Twitter siempre ha sido una cosa detestable, como las cagadas mañaneras después de pasarse la noche bebiendo Guiness o las personas que miran vídeos en el móvil sin auriculares. Hubo un tiempo en el que la limitación de caracteres y la fuerza del retuit hacían esta red social un entorno inofensivo e incluso un poco soportable. Ahora, con la posibilidad de poder publicar bloques de texto más tochos y de poder preparar hilos y dispararlos a la vez, Twitter se ha convertido en todo lo que no era. Del debate a la clase magistral, de la conversación a la lección, de leer a escribir.
Pocas cosas me hacen tener más ganas de meter mi cabeza en las vías del tren que escuchar a un cretino de Twitter diciendo eso de “Abro hilo 👇”. Este “Abrir hilo 👇” supone uno de los peores espectáculos que internet es capaz de producir, la anulación máxima del debate mediante la supresión de los comentarios intercalados que, evidentemente, pueden modificar los cauces del debate y afectar en la tesis de todos los interlocutores.
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Pesados que se consideran expertos en un tema y que apoyan todo su discurso en, precisamente, su supuesta competencia en el campo, apoyada, únicamente, por estudios, másteres y esa perilla de fan de Dream Theater que lleva desde los 17 años; esa gente que todo en su vida gira alrededor de la practicidad —tienen un Excel en el que ya han calculado la cantidad de dinero que tendrán en la cuenta en el momento de su propia muerte—. En fin, la verdad del diploma. Expertos cuya opinión es tan certera que no existe la posibilidad de rectificar, porque esta (el hilo) es una conversación unidireccional. “Abrir hilo 👇” supone cerrar las intervenciones ajenas, es escudarse dentro de una burbuja cómoda y segura, en el propio cerebro y en la propia concepción del mundo. “Dejad sitio, que viene el experto”. Ok, colega, que se pare el mundo, que todos te escuchamos.
Miles de usuarios diciendo todo el rato lo mismo sobre un tema, ya sea la opción A o la opción B (o incluso la C, pero no mucho más). Relatos que buscan el cierre del debate pese a ser solamente unos cuantos gramos más de la misma mierda que lleva vertiéndose en Twitter desde que empezó la polémica. Que si este será el hilo definitivo que nos va a iluminar sobre el debate de la diversidad en la izquierda española; o sobre apropiación cultural; o sobre feminismos; o sobre “lo de Catalunya”. Enormes vómitos que nos llevan desde el bar hasta la habitación del tuitero, donde, al final del reguero, yace tumbado sobre sus propias heces. Miles de personas comentando lo suyo sin escucharse ni sin la predisposición a atender otros puntos de vista.
La propia estética del hilo es amenazadora, creando un pergamino descendiente repleto de axiomas que discriminan las voces que deciden intervenir. Su mierda es tan interesante y necesaria que no puede ser, bajo ningún concepto, interrumpida. La búsqueda del éxito retórico, la fama de internet rápida y caduca a base de likes y retuits. Los números de la autoestima y de la verdad, la política populista más rastrera del Congreso de los Diputados vertida sobre ese campo fértil y libre que llamamos internet. Gente retuiteando estos hilos como “ahora sí que sí que esto es el final del debate”. Y luego sale otro hilo, igual. Miles de hilos debatiendo sobre los cuatro temas de la semana, esos afluentes que llamamos trending topics o lo que sean. Porque lo que nos hace débiles no es perder la posibilidad de opinar sino perder la posibilidad de decidir sobre qué estamos opinando.
Que, digo yo, si lo que quiere esta peña es largar un discurso todo seguido, quizás se han equivocado de red social. Quizás, de hecho, se han equivocado de formato. Quizás tendrían que buscarse un sitio en un medio digital e impreso y desde allí opinar tranquilamente en la soledad de los columnistas. Si tienen que conformarse en poner su opinión de mierda en Twitter es porque nadie ha considerado que valga la pena plasmarla en un medio mínimamente decente.
Si Twitter ya me tenía hasta el glande por lo cansino de sus píldoras puntuales de opinión sobre la actualidad y por sus tuits de rebeldía inofensiva, estos putos hilos infernales lo han terminado de aniquilar. Cada vez que veo un “Abro hilo 👇” cambio de pestaña y me pongo a Jonathan Richman en YouTube y me relajo y me digo que en este mundo, a pesar de todo, hay gente maravillosa. Gente maravillosa que, por supuesto, no está “abriendo hilos 👇” en Twitter.
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