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Referéndum catalán

Las diferencias entre ‘hacerse un Puigdemont’ y ‘hacerse un Rajoy’

Ahora que las misivas, comunicados y requerimientos ya han terminado, podemos valorar ambos conceptos en plenitud, con toda su locura, febrilidad y demencia.
Imagen modificada por el autor. Fotografía original del usuario de flickr Vladimir Pustovit

Miriam, esa mujer que se levanta de la silla para ir a defecar pero justo al coger la maneta de la puerta se da cuenta de que no, de que ha sido una falsa alarma. Esteban, menudo tipo. Se ha pasado tres meses preguntando a colegas si sabían de alguna habitación a un precio "sensato" y con compañeros de piso con gustos musicales "exigentes" para, finalmente, quedarse viviendo en el cuartucho oscuro del Clot donde lleva siete años muriendo. Luego está el perro de Pablo, que se ha pasado la noche farfullando y llorando delante de su cuenco de comida vacío y cuando se lo han rellenado con esas cosas secas que come, el bicho va y se larga a dormir al sofá sin comer una mierda. Varios compañeros de curro están hablando sobre si es mejor poner esa planta nueva al lado de la ventana o cerca de la puerta de entrada, Carla se dispone a comentar algo pero, finalmente, se calla porque el dilema se la suda y sigue escuchando las chorradas de la peña.

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Como podéis ver, todos y cada uno de estos individuos se "ha hecho un Puigdemont". Pero, ¿qué significa exactamente "hacerse un Puigdemont"?

Jon Nazca/REUTERS

Después del 10 de octubre —el día en el que Carles Puigdemont intervino en el pleno de Parlament para declarar y suspender la independencia de Catalunya— se acotó el término de "hacerse un Puigdemont", entendiéndose como aquél que, teniendo de antemano un objetivo claro, decide alterar, en últimísima instancia, sus propósitos y hacer algo totalmente distinto, incluso opuesto a lo que se deseaba en un principio.

Ante tal advenimiento divino, fue necesario acotar también un término para el interlocutor de Puigdemont, Mariano Rajoy, quien lleva años deleitándonos con su arte. "Hacerse un Rajoy" podría significar liarla muy fuerte al realizar un discurso, intercambiando palabras y experimentando muy fuerte a nivel sintáctico. También podría hacer referencia a todo aquél que "corre rápido" o que explica cuentos ciertamente extraños y siniestros.

Pero, como el "hacerse un Puigdemont" ha nacido en el ámbito del dilema de "lo de Catalunya", sería justo y necesario atribuir el significado de "hacerse un Rajoy" al comportamiento del presidente durante este conflicto. Es por esto que si "hacerse un Puigdemont" se refiere a manejar un cambio de planes decepcionante, entonces, "hacerse un Rajoy" debería hacer referencia a todo aquel que ignora el mundo tangible y que decide sudar de todo.

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Sergio Pérez/REUTERS

Pero nada es estable y con el avance de los acontecimientos, estos significados han ido mutando ligeramente. Como hemos ido viendo estos días, "hacerse un Puigdemont" podría también calar entre todo aquel que esgrima un discurso de forma totalmente ininteligible, con una clara y potenciada ambigüedad que se utiliza para dilatar la culminación de un suceso. En fin, generar un rocambolesco laberinto semántico para decirlo todo y no decir nada, como cuando le intentas explicar a la parienta por qué has llegado a casa a las siete de la mañana totalmente borracho, sin un duro y con un corte de arma blanca en la frente en forma de esvástica.

"Hacerse un Puigdemont" puede ser intentar dialogar. "Hacerse un Rajoy" puede significar "ser una persona legal"

Es por esto que, con este panorama, puede que "hacerse un Rajoy" ya no signifique ignorar al interlocutor y exaltar la incomunicación, sino tener dificultades a la hora de comprender mensajes orales o escritos, discursos que tampoco tienen que ser muy complicados de comprender.

"Hacerse un Puigdemont" puede ser intentar dialogar. "Hacerse un Rajoy" puede significar "ser una persona legal". "Puigdemontear" como sinónimo de "escribir el jodido Ulises cuando se pide un simple haiku". "Rajoyear" es cuando habla otro por ti porque tú estás "liado" y este "liado" va entre comillas porque realmente no tienes nada que hacer pero te da una pereza eterna hablar con ese pesao. No seas Puigdi o "no vayas haciendo que las empresas se vayan de tu comunidad autónoma". No me seas Rajoy o "no me revientes la cabeza con una porra". Y así podríamos seguir.

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Juan Medina/REUTERS

Pero pese a lo bonito de la diversidad, lamentablemente parece que las cosas son mucho más sencillas. Viendo hacia donde estamos yendo, puede que realmente estemos completamente equivocados y que "hacerse un Puigdemont" y "hacerse un Rajoy" sean incluso sinónimos. No intentemos buscar características peculiares en los discursos de cada uno porque, en el fondo, la política son los hechos y no las palabras.

"Puigdemontear" como sinónimo de "escribir el jodido Ulises cuando se pide un simple haiku". "Rajoyear" es cuando habla otro por ti porque tú estás "liado" y este "liado" va entre comillas porque realmente no tienes nada que hacer pero te da una pereza eterna hablar con esepesao

En este caso, los actores se han comportado según sus papeles asignados, han jugado a despistar con sus propios significados pero, al final, cada uno ha hecho lo que ha venido a hacer. Parece que ha pasado, en fin, lo que tenía que pasar: 155 y DUI.

Lejos de laberintos semánticos incomprensibles y de muros estoicos se encuentra un hecho inquebrantable, las acciones finales han definido estos "hacerse un". Finalmente, asistimos al pulso imposible y "hacerse un Puigdemont/Rajoy" significa hacer lo que te salga del coño. Parecía que estuvieran tan lejos cuando realmente estaban tan cerca; tocándose, rozándose, besándose desapasionadamente.