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El barco que todavía sigue ahí

El Costa Concordia sigue tumbado sobre su lado derecho un año después del accidente. Los cuerpos de dos personas siguen atrapados todavía en su interior. Treinta y dos personas murieron. Hoy nos hemos acordado de ellas.

En unos días hará un año del naufragio del Costa Concordia frente a las playas de la Isla de Giglio, Italia. Para regocijo de supersticiosos sucedió el viernes 13 de enero. El barco chocó contra el arrecife de la isla, se había acercado demasiado sin un motivo aparente. La imagen de un crucero de lujo de casi trescientos metros de largo volcado a unos pocos metros de la orilla le aseguró las portadas de los medios de todo el mundo. Más de 4.000 personas rescatadas, 32 muertos y un capitán sospechoso de ser el culpable y con pinta de playboy venido a menos hicieron el resto. Pero hasta la onda expansiva de las bombas mediáticas más enormes acaba extinguiéndose y ya solo queda el silencio. Un silencio que para muchos ha sido peor que para todos nosotros. Me refiero al que han soportado y siguen soportando cada día las familias de las víctimas.

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El que sigue en el mismo sitio es el Costa Concordia, tan blanco como aquel día, como un absurdo monumento a algo que nunca debería haber pasado. La enorme mole de acero solo se movió un centímetro y medio debido a una gran tormenta que pasó sobre la isla unos días después del naufragio. Por lo demás el barco sigue oxidándose tumbado sobre su costado derecho. Recientemente se ha puesto en marcha el proyecto Parbuckling project que con un presupuesto de 236 millones de euros intentará reflotar el barco y a la vez reparar todos los daños producidos en el medioambiente. Se espera que todo termine en la primavera de 2013.

Pero también es importante sacar a flote el Costa Concordia por otro motivo, en su interior todavía permanecen los cuerpos de dos desaparecidos. Uno de ellos se llamaba Russel Rebello, hindú, 33 años. Su hermano Kevin vive en Milán y desde el primer momento ha sido uno de los portavoces más activos de los afectados. Quiere saber qué le pasó exactamente a su hermano. Contactamos con él para ver cómo van las cosas.

Russel Rebello.

VICE: Ya ha pasado un año desde el accidente. ¿Cómo te sientes ahora mismo sobre todo lo ocurrido?

Kevin Rebello: Sí, ya casi hace un año y desde entonces no he parado de buscar información sobre lo que pasó y he seguido de cerca el proceso de recuperación del barco. Mi obsesión es que pronto llegue el día en el que el crucero sea reflotado y remolcado hasta el puerto.

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Háblame sobre Russell, ¿cómo era?

Russell era mi hermano pequeño, nos llevábamos 5 años. Era un tío que siempre quería ayudar… Incluso por encima de su propio bienestar. Y al final esa fue la razón por la que perdió la vida durante las últimas horas de la operación de rescate, se quedó dentro del barco ayudando a salir a los pasajeros y a otros miembros de la tripulación y al final fue él quien se quedó atrapado allí dentro.

¿Cuánto tiempo llevaba trabajando en esto? ¿Y en este barco?

Russell trabajó en el mundo de los cruceros durante 7 años, llevaba 5 años en Costa Cruceros y en el Costa Concordia desde septiembre de 2011.

Mi hermano estudió para ser cocinero y, desde siempre, trabajar en un crucero era su ilusión. Muchos amigos en la India trabajaban en cruceros internacionales y nos contaban lo fantástico que era aquel trabajo. Viajaban por todo el mundo, conocían a mucha gente y además ganaban un montón de dinero, aunque también sabíamos perfectamente que era un trabajo muy duro.

Ese fue el origen del sueño de Russell. Comenzó a trabajar en los mejores hoteles de Bombay y se formó para conseguir un empleo en uno de aquellos barcos de los que habíamos oído hablar. Recuerdo que hizo un montón de entrevistas y cursos hasta que finalmente lo consiguió. Es curioso, pero siempre hablaba de los rigurosos simulacros de emergencia que tenían que realizar y que era esencial que todo saliera a la perfección para ser contratados. Y con lo importante que era para él ese trabajo, el tema de la seguridad se lo tomaba muy en serio, por eso duele bastante cuando algunas personas dicen que la tripulación no ayudó a los pasajeros. Yo siempre digo que quizá lo que pasó es que no tuvieron la suerte de encontrarse con mi hermano o alguno de los otros cuatro empleados que literalmente sacrificaron sus vidas para salvar a cientos de pasajeros. Me gustaría poder dar las gracias a cada uno de ellos, pero ya no están. Son auténticos héroes.

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¿Podrías contarme cómo fue todo el proceso desde la desaparición de tu hermano? Me refiero al shock inicial, los primeros días del rescate, la aceptación de lo que había pasado…

Yo no tengo televisión en casa así que me enteré a través de internet y desde ese momento estuve intentando encontrar información sobre lo que había ocurrido exactamente y sobre si Russell estaba en el barco o no, pero no conseguía sacar nada en claro. Finalmente un compañero de Russell también de la India, que en esos momentos estaba de vacaciones, me confirmó que estaba seguro de que mi hermano estaba a bordo. Intenté ponerme en contacto con varias agencias y con el call center de Costa Cruceros para saber más cosas, pero era demasiado pronto y todavía no pudieron darme ninguna información.

El domingo salí de viaje en coche con unos amigos hacia la ciudad de Porto Santo Stefano, que es el puerto con el que está conectada la Isla de Giglio. Durante el camino continué llamando a instituciones y agencias del estado, pero nadie sabía nada. Ya en la región frente a la que está la isla, pasé varios días buscando por los hoteles y hospitales de las ciudades de Grosseto, Orbetello y Porto Santo Stefano en los que estaban las víctimas, buscando a Russell. No lo encontré, pero pude contactar con un amigo suyo miembro de la tripulación, Nikhil Mulati, a quien mi hermano le había dado algo de ropa seca durante los primeros momentos del accidente. Él me indicó dónde podía encontrar a los miembros de la tripulación. Hablé con decenas de personas, pero nadie sabía nada de Russell, ni siquiera los oficiales del barco tenían información. Mis nervios no aguantaban más pero continué investigando. Tres días después supe que mi hermano estaba entre los desaparecidos. Al día siguiente llegué a la Isla de Giglio.

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Nunca podré olvidar el momento en el que vi el barco por primera vez, aquél gigantesco transatlántico tumbado sobre su lado derecho con las lanchas del personal de rescate a su alrededor. Era una escena terrible, mi corazón se llenó de miedo y a la vez de ánimo para encontrar respuestas.

Kevin y el Costa Concordia.

Sé que recibiste una llamada del Comandante Schettino, el responsable del barco y el principal sospechoso de haber provocado la tragedia. ¿Cómo fue esa llamada? ¿Qué te dijo?

A mediados de agosto, el Comandante Schettino dio su primera entrevista pública y en ella expresó su deseo de ponerse en contacto con los miembros de las familias de las víctimas. Yo me puse en contacto con Costa Cruceros y con sus abogados por si quería hablar conmigo. Una semana después, Schettino me llamó. Tuvimos una conversación privada que duró unos 43 minutos. No hablamos sobre el incidente. Me dio pena su situación porque él también tiene una familia y una hija, y desde el accidente sus vidas son un infierno. Espero que pronto llegue una sentencia y las cosas se resuelvan. Soy consciente de que vivimos en un mundo muy complejo y estos temas no tienen fácil solución, pero hasta que esta llegue tendré los dedos cruzados.

La Isla de Giglio es un lugar relativamente pequeño y apuesto a que este accidente ha sido el hecho más importante de su historia. ¿Cómo vivieron sus habitantes el accidente? ¿Cuál fue su reacción con las víctimas, sus familias, etc.?

No hay palabras para agradecer a la gente de Giglio todo lo que hicieron. Ayudaron a muchas personas y salvaron muchas vidas aquella noche. Aunque mi hermano no se salvó, sí lo hicieron muchas otras personas que también eran hermanos de alguien. Todo el mundo debería reconocerles lo que hicieron y sería justo que tuvieran todas las medallas de honor que se dan en el mundo.

Estuve viviendo en la isla durante casi cuatro meses, hasta finales de abril, cuando el rescate se detuvo definitivamente. Después de eso, pasé dos meses en la India con mis padres. Desde entonces no he vuelto a la Giglio, aunque iré allí este mes para la conmemoración del primer aniversario del accidente. Estoy deseando reencontrarme con aquella gente.

Parece que en unos meses el barco podrá ser reflotado finalmente gracias al proyecto Parbuckling. Supongo que estarás deseando que esto ocurra.

A principios de diciembre descubrí la web y lo sigo desde entonces. También visito diariamente la webcam de la Isla de Giglio para ver cómo avanzan los trabajos. Me interesa mucho la marcha del proyecto porque me gustaría estar presente en el momento del reflotamiento del barco. Sé que ese día se resolverán por fin algunas de las preguntas sin respuesta sobre la muerte de mi hermano.