La policía iraní detuvo a más de 450 personas en Teherán durante los últimos tres días, dijo el martes el vicegobernador provincial, mientras se intensificaba la respuesta policial contra las manifestaciones antigubernamentales que comenzaron la semana pasada.
Los manifestantes atacaron comisarías en el país por la noche del lunes, dijeron informaciones de agencias de noticias y redes sociales.
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Un miembro de las fuerzas de seguridad murió el lunes, llevando la cifra de muertos al menos a 14 a causa del mayor desafío a los clérigos que lideran Irán desde una revuelta en 2009.
Musa Ghazanfarabadi, jefe del Tribunal Revolucionario de Teherán, advirtió el martes a los manifestantes que los arrestados se enfrentarían a un duro castigo.
La agencia semioficial ILNA citó a Ali Asghar Naserbakht, vicegobernador de la provincia de Teherán, diciendo que 200 personas fueron detenidas el sábado en la capital, 150 el domingo y unas 100 el lunes.
Otros cientos de personas han sido detenidas en otras ciudades, según informaciones de agencias y redes sociales.
Naserbakht dijo que la situación en Teherán estaba bajo control y la policía no había pedido ayuda a las fuerzas especiales de la Guardia Revolucionaria.
La agencia de noticias Mehr citó a un responsable judicial diciendo que varios líderes de las protestas en Karaj, la cuarta ciudad del país, habían sido detenidos.
Ghazanfarabadi dijo que los arrestados serían juzgados pronto y los cabecillas se enfrentarían a cargos graves como “moharebeh” —un término islámico que significa enfrentamiento contra Dios— que acarrea la pena de muerte.
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Las protestas que comenzaron la semana pasada se centraban en las dificultades económicas y la supuesta corrupción, pero se convirtieron en protestas políticas.
El enfado derivó pronto hacia los clérigos en el poder desde la revolución de 1979, incluido el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, la última autoridad en el sistema iraní.
Irán es un gran productor de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y una potencia regional fuertemente involucrada en Siria e Irak como parte de una batalla de influencias con su rival Arabia Saudí.
Muchos iraníes están molestos por las intervenciones extranjeras y quieren que sus líderes creen más puestos de trabajo en el país, donde el desempleo juvenil alcanzó casi el 29 por ciento el año pasado.
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El portavoz del gobierno Mohammad Baqer Nobajt dijo en una conferencia de prensa que tanto los manifestantes como las fuerzas de seguridad deberían cumplir la ley.
“La gente tiene derecho a protestar pero hay una diferencia entre una manifestación y una revuelta (…) Incluso los que se enfrentan a los alborotadores deberían actuar según el marco legal”, dijo.
Vídeos en redes sociales el lunes mostraron intensos enfrentamientos en la localidad central de Qahderijan entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que intentaban ocupar una comisaría, en parte incendiada.
Hubo informaciones sin confirmar de varias muertes entre los manifestantes.
En la ciudad occidental de Kermanshah, los manifestantes prendieron fuego a un puesto de policía de tráfico, pero nadie resultó herido en el incidente, dijo la agencia Mehr.
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