¿Por qué a algunas personas no les gusta el contacto físico?

La situación: el otro día tu “amigo” te dijo que a veces no le gusta que lo toquen, pero su novia es todo lo contrario. Se siente sofocado, sin aire y un poco culpable por no querer corresponder. Entonces, ¿a qué se debe? ¿es señal de algún problema psicológico subyacente más profundo? O ¿simplemente es algo normal?

La realidad: el contacto físico es una necesidad fundamental para todos los mamíferos. El psicólogo Harry Harlow descubrió esto en sus estudios de referencia con monos. También es casi universal que el afecto físico, en grandes y pequeños, es parte de las relaciones íntimas. “El contacto piel con piel es una necesidad real”, dice David Ezell, director clínico de Darien Wellness, un grupo de consejería y bienestar mental en Darien, Connecticut. “Se tiene la expectativa de que esa necesidad física será satisfecha en una relación”. Sin embargo, la duración y la frecuencia del contacto físico deseado varía con cada persona, dice Ezell, y no existe una cantidad “normal” de afecto físico a nivel universal. Todo el mundo es diferente.

Videos by VICE

Lo peor que puede pasar: el miedo al contacto físico es común entre los sobrevivientes de abuso, dice Christene Lozano, una terapeuta de parejas y familiar licenciada en Glendora, California. “Incluso si son mayores y están con alguien que les da seguridad, es relativamente común que el contacto físico instigue recuerdos de abuso, especialmente si el tacto o el lugar son similares”.

También la aversión al tacto es una faceta del autismo, pero Ezell dice que el diagnóstico se presentaría con otros elementos, incluyendo cosas como una incapacidad para mantener el contacto visual, un sentido del humor que le parece extraño a los demás, y una incapacidad para interpretar las emociones. Por lo tanto, sí, probablemente si tu pareja fuera autista ya lo hubieras descubierto.

Tu amigo también debería checar algunos de sus privilegios masculinos, dice Ezell. “El mundo está hecho para los hombres heterosexuales. La mayoría de los hombres no sienten la necesidad de entender a las mujeres porque los hombres están al poder y deciden lo que es normal y apropiado”. Así que “tu amigo” podría estar más inclinado a pensar que su visión sobre el contacto físico es normal porque sus antiguas parejas –asumiendo que todas hayan sido mujeres– puede haber sido socializado para ver su punto de vista, pero no le enseñaron la importancia de ver la suya.


Relacionados: Por qué tenemos que desafiar a la cultura de la monogamia


Lo que probablemente pasa: asumiendo que el problema no es ni autismo ni un trauma, hay otra manera simple de diferenciar entre una aversión ordinaria y un problema que requiere atención, dice Ezell. ¿Te impide participar y disfrutar de la vida diaria? “La prevención es la principal defensa contra la ansiedad”, dice. Si tu rutina consiste en evitar cualquier tipo de contacto físico, tal vez necesites ver a un profesional.

Bruce W. Cameron, un consejero profesional con licencia en Dallas, lo resume a: “¿Necesitas ver a un terapeuta? No a menos que tengas un trauma por el contacto físico, no a menos que te enojes muchísimo cuando alguien te toca, no a menos que el contacto te cause un dolor psicógeno”. Lo más probable es que tu amigo y su novia sólo necesiten hablar y establecer una cantidad de tiempo apropiada para acurrucarse. “Creo que no hay diagnóstico”, dice Ezell. “Sólo necesitan tener una conversación sobre los límites”. Tal vez podrían acordar un momento y lugar adecuado para cucharearse. “A lo mejor cuando estén viendo una serie o una película, está bien”, dice Ezell. “Pero cuando estás viendo un partido, quieres que te dejen solo”.

Lozano también le sugiere a cada uno de los involucrados que lleguen a un acuerdo, a un punto medio. No es la parte divertida de una relación, pero “se necesita de una discusión abierta para que no haya enojos”.

Lo que deberías decirle a tu amigo: a menos que tenga otras señales de estrés post-traumático, o que evite el contacto físico de manera obsesiva, probablemente no tiene un problema psicológico. Pero a lo mejor sí tiene que tener una conversación seria con su novia para llegar a un acuerdo.


Relacionados: Los hombres que pagan para cucharear