Yo quiero ser un árbol de maple cuando muera

¿Qué pasará cuando te mueras?

¿Volverás al mar? tal y como lo cree la tribu africana Ga, quienes entierran a sus seres queridos en ataúdes en forma de pez, para que el difunto regrese al gran azul. O, como propone la mitología yoruba, te volverás un Orishá o un Egúngún y tus seres queridos pedirán que sanes al bebé enfermo. O, quién sabe, puede que tu familia ofrezca tu cuerpo a las aves carroñeras para restablecer el ciclo de la naturaleza, como lo hacen algunos budistas en el Tibet. También pueden inspirarse en la tribu hindú Aghori quienes comen los cuerpos de sus muertos creyendo firmemente en que su carne otorga poderes mentales y beneficios físicos. O puede, simplemente que tu cuerpo ya sin vida regrese a la tierra y se vuelva polvo, de ese mismo polvo del que según las tradición cristiana estás hecho.

Videos by VICE

Sin embargo, probablemente lo que pasará, es que tu familia y amigos llorarán tu partida y pagarán precios de infarto por un brillante ataúd de cedro en el que yacerán tus huesos y tu carne por el resto de la eternidad. O tal vez prefieran cremarte y dejarte en una urna de cristal junto a la chimenea.

Para quemar un cuerpo se necesitan entre dos y cuatro horas de temperaturas que oscilan entre los 760 y los 1150 grados celcius. Incinerar un cuerpo es comparable en términos de gasto de energía y de emisiones de gases de invernadero a la capa de ozono a conducir un carro durante 7725 kilómetros. ¿Esto qué quiere decir? Que hasta estando muertos le seguimos causando estragos a la naturaleza. Entonces, ¿qué se puede hacer para equilibrar este desastre ambiental que implica morirse?

Capsula Mundi convierte el cadáver en una semilla gigante que daría abono a un árbol.

Un opción para este problema son los Green Burials [entierros verdes] promovidos y regulados por el Green Burial Council y Natural death, en EEUU y Gran Bretaña respectivamente. Estos entierros naturales consisten en enterrar los cadáveres directamente en la tierra sin utilizar materiales contaminantes como químicos para embalsamar, ataúdes o vasijas. Aunque esta propuesta verde es cada vez más fuerte en el mundo todavía está en desarrollo y en Colombia el tema ni se asoma.

En los últimos días, el proyecto de Anna Citelli y Raoul Bretzel, Capsula Mundi, se ha viralizado en las redes gracias a su estética romántica y futurista, la cual propone unos contenedores ovoides hechos de materiales biodegradables que reemplazan los canónicos y deprimentes cajones de madera que conocemos como ataúdes, y que convierten el cadáver en una especie de semilla gigante que nutrirá la existencia de un árbol. Así, en vez de estar muerto, el cuerpo dentro de la Capsula Mundi parece estar vivo como una crisálida en transformación.

Pero tranquilos, calma. Por más bello que suene igual estarán muertos, un poco menos, pero al final muertos. Además, sentimos contarles que la Capsula Mundi no existe, al menos no todavía. El proyecto, desarrollado por esta pareja de milaneses es aún un prototipo y pasarán años antes de que se vuelva una realidad.

Mientras que los de Capsula Mundi nos contestan el teléfono, escuchan o leen los 3290 mensajes que le hemos dejado para entrevistarlos, les presentamos un producto que ya existe, que es eficaz, innovador y que honra el oficio del diseño, ya no solo como herramienta que soluciona un problema, sino como representación de un futuro posible.

BIOS es una manera inteligente, sostenible y ecológica de aproximarse al momento más importante del ciclo humano.

BIOS es una urna-semillero que nace como alternativa práctica y sencilla para este tema engorroso de saber en qué nos meten cuando nos morimos. Una alternativa que podría satisfacer los deseos de todos aquellos que aman la tierra, de cuanto hippie con ganas de reconciliarse con la madre Gaia haya por ahí en Coachella o Chapinero e incluso los de un simple mortal, como yo, que no quiere terminar en un cementerio siendo un nombre empotrado en el pasto o, peor aún, una cantidad de polvo guardadita junto a las porcelanas en algún bifé de la casa.

BIOS fue desarrollado por los diseñadores españoles Roger y Gerard Moliné quienes fundaron su estudio de ecodiseño Estudiomoline bajo la creencia de que: “El diseño y la naturaleza pueden cambiar la forma en que percibimos la vida y la muerte”.

VICE: Roger, yo quiero ser un maple cuando sea grande.

Roger: Bueno, puedo ofrecerte que lo seas cuando mueras.

¿Cómo?

Es fascinante, ¿cierto?
Entras a la página de Internet, escoges ser el árbol que tú quieras y nosotros te enviamos a tu casa la urna en la que descansarán tus cenizas algún día. Por supuesto, también puedes destinarla a algún ser querido, sea persona o animal.

Espera un segundo. Ustedes siguen toda esta tendencia del entierro verde, pero parten de la cremación y de las cenizas, que implican un gasto ambiental altísimo. ¿Cómo es esto?

Sí, la cremación es un problema, pero lo que proponemos con la urna es compensar estos efectos negativos y equilibrar las cifras: BIOS termina convirtiendo tus cenizas en el abono de un árbol y éste no sólo producirá 6 kilogramos de oxígeno al día, sino que absorberá diariamente la polución generada por cien carros.

Es una idea novedosa. Y puede que sea estrafalaria para muchos. ¿Cuál es la reacción del público o del cliente frente a este producto?

Nos sorprende la cantidad de gente que nos envía mensajes. Me hiciste acordar de un hombre que publicó en nuestro blog con tono irónico: “Si te ponen en una urna BIOS te puede pasar que un leñador te corte, que un fuego te queme o puede que algún transeúnte se mee en ti. Luego alguien le respondió:”Tienes todas la razón. Pero estos riesgos son relativos al hecho de estar vivo. Si tu prefieres estar bien muerto, pues entiérrate dentro de una aburrida caja”.

¿Ya han vendido las urnas? ¿cuántas? ¿Cuál es el árbol más popluar?

Nuestra empresa ha vendido 20.000 unidades en los últimos doce meses. La urna BIOS mas vendida es la de Maple y Pino. Aunque la Urna BIOS sin semilla es bastante popular.

¿Y qué tipo de personas compran las urnas BIO?

Es curioso, porque en un principio dirigimos nuestra estrategia de mercadeo a la gente que había perdido una persona y necesitaba un producto para solventar este problema de manera innovadora. Pero pronto nos dimos cuenta que había muchas personas (la mayoría entre 18 y 20 años) que empatizaba con el proyecto o con la idea, y que compraba la urna BIOS para usarla en futuros lejanos.

Creo que los que compran BIOS no solo quieren ser “green” o simplemente necesitan una urna. Estos jóvenes quieren hacer su statement [declaración de principios] sobre cómo quieren morir y qué piensan de todo el proceso funerario. Es una llamada reivindicativa: “Yo quiero ser un árbol”. “No quiero estar en un cementerio”.

Quizá vamos un poco a la inversa del discurso tradicional de creación de un producto. La idea que tenemos es generar, más que un objeto, un ritual o una experiencia. No nos gusta la idea de la muerte como un ‘punto final” y más bien queremos explicar este paso como un proceso de transformación y regeneración. Lo hacemos a través de un producto práctico y eficaz, que es BIOS.

Es un producto exitoso y su appeal se debe a su diseño

Sí, el diseño no puede significar hacer productos que respondan al tecnisismo y al simple hecho de “ser bello”. El diseño es el proceso que permite construir un producto que transmite un discurso y una historia a través de los mejores canales de comunicación. Si logras esto es muy posible que las personas lo utilicen no solo porque es funcional, sino porque representa toda una manera de pensar y ser en el mundo.

Además, como diseñadores pretendemos tener un ojo o un pie siempre en el entorno natural. Es decir, en un contexto donde la mente o la mano humana no interfieren con lo que pasa. BIOS es claramente esto: reproduce el proceso de transformación de la naturaleza, que convierte la muerte en un ítem necesario para el resto de las formas vivientes.

Hablemos entonces de la historia detrás de BIOS?

Bueno, BIOS es una idea que desarrollamos hace varios años con Gerard, mi hermano, que también es el diseñador del producto.

La historia detrás del objeto es quizás lo más interesante, porque cuando Gerard era pequeño estaba con mi abuela plantando vegetales en el huerto y encontraron un pájaro muerto. Casi sin pensarlo, instintivamente, mi abuela lo agarró, lo puso en un hueco en el suelo y le tiró algunas semillas que tenía en su mano. Es curioso, porque un citadino jamás hubiera hecho lo que hizo mi abuela. Pero ella es una granjera y por lo tanto todo el contexto en el que se encontraba la hizo reaccionar para convertir al pájaro muerto en una futura planta.

Y entonces unos años más tarde Gerard convirtió esta escena en un proyecto de diseño. Necesitábamos un objeto que recreara la acción de nuestra abuela: que de algún modo las cenizas o los restos de una persona se convirtieran en un ser viviente. Luego, en abril de 2013, decidimos patentar este producto como BIOS porque representaba nuestra filosofía de Estudiomoline, nuestro estudio de diseño con sede en Barcelona.

¿Qué es y cómo funciona la urna?

BIOS es un recipiente que tiene dos partes. Primero, un cono inferior donde se ponen las cenizas y después una cápsula que es el medio de crecimiento de la semilla.

El diseño está pensado para cubrir un proceso imprescindible: que la germinación se produzca aislada de las cenizas. Mantenemos la semilla aislada hasta el momento en que las raíces de la planta ya están suficientemente fuertes y grandes. En este punto las cenizas actúan como medio para que el agua y los minerales puedan alimentar a la planta, o al árbol. Entre 8 y 10 semanas la urna se descompone y se mezcla la cápsula superior con la tierra. Por lo tanto todo termina siendo parte del crecimiento de la planta.

Mucha tecnología para una urna…

Exacto. Hay gente que cree que hacerlas es fácil, pero en realidad es bastante complejo. De hecho la inversión más grande de nuestra empresa, en un inicio, fue el sistema de moldeo de esta urna. Tenemos una línea propia de producción y no contiene ningún tipo de pegante o aditivo y solo utilizamos materiales cien por ciento biodegradables como papel cartón y celulosa. A pesar de la complejidad, estamos orgullosos de ofrecer la urna por 145 dólares o 103 euros, cuando una urna tradicional no baja de los 500 dólares.

Bueno, ¿cuándo me mandas la mía?

Tenemos que ver si el Maple se da en Colombia. Escríbeme luego y miramos. Igual, te aconsejo comprar la urna sin semilla… Porque como no tendrás que usarla en mucho tiempo, no queremos que la semilla se dañe.

Amén, Roger.