Preguntamos a un psicólogo por qué C. Tangana está triste

Desde que lo flipaba con el Kind Of Red, hace ya siete años, hasta que ayer publicó Spanish Jigga Freestyle, C. Tangana me ha hecho pasar por todo el Pantone de las emociones. Y no me refiero a las canciones de C. Tangana, que también: me refiero a C. Tangana. A su persona, a Antón Álvarez.

Seguramente no sea la única a la que le ha ocurrido esto y seguramente sea o bien algo que él mismo ha buscado o bien un daño colateral de lo que ha pretendido de un tiempo a esta parte: trascender a sus canciones. Generar amor y odio también fuera de ellas, unas cuantas verdades y muchas leyendas. Hacer que conjeturemos sobre si es aceleracionista o no, sobre si reproduce sin más los arquetipos del macho mesetario español o echa mano de ellos de manera irónica, sobre si fue al CEU o a la Complutense o sobre si en realidad le gusta lo que hace o preferiría seguir siendo Crema. Y mientras tanto intentar, al menos intentar, hacernos pensar sobre lo que nos rodea. Aunque no sea de manera explícita, y quizá ahí resida el gran valor de C. Tangana.

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Porque compararse con Inditex y hablar de la acción directa y del valor del consumo en la descripción de Youtube o provocar a a los que, como yo, nos echamos las manos a la cabeza cuando anunció que su mixtape se llamaría Avida Dollars (“¿quién coño se cree que es pa compararse con Dalí aunque sea por el hateo?” fue lo primero que pensé, incauta) no es ni de lejos casual. Pero esa es otra historia.

El caso es que ayer, cuando VEVO publicó Spanish Jigga Freestyle, escalé hasta el último peldaño de la pirámide de sentimientos que me genera Tangana: la compasión. Porque Ídolo ya nos enseñaba la cara B del éxito, lo que no vemos en todo ese proceso en el que Antón lleva metido unos años, la construcción del personaje público, del referente, del polemista, pero en Avida Dollars nos informó de que le cogió la depresión en un Ferrari. Y en este último tema, grabado en Nueva York, dice que se siente más solo cuanto más libre (¿no era C. Tangana un liberal, se preguntarán los malpensados?) o que “quieren su cadáver pero el muerto está ahí”.

Realidad o ficción, qué más da, el caso es que C. Tangana no para de hablar del conflicto interior que le genera a el éxito, como ya hicieran tantos y como tantos harán después. Nunca hay nada nuevo bajo el Sol. Pero, para quedarme tranquila, tuve que contactar con el psicólogo Alejandro Villena, que además es músico, para preguntarle qué coño le pasa a C. Tangana. Por qué está tan triste.

“El tópico de si el dinero da la felicidad o no es algo sobre lo que se ha teorizado siempre, y creo que C. Tangana juega mucho con eso. La industria del trap en general habla bastante del dinero, hay una obsesión él y predomina un poco la idea de enfocarlo a la calle, a todo lo que uno ha sufrido y a cómo prosperar en la vida mediante la mejora económica. C. Tangana, sin embargo, es un tío que ha estudiado en un colegio privado y al que probablemente no le haya faltado nada material en la vida, así que se sale un poco de ese discurso. Pero sí que parece tener una obsesión muy fuerte por el dinero, lo cual puede reflejar una ambición o una carencia en la autoestima”, me explica Alejandro.

“Con letras como ‘nunca lo hago bien con los demás, escapo p’alante y le meto gas’, de la canción que sacó ayer, al final está expresando que no consigue conectar con el resto, una de las necesidades básicas de los humanos como seres sociales, y que tiende a evitar el conflicto, a no afrontarlo y a vaciar ese sentimiento a través de las drogas, del éxito, de conseguir mejores temas o de parecer más rico. Y al final eso sigue sin llenarle a ese Caballo ganador de Ídolo, que es el primero en llegar pero que cuando muerde el oro se siente solo. Puede ganar muchas cosas, pero, ¿de qué sirve si no las comparte, si ‘nunca lo hace bien con los demás’? Al final, C. Tangana nos está mandando un poco el mensaje de ‘Hacia rutas salvajes’: ¿de qué sirve la felicidad si no la compartes?”, continúa el psicólogo.

“Aun así, creo que lo utiliza básicamente como herramienta de marketing porque su cara triste vende mucho, su cara enfadada vende mucho y sus letras reflejando a la vez esa tristeza y esa sensibilidad, tirando a la distimia, a la apatía, consiguen crear un personaje que conecta mucho con mucha gente”, afirma Alejandro, que antes de despedirse duda. “Aunque, ¿viste la entrevista con Broncano en La Resistencia? Cuando Broncano le dice que si le quiere preguntar algo, Tangana le pregunta algo así como que cómo hace para estar siempre contento, siempre gracioso, porque su profesión se basa en eso. Lo que pregunta una persona dice mucho de las preocupaciones que lleva dentro, así que quizá es el reflejo, como sus letras, de la importancia que le da él a la felicidad, y la posible preocupación que tiene por los estados de ánimo depresivos”.

Estrategia de marketing o no, real o ficción, lo cierto es que la tristeza de C. Tangana en sus letras nos lleva a pensar sobre el sentido del éxito tal como lo solemos entender, ligado de manera inseparable a “las putas y los Lambos” que diría Keo. Y ahí, en el hacernos pensar sin que resulte evidente, hablando de lo triste que está o comparándose a sí mismo con Inditex, en su capacidad de hacer que nos planteemos la realidad más allá de su personaje pero gracias a él reside, seguramente, el valor de C. Tangana.