Familias, militares y la cabra de la legión: así fue el desfile del día de la Hispanidad

Ayer había dos ‘madriles’. Como se decía antes que había dos Españas (ahora hay muchas). Por un lado estaban los haters del desfile militar. Nos lo dijo un señor mayor el día antes en una parada del autobús: “Mejor sería que se gastaran todo ese dinero en algo bueno, en ayudar a la gente, yo qué sé, en acabar con el hambre del mundo”. Suena demagógico, pero este buen hombre tenía toda la razón. Igual que los que afirman (ayer sobre todo por redes sociales) que lo que se festeja el llamado Día de la Hispanidad no deja de ser el comienzo de un gran genocidio. Pues también.

Por otro lado nos encontramos con los fans. Las familias muy españolas, y muy de los barrios bien, que se lanzaron a las calles ayer, vestidas de domingo, aunque fuera lunes, para celebrar el 12 de octubre. Recién salidos de misa, con una amplia sonrisa, y llevando con mucho orgullo la banderita de España de la mano se lanzaron al paseo de la Castellana para ver el gran espectáculo de 800.000 euros, que es lo que ha costado (se ha derrochado) este año, montar la gran fiesta de las Fuerzas Armadas. Con sus pasadas de aviones sobre nuestras cabezas, al más puro estilo Top Gun, los tanques, la tribuna con el Rey, Letizia y las niñas y la cabra de la Legión, que no se pierde ni uno de estos saraos. Solo faltaron los presidentes autonómicos más díscolos.

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En total, un desfile de casi 5.000 señores con los uniformes de gala. Exactamente igual que los espectadores. De gala. Un derroche de pasta que sirve para que las calles se llenen de banderitas españolas, los periódicos fachas cambien los colores de sus portadas y para los que se sienten muy de aquí salgan a la calle a celebrarlo. Pues eso.