene de productos plásticos más grandes, como botellas de agua, empaques y ropa hecha de fibras sintéticas, que se han roto o degradado.
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La mayor parte de la investigación sobre el microplástico se ha centrado en su impacto en las vías fluviales y animales marinos, o en tipos específicos de alimentos. Pero un estudio publicado el miércoles, coescrito por científicos de la Universidad de Victoria y el centro de investigación del Instituto Hakai, nos da un vistazo de la exposición humana al microplástico en el aire que respiramos, y los alimentos y bebidas que consumimos.
Kieran Cox es el autor principal del informe, que revisó 26 estudios existentes en todo el mundo y estimó que el consumo de microplástico de la persona promedio es de entre 70,000 y 121,000 partículas por año. Citó nuestra creciente producción y consumo de productos plásticos y envases como fuentes de exposición microplástica.
“Nuestra excesiva dependencia del plástico ha dado lugar a una gran abundancia de éste. Te subes a un automóvil que tiene un interior hecho en gran parte de plástico, nos comunicamos mediante dispositivos de plástico, usamos chaquetas de plástico. Tal vez compraste una café contenido en plástico esta mañana. Necesitamos reevaluar nuestra dependencia en los materiales sintéticos”, dijo Cox.
Cox dijo que el hallazgo más sorprendente es que beber agua exclusivamente de botellas de plástico hace una gran diferencia. Las personas que beben agua de un grifo se expusieron a aproximadamente 5,000 microplásticos al año, en comparación con las personas cuyo consumo exclusivo de agua embotellada los expuso a 100,000 microplásticos o más. “Esto demuestra que las pequeñas decisiones, en el transcurso de un año, realmente importan y tienen un impacto”, aseguró Cox.
Aunque la investigación más reciente no profundiza en los efectos de los microplásticos en tu salud o en qué dosis son perjudiciales, sugiere la necesidad de estudios que analicen qué sucede cuando se acumulan piezas microscópicas de plástico en nuestros cuerpos.
Según Cox, hay motivos para alarmarse, porque los microplásticos pueden ser un vehículo para sustancias venenosas. “Los microplásticos son hidrófobos y eso significa que otras toxinas como los hidrocarburos, el DDT y otros contaminantes pueden adherirse a estos plásticos y si los estamos consumiendo, no son buenas noticias”.
Dijo que se necesita hacer más para ver cómo prevalecen los microplásticos en los alimentos comunes como la carne de res, las aves de corral, los productos lácteos y los granos. “Ha habido una gran tendencia a mirar los plásticos en el medio marino y lo entiendo. Soy un ecologista marino por oficio. Pero eso no significa que no debamos estar hablando de la gran cantidad de los principales grupos de alimentos”.
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