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Este artículo se publicó originalmente en THUMP EUA.¿Ya te enteraste que el EDM está muerto? Así es, murió. Pero ojo: eso no significa que murió la música electrónica también. No, contrario a lo que muchos periodistas con buenas intenciones pero poco informados te harían creer, EDM y la música electrónica no son lo mismo.La semana pasada, The Spectator, una revista noticiosa británica derechista con un *historial de odio hacia los raves*, publicó una pieza *sobre la muerte de la música electrónica bailable.* Hizo algunos puntos legítimos, principalmente que el EDM se encuentra en problemas debido a que una de las compañías dueña de muchos de los festivales más grandes y mecanismos de distribución, SFX Entertainment, está en la bancarrota. Básicamente es cierto.
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Alrededor de esos años, EDM, en sentidos de agrupación de música, vino a designar una variante en música bailable caracterizada por grandes drops y un alto valor en producción, típicamente presentado en foros enormes; fue popularizado por artistas como Skrillex, deadmau5, Sebastian Ingrosso y Axwell. Aquellos artistas se dieron a conocer en la década del 2000, pero la música de club ha estado presente desde los setentas, cuando el sonido disco salió a la luz en Nueva York.
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La razón más importante por la cual este (falto) reportaje es tan malo es debido al impacto que tiene sobre gente que sabe muy poco sobre la música (electrónica) bailable. Ya que, finalmente, cuando alguien que se encuentra incrustado en el mundo de la música electrónica lee algo mal informado, sólo se burla. Pero más allá de los límites de ese mundo, la desinformación se disemina y los mitos se perpetúan. La historia de la música (electrónica) bailable se encuentra en riesgo de ser reescrita. Vamos a acabar con una variante comercial blanqueada que ignora sus orígenes en comunidades de gente de color. Solo porque la gente hace música con instrumentos electrónicos, no significa que la música debe de tener ambiciones corporativas, o resultar en jóvenes muriéndose en los festivales. Ignoras a un montón de jóvenes productores que usan herramientas modernas a su disposición para expresarse.Ultimadamente, yo creo que lo que realmente está pasando es una tecnofobia—el miedo a las computadoras y el miedo a música que suena raro porque es distinta y la escucha gente que se pone ropa rara. No lo harías así reportando sobre cualquier otra comunidad o fenómeno cultural. Cuando alguien—ya sea la élite de los medios, o cualquier persona—no entiende algo, es muy fácil descartarlo sin importar entenderlo. Lo único que estoy tratando de decir es que deberíamos todos echarle más ganas a entender las cosas en lugar de cagarnos sobre ellas.Anna Codrea-Rado es Editora de Noticias en THUMP. Siguela Twitter.Relacionado: El futuro del progressive house no es como Hardwell lo pinta