Los tres integrantes de un equipo periodístico ecuatoriano secuestrado en la frontera con Colombia anunciaron este martes que están en poder de una rama disidente de la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que su libertad depende de un intercambio por miembros de ese grupo detenidos en su país.
La televisión colombiana publicó un video en el que aparecen encadenados el periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra, trabajadores del diario El Comercio, privados de la libertad por un grupo armado ilegal desde hace más de una semana en el norte de Ecuador, cerca de la conflictiva frontera con Colombia.
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“En sus manos, en las del gobierno ecuatoriano están nuestras vidas. Solo queremos decirles que nos piden el intercambio de rehenes, de (…) tres detenidos que ellos piden por nuestras tres vidas”, dijo el periodista Ortega en el video, en que aparece junto a sus compañeros con cadenas en el cuello.
“Ellos lo único que quieren es el intercambio de sus tres detenidos en Ecuador por nuestras vidas. Lo único que pide el Frente Oliver Sinisterra es el intercambio de detenidos, nada más”, agregó Ortega, quien aseguró que aunque están bien físicamente, están desfalleciendo emocionalmente.
El frente Oliver Sinisterra es una de las disidencias de la antigua guerrilla de las FARC que no aceptó los términos del acuerdo de paz firmado con el presidente Juan Manuel Santos en 2016 para acabar un conflicto de más de medio siglo que ha dejado 220,000 muertos.
Ese grupo armado ilegal, que continúa con actividades ilícitas como el narcotráfico en el sur del país, cerca a la frontera con Ecuador, ha sido acusado de recientes ataques contra las Fuerzas Armadas de Ecuador en territorio de ese país. El líder de esa organización es Walter Artízala, alias “Guacho”, por quien Colombia ofrece una recompensa de más de 107,000 dólares por información que permita su muerte o captura.
El Gobierno de Ecuador rechazó en un comunicado la difusión del video y anunció que “realiza todos los esfuerzos necesarios, a través de las unidades especializadas, para la liberación de los tres ciudadanos”.
“La preocupación nos invade. El video es desgarrador, verlos a ellos con cadenas en sus cuellos, sin embargo, al menos tenemos una luz de que están bien, pues los requerimientos son claros: sus vidas están en manos del Estado ecuatoriano”, dijo Cristhian Segarra, hijo del conductor secuestrado.
Campaña #NosFaltan3
Ecuador afronta el primer secuestro de un equipo periodístico en la frontera con Colombia. Los reporteros fueron capturados el pasado 26 de marzo en suelo ecuatoriano, cuando hacían un reportaje en la zona de frontera donde se han registrado varios atentados que han cobrado la vida de tres militares.
Un día después del secuestro, el titular de Interior, César Navas, confirmó el secuestro e informó que fueron llevados al lado colombiano de la frontera. Pero en su declaración de prensa hubo una frase que indignó a los periodistas: “Se les advirtió”, dijo para obviar la responsabilidad que tenía del Estado de garantizar el trabajo periodístico.
Los periodistas se autoconvocaron a la Plaza Grande ese mismo día y desde entonces han mantenido vigilias diarias en las que participan los familiares de los secuestrados. La etiqueta #NosFaltan3 despertó el interés de periodistas y fotógrafos en todo el mundo, sobre todo, de colegas que han pasado por lo mismo.
Antonio Pampliega y Angel Sastre, secuestrados en Siria durante 10 meses, y Manu Brabo, fotógrafo español secuestrado en Libia durante 40 días, han exigido a los gobiernos de Ecuador y Colombia la liberación de los colegas ecuatorianos. “Somos periodistas, somos testigos, se están equivocando de enemigo”, dijo Ángel Sastre en el video que envió a la campaña de solidaridad.
En esa misma línea se han pronunciado los fotógrafos Javier Bauluz, Gervasio Sánchez, Walter Astrada y Olmo Calvo. Todos reconocidos por su trabajo en zonas de conflicto.
También reporteros de distintos países como México, Argentina, Perú, España, Colombia, Ecuador y otros países del mundo han enviado sus videos de apoyo a la campaña para exigir la liberación con vida de los colegas del gremio.
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