Cuánto daño ha hecho Mickey Rourke. Y no hablo de su careto. La lió muy parda poniendo perraca a Kim Basinger en Nueve Semanas y Media a base de fresitas, cerecitas y demás polladas y aquello trajo consigo una oleada de impersonators que pensaron que una cena (presuntamente) afrodisiaca les llevaría directos a la alfombra persa junto a la chimenea retozando con una mujer hermosa. Ya, claro.Como crítico gastronómico (cocinatis.com, gastronomistas.com, Oído Cocina de Yahoo!), es mi obligación aclarar que no hay comidas afrodisiacas como tales. Lo que hay son platos o alimentos que, o bien nos excitan sensorialmente, o nos activan recuerdos cachondos en la cabecita o nos bombean sangre al estómago. Y del estómago al tesorito, solo hay un pasito. Hemos seleccionado diez manjares.
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Torta del CasarEmpezamos fuerte. Cada vez que abrimos uno de estos quesos de pasta blanda a base de leche de oveja, el mundo se divide en dos: los que ansían meter su pico de pan en él y los que salen por patas tapándose la nariz. Si quieres follarte a alguien, lleva una torta a una cena y fíjate en si se suma a la orgía del queso oloroso. Huélete los dedos después de acabar con el queso, ¿no te recuerda a cuándo probaste la puerta atrás?Coquinas y clóchinasUn amigo mío, de festival musiquero en Isla Cristina, se comió una ración con su novia de coquinas -almejas pequeñitas- y se perdieron al cabeza de cartel por estar en el hotel follando como conejos. Otro colega se papeó una de clóchinas, -mejillones valencianos, pero más cremosos-, y estuvo toda la tarde encerrado en el baño con el iPad repasando las hazañas de Sasha Grey. Historias verídicas. ¿Casualidad? No lo creo. Al fin y al cabo son moluscos guarretes. Coquinas. Clóchinas. Cochinas.El puto chocolateSe supone que hay gente a la que no le gusta el chocolate. Os diré una cosa: son ese mismo grupo de personas a las que no les interesa en absoluto el sexo. No es poca cosa, hablamos de 200 millones de personas asxuales en todo el mundo. Lo siento por ti, Nestlé, toda esa gente no tiene ningún interés en tu producto.
Cocido madrileñoOtro platazo con el que podemos acabar encamados. Los tres vuelcos de sopa, garbanzos y carne acabarán llevando toda la sangre a tu estómago. Si toma un desvío, seguramente acabará un poco más abajo. Eso sin hablar de que la panzada castiza te pide siesta. Siesta sexy, claro.
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Jamón ibéricoUna bandeja de jamón ibérico de bellota cortado a mano y una botella de vino. Si este es vuestro plan de cenita romántica, vais por el buen camino. Dejad el jamón a temperatura ambiente para que la grasa chorree y comedlo con los dedos. Y chuparos los dedos. Y luego el resto del cuerpo, que hay que decíroslo todo.CanelaVenga, vale sí, caigamos en el tópico. La canela nos pone. Es extremadamente olorosa y funciona como un estimulante natural del riego sanguíneo en el abdomen. Hay pueblos de Asturias en los que, en la noche de bodas, se obliga al novio a comer ingentes cantidades de arroz con leche con canela para que de la talla. O así era hace 50 años.
AjoCuando aún no llevaba pelucón y todavía tenía pinta de cenutrio asilvestrado, Javier Bardem molaba. O molaba más que ahora, vaya. En Jamón, jamón decía aquello de "el ajo da ganas". Joder, Javier, eres nuestro profeta. Cada vez que preparamos pollo al ajillo, tenemos que ir a desahogarnos.MielUna fantasía sexual recurrente: la de untar de miel el cuerpo de tu amante y recorrerlo con la lengua hasta que no quede ni una gota. Lo llaman hacer un Winnie the Pooh y es una puta guarrada. Por eso está en esta lista.Vino aromatizadoVale, el vino es un vasodilatador, pero vamos a ir más allá. El vino aromatizado que nos daban de pequeños para ponernos fuertes es una puta bomba de relojería. A los 16 años, un primo mío se bebió media botella y estuvo trempado toda la noche. Pensó que no se le iba a bajar nunca. Tendrían que prohibirlo, en serio. Es peligroso.
CurryLa razón por la que esa pareja de amigos tuyos han vuelto tan delgados de la India no es por la cagalera. Es porque no han parado de follar. Te metes un curry aromático y picante en Delhi a la una de la tarde con 40 grados a la sombra y luego te vas al hotel a empujar como un loco mientras el ventilador del techo te refresca el sudor de la espalda. Pero ten cuidado con las chinches.