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Dinero

Los millennials no estamos 'acabando' con la industria, solo no tenemos dinero, dice un estudio

Según la Reserva Federal, "los millennials tienen menos poder adquisitivo que los miembros de las generaciones anteriores cuando eran jóvenes".
LC
traducido por Laura Castro
Una pareja millennial con una tarjeta de crédito y una laptop.
Imagen de stock de unos millennials tratando de llegar a fin de mes. Foto vía Getty.

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Durante años, los hábitos personales de los millennials han sido estudiados como si la generación que ahora tiene entre 21 y 35 años hubiera descendido del espacio exterior. Los Millennials han sido acusados de "acabar" con todo, desde los centros comerciales hasta los tríos, el golf y el ser propietarios de una casa. A lo largo del camino, varias teorías sobre estos adultos jóvenes han surgido: tal vez gastan demasiado en pan tostado con aguacate como para comprar una casa, tal vez no frecuentan los casinos porque pueden jugar en sus teléfonos. Pero un nuevo estudio de la Reserva Federal sugiere una razón simple detrás de una gran cantidad de hábitos de consumo de los millennials: no tenemos tanto dinero como las generaciones anteriores.

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El estudio de noviembre, que fue cubierto por NPR, entre otras cosas señala que el "bienestar económico de la generación millennial, que entró en edad laboral en el momento de la recesión de 2007-2009, ha recibido considerable atención por parte de los economistas y la prensa popular", y que "los millennials no parecen tener preferencias de consumo que difieran significativamente de las de generaciones anteriores". También descubrieron que "los Millennials tienen menos recursos económicos que los miembros de generaciones anteriores cuando eran jóvenes, con menores ingresos, menos activos y menos riqueza". Agrega NPR, al resumir el trabajo de la Fed:

El estudio también observó que existen nuevos obstáculos financieros para los millennials. Las tendencias económicas generales muestran un aumento en los gastos de servicios médicos, así como también en el costo de la educación. Lo cual ha dado como resultado una inflación general que las generaciones anteriores no tuvieron que enfrentar en su juventud.

Estas no son noticias nuevas para los millennials. Como Michael Hobbes informó en su artículo sobre los millennials para el HuffPost a principios de este año, el mundo que nuestra generación heredó tiene más riesgos y menos beneficios que el mundo en el que vivían nuestros padres. "Los salarios se estancaron y sectores enteros se derrumbaron. Al mismo tiempo, el costo de cada requisito previo para una existencia segura —educación, vivienda y atención médica— se ha inflado estratosféricamente", escribió Hobbes. "Y las oportunidades que llevan a una vida de clase media, que los boomers tuvieron la suerte de vivir, están quedando fuera de nuestro alcance".

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El estudio de la Reserva Federal no se ocupa de las causas de esta desigualdad generacional, pero otras fuentes ya han identificado las razones de la relativa pobreza de los millennials, incluida una desaparición generalizada de los sindicatos y un aumento en las políticas favorables para los ricos. Además, muchos millennials se graduaron de la universidad durante la Gran Recesión, cuando las oportunidades de empleo eran escasas y el mercado laboral estaba inundado de trabajadores que habían sido despedidos y tenían más experiencia, un entorno que probablemente contribuyó al surgimiento de una terrible brecha generacional: en 2017, se descubrió que los millennials ganaban 20 por ciento menos que los boomers a la misma edad.

"Queda por verse si el hecho de haber alcanzado la edad adulta durante esos años desfavorables tendrá efectos permanentes en sus gustos y preferencias", escriben los autores del estudio de la Reserva Federal. Pero parece evidente que no tener suficiente dinero, preocuparse por no tener suficiente dinero y comparar sus vidas con las de sus padres ha impactado seriamente a los millennials. Las preocupaciones por la inestabilidad financiera pueden estar contribuyendo a que los jóvenes decidan no casarse o tener hijos. En cuanto a la propiedad de una vivienda, las explicaciones del pan tostado con aguacate evidentemente son ridículas: parece que factores como préstamos estudiantiles y rentas costosas hacen que sea difícil para los jóvenes ahorrar para dar un pago inicial.

Como dice el estudio, es probable que estas tendencias se deban a factores financieros, no a diferencias culturales entre generaciones. Pero, con el tiempo, la falta de capital de los millennials podría terminar haciéndolos culturalmente distintos a sus padres y sus hijos; quizás sean más responsables y frugales, y menos proclives al hedonismo y el desperdicio. Desde una perspectiva menos optimista, podrían seguir temiendo al futuro, preocupados por otra crisis, incapaces de echar raíces correctamente por nunca sentirse totalmente cómodos con su vida financiera. Esperemos que, de cualquier forma, ya no tengamos que escuchar más acerca de lo raros que son.

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