El izquierdista Petro y el derechista Duque van por la presidencia de Colombia

El exalcalde izquierdista de Bogotá Gustavo Petro y el senador de derecha Iván Duque ganaron el domingo con comodidad su pase a las elecciones presidenciales de Colombia, en unos comicios en los que la antigua guerrilla de las FARC debutó como partido político cosechando muy pocos votos.

Las consultas para definir los candidatos presidenciales de las dos agrupaciones se realizaron junto a las elecciones legislativas para renovar el Congreso.

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En una campaña marcada por la polarización, Petro, que fue militante de la desmovilizada guerrilla del M-19, alcanzó casi un 85 por ciento de los votos, superando al exalcalde de Santa Marta Carlos Caicedo, que obtuvo el restante 15 por ciento.

“Esta campaña que oficialmente arranca hoy tiene un objetivo, ganar la presidencia de Colombia”, dijo Petro ayer domingo, quien se declaró satisfecho por los 2,79 millones de votos que obtuvo.

Duque, respaldado por el expresidente Álvaro Uribe, logró casi un 68 por ciento de los votos, superando a la exministra de Defensa Marta Lucía Ramírez con casi un 26 por ciento y al exprocurador Alejandro Ordóñez, que obtuvo menos del 7 por ciento.


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“No queremos que a nuestro país lleguen las tentaciones del autoritarismo populista que arruinó a Venezuela y que se ha convertido en el más burdo de los descalabros socialistas cuya realidad es pan para hoy, hambre para mañana”, dijo Duque en un discurso ante sus seguidores en el que nombró a Ramírez como su candidata a la vicepresidencia.

En las últimas encuestas para las presidenciales del 27 de mayo, Petro y Duque son los favoritos y aparecen empatados en los primeros lugares.

Aunque Colombia tiene una de las democracias más antiguas de América Latina, la abstención superó el 50 por ciento porque el voto no es obligatorio.

Los resultados de la votación se convirtieron en un termómetro para las presidenciales, debido a que reflejan la convocatoria que logró la consulta opcional tanto por parte de la derecha como de la izquierda.

En el conteo, la derecha obtuvo más de 6 millones de votos y la izquierda 3,4 millones de sufragios, de acuerdo con los datos entregados por la Registraduría Nacional.

El debut del partido llamado FARC

La votación también definió los partidos que tendrán las mayorías y el eventual control de un desprestigiado Congreso de 108 senadores y 172 representantes a la cámara que, aunque ha sido salpicado por escándalos de corrupción, deberá tramitar reformas claves para la economía y la consolidación de la paz.

El opositor Centro Democrático, el partido del expresidente Uribe, se perfilaba como la primera fuerza en el Congreso, con más del 77 por ciento de las mesas escrutadas, aunque no obtendría una mayoría.

La Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido que surgió de la desmovilizada guerrilla y que conservó la misma sigla, tiene garantizadas cinco bancas en el Senado y cinco más en la Cámara de Representantes bajo los términos del acuerdo de paz, aún si no logra los votos necesarios.

“Hoy es un día histórico para Colombia (…) estamos entrando a la consolidación de la paz. Es la primera vez en mi vida que yo voto y lo hago por la paz”, dijo Pablo Catatumbo, candidato al Senado de la FARC y antiguo comandante rebelde, después de sufragar en Bogotá.

Sin embargo, la FARC obtenía una muy baja votación, inferior al 0,5 por ciento.


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La conservadora sociedad colombiana está dividida entre quienes apoyan la llegada a la política de la antigua guerrilla después de que firmó un acuerdo de paz en 2016 con el Gobierno y los que quieren ver a los excombatientes tras las rejas por los crímenes cometidos durante cinco décadas como coprotagonistas del conflicto armado que ha dejado 220.000 muertos.

Mientras la FARC debutó en la arena política, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) declaró una tregua unilateral para facilitar las elecciones y el Clan del Golfo, la mayor banda criminal del país, se comprometió a respetar las votaciones, por lo que la jornada electoral transcurrió en paz.

No obstante, el gobierno desplegó 166.000 efectivos de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional para garantizar la seguridad y el normal desarrollo del proceso.

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