¿Qué dice de nosotros la obsesión que tenemos con los asesinos en serie?

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Esta historia hace parte de la edición de diciembre de VICE.

Brian Ward está obsesionado con los capítulos más oscuros de la historia: los macabros, terroríficos e inexplicables. La vida de este oficial carcelario de 42 años gira casi exclusivamente en torno al crimen. Durante el día vigila a prisioneros encerrados por cargos como posesión de estupefacientes. Su tiempo libre lo gasta en asesinos en serie, asaltantes de bancos y jefes de la mafia. Precisamente, de su fascinación con el crimen nació la Convención de Historia Oscura (Dark History Convention), en Champaign, Illinois.

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En septiembre pasado estuve en el segundo festival del año con gente de todo Estados Unidos que está obsesionada con el crimen. Me sumergí por un fin de semana en los detalles de los tiroteos, asesinatos masivos y secuestros más celebrados.

“Yo estoy, sobre todo, fascinado con la historia”, me dijo Ward. “Siento que si no miramos al pasado repetiremos los mismos errores una y otra vez… Jim Jones en los setentas, luego David Koresh en los noventas. Todo un ciclo; lecciones que pudieron haber sido aprendidas, pero no lo fueron”.

La convención fue protagonizada por célebres criminales de la cultura popular como Bonnie y Clyde, John Dillinger y Bugsy Siegel. Pero también estuvieron presentes personajes menos agradables. Jeffrey Dahmer, John Wayne Gacy y otros asesinos en serie infames llamaron la atención.

La Convención de Historia Oscura es una mirada al pasado de Estados Unidos a través de crímenes espantosos perpetrados por parias sociales. Asisten individuos que están tan obsesionados con personas normales como lo están los asistentes de la Convención de Cómics con los personajes de Marvel. En esta ocasión había veintiañeros con uniforme de nazi y chicas universitarias que recopilaban “murderabilia” de asesinos en serie.

¿Pero qué hay detrás de esta obsesión con las manchas más negras de la historia?

“Las personas siempre han estado muy interesadas en estos temas”, dice Stephen J. Giannangelo, quien enseña en la Universidad de Illinois, en Springfield, y es autor de Real-Life Monsters: A Psychological Examination of the Serial Murder (Monstruos de la vida real: un examen psicológico del asesinato en serie). “Las hazañas verdaderas de Bonnie y Clyde y John Dillinger fueron tan populares en su tiempo como el True crime lo es ahora. Películas antiguas en blanco y negro como In Cold Blood (A sangre fría) y Psycho (Psicosis) fueron muy exitosas. Se debe recordar que impresionar al espectador de hoy es más difícil. Cuando Charles Manson apareció en la portada de Rolling Stone, sus crímenes eran inimaginables. Hoy en día parecen rutina”.

Scott Bonn, autor de Why We Love Serial Killers: The Curious Appeal of the World’s Most Savage Murderers (Por qué nos encantan los asesinos en serie: la curiosa atracción hacia los asesinos más salvajes del mundo), cree que lo que nos fascina es ver ahí nuestro reflejo. Es el “torrente de adrenalina y el querer acercarse al fuego sin quemarse”, me dijo. “También es una catarsis para nuestros pensamientos y tendencias oscuras”.

Estuvimos cerca del fuego. Tal vez sólo estuvimos allá para sentirnos aliviados por no haber sido culpables o víctimas de esos crímenes.

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