Este artículo fue publicado por VICE Colombia.—Como todo en democracia: reconocemos esos resultados, pero nos declaramos en resistencia. Esperamos en el Congreso de la República poder estructurar una bancada que nos permita proteger los acuerdos de paz. Y estaremos (listos) para levantar nuestra voz e impedir que se toque el corazón de la Constitución del 91 —decía Ángela María Robledo, excandidata a la Vicepresidencia por la Colombia Humana, en una entrevista para La FM, el día siguiente a las elecciones presidenciales.
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—Los hemos oído hablando de resistencia —preguntaba la periodista radial—, cuando ustedes hablan de oposición: ¿estarían de acuerdo con bloqueos en la calle, si se da alguna manifestación?—Bueno, las resistencias en el mundo entero son movilizaciones. La resistencia de las mujeres chilenas fue porque su cuerpo estaba siendo el primer territorio de abuso y violación en las universidades. Es una forma de resistencia. Pero hay muchas formas de hacerlo. Las mujeres sabemos qué es hacer resistencia —respondió.Son las 6 y 16 de la tarde de ese mismo lunes. La concentración estaba programada para las seis en punto. Oscurece y hay unas treinta personas reunidas junto a la escultura de Rafael Uribe Uribe, en el Parque Nacional de Bogotá. O la resistencia es impuntual, o no ha convocado a suficientes resistentes.—Allá va la gente de Millonarios, ellos también tenían su propia marcha, ¿no?—Yo siento que estamos aquí reunidos los que no salimos de vacaciones.Empieza a llover. La resistencia también es contra el tiempo.Las elecciones del pasado domingo 17 de junio en Colombia eran históricas: fue la primera vez que un político de la línea de izquierda de ese país llegaba a segunda vuelta con un amplio respaldo del electorado. Durante la campaña presidencial, a pesar de que desde muchos sectores lo consideraban polarizador, Gustavo Petro logró poner sobre la mesa los principales temas del debate, cosa que terminaron reconociéndole todos los medios: el replanteamiento del modelo económico extractivo, la posibilidad de una educación pública, gratuita y de calidad, la protección del medio ambiente, la defensa de los acuerdos de paz, la lucha contra la corrupción y el clientelismo.
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Después de las votaciones del plebiscito para la paz, muchos analistas aseguraban que una candidatura de izquierda no iba a ser viable en las elecciones de 2018. Durante la campaña, antes de la primera vuelta, el discurso antisistema de Petro, en favor de los acuerdos de paz, mostró que el famoso techo electoral que tenía el exalcalde de Bogotá no existía. A su vez, Petro aglutinó alrededor de su campaña los intereses de distintos sectores sociales —no solo de izquierda— que le dieron un impulso para pasar a segunda vuelta: sectores animalistas, ambientalistas, feministas, la comunidad LGBTI, las comunidades indígenas, campesinas y afro.Recibió apoyo de figuras internacionales: el Nobel de literatura J.M. Coetzee, el economista francés Thomas Picketty, la politóloga Chantal Mouffe, los filósofos Jacques Ranciere o Slavoj Zizek. Este último publicó un video un día antes de las elecciones de segunda vuelta donde decía que la victoria de Petro sería “un mensaje para el mundo entero. Aunque no gane en estas elecciones. La izquierda debe prepararse, quizás para las próximas elecciones, porque solo este tipo de izquierda es la única esperanza para la humanidad”.Petro perdió.Con poco más de dos millones de votos, Iván Duque, candidato del Centro Democrático —a quien los colombianos no conocían hace un año, como asegura el New York Times— le sacó una ventaja a Petro que le permitió al primero hacerse con la Presidencia de la República.
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La mujer que habla se llama Daniela y es estudiante de Artes de la Universidad Javeriana de Bogotá. La concentración y la marcha la han convocado estudiantes de esa facultad. Daniela me dice que le tocó pararse a hablar porque la que organizaba esto, una amiga, se enfermó y me dejó a mí a cargo. Dice que es interesante que este evento, convocado en menos de veinticuatro horas, haya tenido tanto apoyo y, además, de estudiantes de la Javeriana. Estudiantes a los que normalmente, dice, se nos señala por nuestra posición de privilegio. Dice y dice que es cierto. Que nomás hay que mirar la pinta de la gente que está acá, es gente privilegiada que, en todo caso, se está tomando esta vaina de la política en serio.
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Algunos trinos tenían su dosis de humor:
En Facebook se creó un grupo llamado #LaResistencia. Una de las primeras discusiones fue por el uso del nombre. Un usuario preguntaba si no sería contraproducente llamar a este movimiento social “La resistencia” ya que podría sonar muy guerrillero. Y proponía un nombre como “Veeduría ciudadana”. Otra usuaria respondía que el nombre Resistencia no es patrimonio de un grupo armado sino de un pueblo que viene resistiendo durante 500 años.
Otra persona proponía que se evitara el consumo de ciertas marcas que apoyaron la candidatura de Iván Duque: Postobón, Eternit, Servientrega, RCN, Caracol o El Tiempo.La idea es resistir con actividades que muestren que estamos inconformes, no solo marchas. Y que ojalá esto no sea esporádico, cosa de un día. Y dice que no sabe cómo nos vamos a organizar. La idea es que no piensen que esto lo estamos haciendo por afiebrados", dijo una de las líderes.
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Otro usuario proponía colapsar el país de manera pacífica de la siguiente manera: no salir de las casas, no consumir licores, gasolina, luz, gas, teléfono, televisión, internet, celulares, no ir a centros comerciales ni supermercados. Y hacer eso una o dos veces al mes.Otro proponía fiscalizar al grupo de parlamentarios que ha votado en contra de la ley que intenta prohibir el asbesto en Colombia.Las formas de resistencia eran, al parecer, múltiples.Falta un cuarto para las siete. La marcha arranca indecisa hacia la Plaza de Bolívar. Hay más de cien, quizás doscientas personas, que todavía no se atreven a tomarse el carril vehicular de la Carrera Séptima en Bogotá. ¡Metámonos por entre los carros!, dice uno. Otro pregunta que si alguien se sabe un cántico para entonar. Por fin la mancha humana se toma los tres carriles de la Séptima hacia el sur y grita de júbilo. Una primera conquista que es respaldada por los primeros cantos: “Uribe, paraco, el pueblo está verraco”.
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Daniela dice, mientras caminamos hacia el sur, que esta es una generación que ha despertado políticamente. Que esto no se veía quién sabe hace cuánto. Y que se debe, cree ella, a un quiebre con la generación de nuestros papás, que han sido muy pasivos frente a las cosas que pasan. A mí me decían que para qué me ponía a pelear, que las cosas son como son y que es muy difícil que cambien. Que hay que preocuparse por lo personal, por estudiar una carrera y graduarse. Y dice que cree que lo que está pasando ahora con los jóvenes es que están sintiendo una preocupación por lo común, por lo social, por lo que pasa con el país. Y sintiendo, además, que es posible que las cosas cambien.
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—Pero es que la polarización es lo mejor para la democracia —le responde un joven a Daniela y la marcha retoma su camino hacia el centro. Ahora las arengas se debaten entre: “Las putas no parimos corruptos asesinos” y “Re-sis-tencia, re-sis-tencia, re-sis-tencia”.Desde la calle, algunos transeúntes repiten las arengas de los manifestantes. Desde los buses de la empresa Transmilenio, desde los otros buses, algunos se toman el tiempo de despegar la mano del tubo y ponerla en forma de puño: sonríen desde el otro lado de la ventana. Otros, permanecen con cara de trancón e indiferencia.¿Qué implica decir resistencia? ¿Qué implica nombrar un movimiento ciudadano con ese nombre? El escritor Juan Cárdenas publicó en su cuenta de Twitter el martes después de elecciones: “Llamar a la resistencia tiene todo el sentido en un país donde la gente piensa así. #LaResistencia Hacer control político forma parte de un amplio espectro de propuestas, que apenas se están formando. Váyanse a la verga si les da oso la palabra o el entusiasmo”.Por otro lado, el abogado Julián Trujillo, especialista en temas indígenas y de consulta previa, tiene ciertas dudas al uso que se le da a la palabra: “Decir que ahora estamos haciendo resistencia es como si dijéramos que el Estado es completamente opuesto al pueblo. Como si hubiera una unilateralidad de lo que es el Estado y las instituciones. La política actual nos ha mostrado que el Estado es un lugar de activismo y de disputa. Lo que vemos en los pueblos indígenas y en la movilización social en América Latina desde los años ochenta es que el Estado no es un resultado sino que es el lugar de la disputa, un lugar abierto, del cual nos podemos apropiar en un sentido populista, para construir hegemonía”.
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Las mujeres que se han unido con tambores y que llevan ahora el ritmo de la marcha y de los cantos le piden a la gente que vaya más despacio para que ellas puedan liderar el paso.—Vamos más despacio —grita Daniela— quedan cuatro años, ¿cuál es el afán?Daniela me dice, cuando le pregunto por el recién electo presidente, que soñó hace poco que Iván Duque traicionaba a su mentor Álvaro Uribe (presidente por dos periodos, 2002-2010, quien ha luchado electoralmente para que en el poder Ejecutivo colombiano quede una persona con sus mismos ideales, y hasta este domingo lo logró), que lo dejaba metido. Y se ríe. Y dice que soñó que Iván Duque (el presidente electo más joven de la historia de Colombia) le metía la ficha al proceso de paz y le daba la espalda a toda la clase política que lo apoyó.Pero fue un sueño, solo un sueño nomás, dice volviendo a la realidad y a la lluvia helada. Es que somos ocho millones de colombianos los que estamos en desacuerdo, los que no queremos a este gobierno: allá se tuvieron que juntar todos, toda la clase política para poder ganar. Esto no va a ser lo mismo que cuando gobernó Uribe. Hay mucha presión del otro lado, de este lado.Creo que Petro ganó estas elecciones en el sentido de la politización y de que se pusieron los debates sobre la mesa.
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Seguimos con él hasta la Plaza de Bolívar que recibe de manera amplia a la marcha: la Plaza está vacía y este grupo se ve pequeñito dentro de ella. Todos se reúnen alrededor de la estatua de Bolívar, le cuelgan una bandera. Parece que antes, a las seis, habían convocado otra marcha, otros sectores, y que faltó ponerse de acuerdo. Llegamos tarde. Otro joven se toma la palabra y dice que la resistencia también se ejerce con la tutela y sugiere que hay que empezar a mandar tutelas (o derechos de petición) al Fiscal General de la Nación para que realmente cuente cuál fue el fraude del que habló en la Primera Vuelta. Otro más pide la palabra y bajo la lluvia dice que los símbolos son importantes, que la paz como símbolo es importante, incluso más allá de Petro. Las abejas vienen a pinchar este gobierno desde el inicio, grita otro más y la marcha diluida grita y chifla.¿Cómo ves a la resistencia un día después de elecciones?, le pregunto a Daniela. Yo sí creo que está pasando algo diferente, siento que esto es algo distinto, dice ella mientras ya la gente se empieza a devolver a sus casas y a desandar el camino bajo la lluvia.Mañana (hoy) juega (jugó) Colombia y todos esperan una victoria.
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