Marta (38 años) lleva más de una década involucrada profesionalmente en el mundo de la sexualidad. Periodista de profesión, trabajó en varios programas de divulgación sexual en tele y radio hasta hacerse con los mandos de la comunicación digital de los sexshop Amantis de Madrid. Tiempo después, en una reunión con amigos, germinó la idea de Amantis Barcelona que terminó haciéndose realidad tras hablar con los fundadores.
He quedado con ella en el local situado en el barrio de Gràcia para que me cuente todas las vicisitudes que conlleva estar detrás del mostrador de una tienda de juguetes eróticos.
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VICE: Hola, Marta. En general, ¿los españoles innovamos mucho en el sexo o somos paradetes?
Marta: Me imagino que los españoles en general son muy básicos. Están en el “sábado, sabadete” y no se acercan aquí. Pero la gente que nos viene a visitar diría que hay de todo: desde los de “sábado, sabadete”, hasta la señora que hace 10 años que no tiene una relación sexual y, de repente, viene a por un vibrador porque se le ocurre que puede mejorar su vida personal y, de paso, sus músculos vaginales.
“Ellas están copando el mercado. El mundo del placer sexual empieza a ser femenino”
¿A qué tópicos y preguntas incómodas tienes que enfrentarte por currar en un sex shop?
Estoy hasta el gorro de los que vienen buscando un consolador. El consolador no se usa ni consuela a nadie. En fin. Aquí nos gusta mucho desmontar los tópicos. Por ejemplo, viene una pareja (heterosexual) que pide un arnés para sexo anal. Les pregunto: “Para él o para ella”. La chica se ríe en plan “te han pillado” y él baja la cabeza. Quien viene con esa pregunta piensa que el sexo anal es solo para la chica. Vamos con cuidado, pero solemos romper esos tópicos a la inversa.
También la pregunta de: “Vengo a buscar algo para mi pareja”. Cuando les contesto que si es un chico o chica, a los heteros les chirría.
¿Pruebas todos los juguetes u objetos que vendéis?
Cada semana vienen unos 5 nuevos y suelo probar bastantes. Cuando probamos el juguete u otro objeto nos sale gratis y todos los dependientes lo comentamos en una ficha de producto. Podemos probarlo en la intimidad o simplemente lo examinamos.
También tenemos un foro interno de formación donde vamos comentando nuestras experiencias con aquello que probamos. El otro día, por ejemplo, me llevé un lubricante que era superlíquido. Lo puse en el foro porque no lo ponía en las instrucciones y quizás a alguien le va bien.
¿Qué hay que hacer para trabajar en un sex shop?
Tener formación o experiencia en el mundo eroticofestivo. Hay desde gente muy pro con masters y posgrados en sexología, a personas que no somos tanto, como yo, que tengo experiencia en divulgación periodística.
Un chico que trabaja ahora aquí no tenía formación, pero explicó todo el interés que tenía, lo que había leído y las charlas a las que había asistido, y aquí está. No pedimos nada concreto, pero sí que nos expliquen por qué les interesa el puesto. Tienes que saber mucho del tema, además de contar con habilidades para explicarlo con una atención personalizada. Esto no es el supermercado.
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Los jóvenes alardeamos de mente abierta. ¿Compramos más que la gente más adulta y nos llevamos productos más osados?
Sí, pero no en una proporción muy descabellada. Por otra parte, yo diría ellas. Ellas están copando el mercado. Nosotros somos una tienda eminentemente femenina. Tenemos una “tarjeta cliente” y se puede ver que hay más chicas, igual que en las redes sociales. Es una tendencia que está cambiando. El mundo del placer sexual empieza a ser femenino.
Asimismo, siempre que viene una pareja que busca algo para jugar, tenemos 3 o 4 objetos estrella, como podría ser una bala vibradora con mando a distancia para que ella se lo ponga en la braguita o la vagina y él le dé al mando, las velas que se convierten en aceite de masaje y tienen efecto sorpresa, o los vibradores para pareja, que se pueden utilizar con penetración. También va en función de tu orientación o identidad sexual.
¿Qué es lo más raro que te han pedido en el sex shop?
Te diría que los franceses nos vienen siempre preguntando por popper porque se ve que en Francia es legal que lo vendan en sex shops. Les avisamos que como la poli les pille preguntando se van a meter en problemas. También, durante muchos meses, venía gente a pedir unas bolas chinas de minerales, como de cuarzo. Al parecer están dentro de una práctica o taller místico-espiritual. Miramos de comprarlas, pero no vimos que se fueran a vender con facilidad.
“Podemos facturar de 30.000 a 55.000 € al mes por tienda”
Ahora entre los jóvenes más alternativos hay un boom con el tema poliamor. Cualquier libro o cómic es muy vendible. Además, muchos jóvenes compran complementos y lencería sexual que pasa de ser íntimo al día a día, como pueden ser arneses que solían llevarse al estar desnudo y ahora se van viendo encima de camisetas por la calle. También las joyas anales, que va con un plug anal con una piedra incrustada que queda en el exterior del pompis. Evidentemente no vas por la calle enseñando el culo, pero sí que se llevan para que cuando haya el momento de desvestirse, se vean. Es uno de los looks swingers.
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Hoy he descubierto el huevo masturbador. ¿Qué objeto compran más los tíos para masturbarse?
El huevo no lo suelen comprar los chicos, sino amigos para regalar a alguien. Si realmente te quieres masturbar, compras utensilios que son como el huevo, pero con forma alargada y con más materia, como en forma de vagina, boca o, simplemente, un cilindro de silicona donde pones el lubricante dentro y te masturbas.
En mujeres lo más vendido es un vibrador vaginal. Luego ya pueden tener succionador de clítoris u otros complementos o características.
Llevas muchos años en el mundo del sexo, ya sea como periodista o en el sex shop. ¿Siempre has dicho que trabajas de ello o te has retraído en según qué ambientes?
No ha habido mucho tabú, pero sí que recuerdo que hice periodismo de corazón y no lo decía en las cenas familiares. Me callaba que perseguía a Belén Esteban o hacía guardia en la Casa Real. En eso sí, pero del sexo no.
Los productos que vendéis no son baratos. ¿Cuánto puede facturar un sex shop en un mes?
Da dinero. Podemos facturar de 30.000 a 55.000 € al mes por tienda. Entre los 5 locales de la marca, atendemos unos 5.000 clientes al mes y en internet gestionamos 3.500 operaciones mensuales. El margen de beneficio por producto depende de la marca. En la nuestra propia el margen es muy alto, en otras no tanto porque viene el margen cerrado.
¿La gente os cuenta sus fantasías sexuales?
Más que fantasías, la problemática. Que si tengo la vagina muy no sé qué, que si cuando tenemos relaciones no me gusta suficiente… No pasa nada que vayan soltando, pero a veces me genera inquietud cuando ves que el problema no es físico, sino mental. Tienes que saber decirles que con un juguete no van a solucionarlo y pasarles una tarjeta de un psicólogo o sexólogo.
Muchas gracias, Marta.
A ti.