Detenida en San Sebastián por negarse a pagar 4500 euros en un hotel diciendo que era ‘famosa’

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Todos hemos soñado alguna vez con decir eso de “tú no sabes quién es mi padre”. Yo, al menos, lo he imaginado unas cuantas veces, como cuando la de la Renfe de Atocha me dijo que no podía montarme al tren y comprar el billete dentro para ir de pie porque iba lleno, o cuando no me querían hacer un duplicado de la SIM porque la titular era mi madre y no yo. Pero claro, Marta Ortega solo hay una, y mi padre es el cartero de la sección 11 de Aranjuez, no Amancio, así que ni a la señora de Renfe ni al de Orange les importa mucho quién sea mi padre. La otra opción es el “tú no sabes quién soy yo”, el “usted no sabe con quién está tratando”. Y esta misma semana una mujer llevó a sus últimas consecuencias esta fantasía.

Ocurrió en Donostia. Concretamente, en uno de los hoteles más caros y con más solera de la ciudad. “El supuesto glamour de la señora desapareció de inmediato, en cuanto trató de cruzar el umbral de la puerta del hotel donostiarra. En apenas unas horas pasó del acomodo del alojamiento y la gente de postín al calabozo, donde despertó ayer tras pasar la noche. Un zumo de naranja, unas galletas María y un café de máquina. Es lo que O.L, de 37 años, desayunó en la comisaría de la Ertzaintza de Donostia, la misma mujer que el día anterior pretendía marcharse sin abonar la factura correspondiente del Hotel Londres, donde se ha alojado desde Nochevieja hasta el día de San Sebastián. El único inconveniente, después de 22 días a todo trapo, es que la Visa que facilitó no tenía fondos, y la cuenta ascendía a 4500 euros”, recoge la crónica de Noticias de Gipuzkoa, que añade que “la propia jueza que ayer tomó declaración a la arrestada por un presunto delito de estafa tuvo que hacer esfuerzos para disimular su sonrisa”. Con toda la razón del mundo.

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La detenida había hecho la reserva en el Hotel Londres a través de internet hace tres semanas. El martes alrededor de las 12:30 procedió a dejar su suite con una bolsa de mano y una funda con un puñado de vestidos como único equipaje. Al ver que se estaba yendo, la recepcionista procedió a pasarle la cuenta: 4500 euros. Los problemas comenzaron al descubrir que la tarjeta bancaria de la mujer no tenía fondos. Primero intentó solventarlo dando la dirección de un particular al que podían cargarle la cuenta. Después, llamando a un amigo y pidiendo usar su cuenta de PayPal. Y, al ver que la empleada de hotel rechazaba estas dos opciones, que no estaban permitidas por el alojamiento, la amenazó con echarla de su trabajo gracias a su poder.

Porque ella era, decía visiblemente molesta según testigos presenciales, una “celebridad a la que le pagaban el hotel”. Alegó ser la CEO de un “conocido buscador web”, además de cantante y que llegó a decir que era “una figura de la canción que cantaba contra el hambre en el mundo y el cambio climático”. Harta de la situación, la recepcionista procedió a llamar al 112, tras lo cual la Ertzaintza se personó en el hotel.

Informaron a la mujer de las consecuencias penales que podía tener su conducta y el no pagar el monto de las noches que había pasado en la suite y, tras un pequeño enfrentamiento —les acusó de estar torpedeando un nuevo plan de pago y se puso a hablar por teléfono— le quitaron el móvil y se la llevaron detenida, acusada de delito de estafa. Llevaba 500 euros en billetes de 50 encima y pasó la noche en el calabozo hasta ser liberada gracias a que su abogado consiguiera pactar con un tercero, cuya identidad se desconoce, el pago de la factura.

“No entiendo. Si es usted tan conocida y famosa, ¿quién le paga las estancias en los hoteles?”, le preguntó la jueza, según recogen las crónicas. La mujer no supo que contestar y su respuesta fue el silencio. Quizá todo era una estrategia para llamar la atención. Quizá solo quería hacer de su vida una película, una serie de televisión, al menos por unas semanas. O eso o que le dieran la Concha de Oro, que para algo estaba en San Sebastián.

Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.

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