Es la noche del 18 de febrero de 1994 en Naucalpan, Estado de México. El episodio se desarrolla en el patio de una casa, atestado por más de 100 jóvenes provenientes en su mayoría de la zona de Satélite y sus alrededores, convocados por el debut de la que pareciera ser una banda más. Inicia el concierto, detrás del sintetizador se encuentra Oscar Mayorga y en la voz Erik García, quien, paralizado por los nervios, no abre los ojos ni se mueve un milímetro durante toda la presentación.
Avanzamos unos años en el tiempo y llegamos al 13 de agosto de 2016 al legendario festival alemán M’era Luna. Son pasadas las 10 de la noche y más de 5000 mil jóvenes abarrotan un antiguo hangar de la fuerza área británica. En el escenario esta Erk Aicrag, dueño del momento, seguro de sí, corriendo de un extremo a otro, al tiempo que canta, baila y alienta a la multitud eufórica. Detrás de él se encuentra Racso Agroyam, ejecutando con maestría las maquinas que escupen los taladrantes y poderosos beats del aggrotech, ya tan característico del grupo.
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En medio de estos dos episodios tan disímbolos hay más de dos décadas de historia de una de las agrupaciones nacionales más destacadas de la música electrónica de México y el mundo: Hocico.
La dupla lo ha conseguido todo: han grabado más de 20 discos entre EPs y LPs, varios de sus tracks han sido incluidos en prestigiosas compilaciones como la Black Bible. Su música los ha llevado a girar por todo el globo terráqueo, pero, sobre todo, la banda ha logrado hacerse de un sonido tan único, que los distingue de la mayoría de actos en vivo de la escena electrónica alternativa, al grado de ser considerados referencia e iconos del aggrotech a nivel internacional.
Este 2017 se cumplieron 20 años de la publicación de su primer disco: Odio Bajo El Alma, considerado por la prensa especializada como un parteaguas en la electrónica y del rock en México, por lo novedoso y original de su propuesta sonora y lírica.
Platicamos en exclusiva con Racso Agroyam, integrante de Hocico sobre el proceso de producción de Odio Bajo El Alma, la experiencia de entrar por primera vez a un estudio de grabación y del impacto que provocó la publicación del álbum a nivel nacional e internacional, entre otros temas.
Thump: Opción Sónica editó en 1997 el disco Odio Bajo El Alma ¿cómo se da el contacto con la disquera?
Racso: Hicimos un circuito electrónico en un lugar pequeñito llamado el Cactus con otras bandas del DF. Se supone que Opción Sónica sacaba recopilaciones de música electrónica como el From Trance To Cyber, Hocico no pudo entrar porque no nos pudieron contactar. Ellos dicen que se tardaron seis meses en encontrarnos. Joseph Muñiz de Opción Sónica fue al toquin y habló con nosotros: “Edmundo los quiere contactar, quiere una cita”. Nos pusimos en contacto por teléfono y le caímos. A Triste Desprecio le echamos un poco más de producción, se incluían las letras, ya venía un poco más sofisticado para haberlo hecho en cassette, ahora sí que fue una obra de arte. A partir de que lo presentamos en el Chopo, lo empezamos a distribuir y le llegó a Opción Sónica ese demo y hasta que nos agarraron en ese toquin y nos pudieron contactar. Edmundo ya traía la idea y nos dijo “estoy interesado, quiero grabar un disco con ustedes”, y nosotros ni nos la creíamos porque éramos unos chavitos.
Cuando apareció Odio Bajo El Alma nos comentaron “si quieren podemos juntar los demos, igual podemos hacer otras versiones”, y les dijimos “no tenemos mini disc”, los chavos de la supuesta Corporación que nos apoyaban se nos pusieron en contra al momento que se enteraron de que Hocico iba a sacar un disco, no nos quisieron prestar el mini disc y yo buscándolo como loco. Le comenté a Edmundo que el mini disc no lo querían aflojar, él nos dijo “no se preocupen, yo les pago un estudio”, y nos mandó de prueba con Oscar Menzel y al final con Rogelio Gómez, quienes fallecieron hace unos años. También fuimos a un estudio a la del Valle y grabamos unos tracks que nunca salieron, creo que por ahí los tengo en DAT. No salieron porque le quitaron todos los efectos y sonaba muy extraño, con eso de que los estudios no estaban acostumbrados a que llegaran sintetizadores, nos decían “mándamelo limpio” y yo pensaba “ok, allá le van a poner efectos”, y no, sonaba todo seco, el piano sonaba a pianola, bien raro. Edmundo estaba al tanto y nos dijo “si no les parece este estudio, vemos otro, no se preocupen, hay varios estudios, ahí vemos”. Edmundo Navas le ponía mucho énfasis al audio, y sí, hasta que nos mandó con Rogelio, hasta el otro lado de la ciudad en el Ajusco, por donde está Televisión Azteca.
¿Cómo fue entrar por primera vez a un estudio y la experiencia de grabar Odio Bajo El Alma?
La verdad sí fue difícil, nadie tenía la concepción de cómo grabar sintetizadores. Rogelio Gómez tenía 100% la onda del rock, pero le gustó, y sí, pudimos hacer algo decente. Yo ya me imaginaba qué era un estudio. Yo llegué con mis tracks, se grabaron en ADATS. Los ADATS no eran tan fáciles de manejar porque de repente fallaban, decían “ahorita no jalan, hay que esperar”. Durante 15 días estuvimos yendo y regresando para grabar el disco, sí fue un poco pesado. De repente al final ya decíamos “como caigan los sonidos, ya nos sentimos muy cansados”, estábamos muy fatigados. Grabar en estudio en esos días era demasiado fatigante, de repente la voz, de repente que “este sonido se fue mal, hay que echarlo de nuevo”, y lo más grueso, cómo sincronizar todos los tracks en los ADATS, teníamos que inventar un aplauso en el micrófono para tener un clic. A final de cuentas no fue el mejor sonido, nosotros queríamos un sonido más electrónico, pero lo pudimos sacar de alguna forma con Rogelio. Agarró su esencia el Odio Bajo El Alma.
¿Qué tanto control tuvieron sobre la producción?
Era nuestra producción a final de cuentas. Hubo un pequeño detalle porque un tiempo Rogelio Gómez se quiso adjudicar toda la producción y eso no era cierto, Edmundo Navas pagó el dinero, él fue el productor ejecutivo, ahora sí que nada más Rogelio Gómez fue el ingeniero y el que mezcló. Ese fue un problema para nosotros, de repente todo mundo ya sentía que era Hocico, y nosotros luego, luego aclaramos las cosas de que Hocico sólo somos los dos, porque también tuvimos un guitarrista antes de todo esto, y el guitarrista también ya andaba volado, ya decía que él también producía a Hocico. Cuando salió el Odio Bajo El Alma le pusimos: “Hocico es Racso y Erk solamente”, siempre tratamos de poner eso. Hay gente detrás, pero las producciones son de nosotros, nunca hemos tenido un productor o alguien que nos esté diciendo cómo hacerle.
¿Qué respuesta obtuvo Odio Bajo el Alma?
Nosotros ya cargábamos varios fans con los demos y la chamba de tocar en vivo, prácticamente jalábamos 500 o 600 seguidores. El Museo del Chopo lo habíamos vuelto loco, ya no nos dejaban tocar ahí porque jalábamos un buen de banda (risas). Cuando llegó el Odio Bajo El Alma, Hocico ya estaba en un momento maduro en cuanto a la música. En ese tiempo también nos incluyeron en la Black Bible que salió en Estados Unidos, y eso creo que también lo logró Opción Sónica. De alguna forma Hocico daba destellos que ni siquiera nosotros no los esperábamos, éramos unos jovencitos, nosotros no lo veíamos de una forma seria, pero de alguna manera ya traíamos todo eso de hacer buenas producciones, porque el primer demo lo produje yo, y a pesar de que no era productor, el disco salió perfecto. De Autoagresión Persistente salió Sexo Bajo Testosterona porque valía la pena incluirla en el Odio Bajo El Alma.
Sexo Bajo Testosterona se tuvo que traducir al español, ¿no?
Sí, yo le dije a mi primo “si no la hacemos en español no nos van a entender, vamos a estar hablando como locos y no van a entender de lo que trata”, que es de una violación. Es una de las canciones que, si no la tocamos en México, yo creo que nos linchan. La gente ama esa canción, es como un tipo de himno. Llegaron a salir notas en el periódico de que Hocico ofendíamos a la mujer, pero hasta la fecha Hocico siempre se pone del lado del agresor.
¿Cómo fue que Odio Bajo el Alma llegó a colarse al top 10 de las listas europeas?
Opción Sónica tenía muy buena distribución en Europa. Ya de alguna forma existía Front 242, Nitzer Ebb, ya estaba Ministry. Nosotros llegamos con un estilo que no era 100% industrial, no era que trajéramos la onda del maso. La onda venía media europea y oscura, ya había unas bandas parecidas a Hocico. En ese tiempo la gente estaba necesitada de música y cuando Opción Sónica comenzó a distribuir el material, ellos lo mandaron a Europa para reseñarlo en revistas. Los dos primeros demos también llegaron a Europa.
El Odio Bajo El Alma llegó luego, luego y les encantó porque Hocico sonaba diferente, no era la típica banda europea. Nadie sabía quién era Hocico, unos pensaban que era una banda de cinco, muchos pensaron que era una banda europea o que éramos una banda americana y cuando descubrieron que era de México, más se impactaron. Hocico llegó con un nuevo estilo, ya era la salida del industrial y la llegada del electro, Hocico ya venía en otro carril. Un día de pura casualidad llegó al Tianguis del Chopo un amigo de los de Skinny Puppy y les mandamos con él un demo, resulta que nos enviaron una carta preguntando qué sintetizador estábamos utilizando para la música orquestal, fue algo chistoso porque no tuvo nada que ver con compañías ni con nada.
¿La salida al mercado del disco Odio Bajo El Alma tuvo algo que ver con que ustedes abrieran el concierto de Marilyn Manson en el Palacio de los Deportes en 1997?
Cuando aparece el Odio Bajo el Alma a los pocos meses sale la propuesta de abrirle a Marilyn Manson, ese disco nos abrió bastantes puertas. Si no hubiéramos tenido compañía la gente hubiera dicho “está muy padre y todo”, pero no nos hubieran tomado en serio. Ellos fueron responsables de alguna forma de que le abriéramos a Marilyn Manson, no directamente, porque supuestamente Marilyn Manson fue el que decidió que Hocico le abriera en México y nosotros ni nos la creíamos.
Edmundo Navas nos comentó “tienen que tomarlo, esto ya no es de que si o que no, tienen que tocar” y nosotros decíamos “no estamos preparados para tocar en un show para 20 000 personas“, y dijo “no los van a matar, se siente cañón pero se tienen que aventar”, así como de aviéntense al mar y sobrevivan, y fue así, porque sentíamos como una ola que nos iba a aplastar, que se quedó parada y nos iba a aplastar, y así fue durante 30 minutos.
Estábamos súper nerviosos, fue una gran experiencia, nunca se ha repetido con tanta gente, el Palacio de los Deportes era como la Cúpula del Trueno de Mad Max, todos estaban prendidos, calientes, encendidos, aventaban palomas, ¡era la pura locura!. Nada más tuvimos chance de cinco canciones, no tuvimos mucha prueba de audio, nos estábamos conectando cuando ya estaba la gente entrando.
Como es un circulo gigante, está la gente por todos lados, 360 grados de gente, y cuando apagan las luces el stage manager sale y dice “¡qué tal! ¿cómo se la están pasando?, ¡la primera banda que va a abrir es Hocico!”, hablando como si ya todo mundo conociera a Hocico. La gente pensaba que ya era Marilyn Manson, y de repente cuando nos ven dicen “¿qué es esto?, ¿dónde está Manson?”. ¡Estaba desatado el infierno!, todos gritando como locos (risas).
Al presentarnos se hizo como un minuto de silencio. Yo veía la cara de todos, así como de “¡ya bájate!”, y pensé “yo no me voy a bajar, si me dan un zapatazo o algo pus ya que”. Había fans de Hocico, pero como que no se animaron a gritar, les dio miedo, imagínate, entre tanta gente, nosotros teníamos entre 300 y 500 fans regados, ni levantaron la mano, yo creo dijeron “aquí yo no digo que soy fan porque me van a linchar” (risas). Esa tocada nos marcó, fue un parteaguas porque ninguna banda mexicana de música electrónica le había abierto a un grupo tan grande.
En el disco Ofensor la temática de las canciones gira alrededor del victimario, en Odio Bajo El Alma ¿cuál fue el tema central?
Ahí era también el “yo” interno, Odio Bajo El Alma es ser rebelde pero más sofisticado, puedes decir “yo soy rebelde, soy punk”, y no, esto es desde el interior, como que viene un hambre, una necesidad desde adentro, como si fuera un tipo de alíen, traes la bacteria ahí y la tienes que escupir y se dispersa y se hace un virus. Desde ese momento Hocico marcó lo que éramos, desde el nombre, el concepto, desde los temas, en ese sentido mi primo siempre se ha enfocado mucho en el “yo” interno. Muchas de las letras de Hocico son humanas, a veces sí son cosas muy fuertes y la gente no entiende a la primera, es el arte de mi primo.
Hocico se expandió, ya no era la pura adrenalina o la pura muerte, sino que se expandió. Hay una canción de la que hablamos de ángeles en Los Seres de la Redención. Hocico tenía conceptos más relax, pero poco a poco fue creciendo, la misma violencia y todo lo que íbamos viendo, hizo que Hocico se fuera haciendo más violento musicalmente y más oscuro.
¿Qué criterio utilizaron para incluir las canciones que quedaron en la versión final del disco?
Lo importante en el Odio Bajo El Alma fue que empezamos a incluir esta onda europea bailable, ya no era el Hocico de puros beats. Odio Bajo El Alma es la esencia de Hocico. El disco tiene muchas facetas como Hell On Earth que es una rola como tipo black metal, empieza como goticona y de repente termina bien loca y toda dramática. Final Resource ya es 100% onda europea. Beings Of Relief y Hell On Earth son tracks más como de mi otro proyecto Dulce Liquido. Dulce Liquido era más sofisticado para los clubs, yo dije “si no damos ese salto cuántico Hocico se va a quedar estancado en esa onda punk”. Sabía que Hocico tenía que expandirse y le empezamos a meter más melodía, más industrial, más bailable, y quedó perfecto. Estaba el track de Odio En El Alma, estaban las ondas orquestales.
Temple Of Lies es también una de las rolas súper clásicas de Hocico. Sexo Bajo Testosterona venía del primer demo y se tuvo que remezclar bien, no era la versión idéntica que venía en el demo.
¿Qué representa para Hocico Odio Bajo el Alma?
Mucho, fue nuestro salto cuántico, fue el disco que nos dio a conocer, fue nuestra carta de presentación, fue un parteaguas, ha sido muchas cosas, fue el disco que nos dio la vida en el mundo discográfico ya como nuestro primer álbum formal y es que de ahí empezó todo. Ya había un antes, Hocico ya venía haciendo sus cosas independientes, pero ese álbum fue el que le dio la vida a Hocico.
Opción Sónica fue nuestra primera compañía, nunca tuvimos problemas con ellos, se creó un poco de confusión cuando dejamos Opción Sónica, pero nunca fue mala onda, nosotros éramos inocentes, no sabíamos, ya habíamos firmado contrato con la compañía alemana ( Out Of Line), estábamos con las dos compañías y Edmundo Navas se enojó. Hace poco nos encontramos a Edmundo, tocamos en el Foro Reforma hace como dos, tres años y él andaba por ahí. Aprendimos bastante con Opción Sónica, nacimos de una compañía mexicana, muchos dicen “se van y no pelan a México”, pero no, 100% Hocico logró hacer muchos éxitos gracias a Opción Sónica y también gracias al álbum.
Para concluir ¿qué impacto consideras que tuvo Odio Bajo El Alma para la escena mexicana de la electrónica y el rock?
Yo creo que nosotros andábamos en nuestro mundo y de repente no nos dábamos cuenta de que unos chavos, así, jovenzuelos, empezaron a generar algo bien producido, bien hecho. Estuvimos por ahí en la entrega de premios Nuestro Rock, no me acuerdo del nombre de la persona que manejaba esos premios, y resulta que ganó Hocico el premio como “la mejor banda de música electrónica”. Estaban compitiendo LLT y Hocico.
El Odio Bajo El Alma rompió, logró y marcó toda nuestra carrera. Aparte los tracks que venían, son como un disco master, una obra maestra, todos los tracks pegaron. La canción de Odio En El Alma la seguimos tocando y Sexo Bajo Testosterona también, tenemos 20 años tocando esas canciones porque a la gente les encantan. Si oyes Sexo Bajo Testosterona es un hit, si oyes Odio En El Alma también, lo mismo Temple Of Lies. Cuando La Maldad Despierta está en la película Perfume de Violetas. Al disco le sacaron jugo hasta donde pudieron, pero fueron casualidades, no fue algo que nosotros buscáramos.
Cuando las bandas mexicanas de música electrónica lo escucharon, los motivó, cuando estaban Deux Ex Machina, Cenobita y otras bandas que estaban en pañales. Hocico motivó a muchas bandas para poder salir adelante. No me acuerdo cuántas copias llegamos a vender del disco, pero iba subiendo y subiendo.
Alejandro Arámburo está en Twitter @AlexAramburo
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