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Los 43 que faltan

Ocho estudiantes muertos en tres años: la escuela que amenazó al gobierno

Incluso antes de la desaparición de los 43 estudiantes, la escuela normal de Ayotzinapa ya había experimentado actos de represión fatal contra su cuerpo estudiantil.

Incluso antes de la desaparición de los 43 estudiantes, la escuela normal de Ayotzinapa ya había experimentado actos de represión fatal contra su cuerpo estudiantil. De hecho, en un periodo de tres años, otros cuatro estudiantes en esta escuela murieron en protestas o en actividades del campus.

Después de los ataques en septiembre de este año contra los Ayotzis, como se conoce a los estudiantes, se ha confirmado la muerte de cuatro estudiantes. Otros 42 siguen desaparecidos, aunque las autoridades federales que es muy probable que hayan muerto. Esto significa que han muerto al menos ocho estudiantes de esa escuela en los últimos tres años.

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Según los observadores de derechos humanos, los ataques demuestran una hostilidad por parte del gobierno de Guerrero hacia los estudiantes de Ayotzinapa y una total falta de atención hacia su seguridad y petición de una mejor educación.

Las escuelas rurales en México siempre han sido ignoradas y mal financiadas. Es por eso que los estudiantes de Ayotzinapa tomaron medidas poco convencionales para llenar ese vacío. Secuestran autobuses y casetas de cobro para recaudar fondos y, por lo tanto, provocan la ira de las autoridades. Las voces pro gobierno los tachan de "vándalos" y los califican como guerrillas izquierdistas.

El 12 de diciembre de 2011, cerca del medio día, los normalistas bloquearon la Autopista del Sol —autopista que conecta la Ciudad de México con Acapulco— y exigieron reunirse con el en ese entonces gobernador, Ángel Aguirre, para que garantizara que le entregaría el presupuesto necesario a la escuela y que no la cerraría.

Según los estudiantes de Ayotzinapa, cada año el gobierno encuentra formas para perjudicar a la escuela con la esperanza de que algún día desaparezca por completo, como ha sido el caso de muchas escuelas normales rurales en México.

Más de 300 policíasestatales y federales —la mayoría vestidos de civil— respondieron al bloqueo de 2011 por medio de un enfrentamiento que culminó con disparos contra los estudiantes. Dos estudiantes murieron durante el incidente y poco después murió un empleado de una gasolinera por quemaduras gracias a un incendio que fue provocado por los disparos.

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El 7 de enero de este mismo año, dos estudiantes de Ayotzinapa murieron cuando un autobús se impactó contra un grupo de estudiantes en una autopista al Sur de Guerrero. Si retrocedemos un poco más, en 1988, un estudiante de Ayotzinapa murió después de que un policía le disparó justo en la entrada de la escuela.

Viernes 12 de diciembre. Estudiantes y simpatizantes de Ayotzinapa celebran en aniversario del bloqueo a la autopista en 2001 con una manifestación. (Foto por Andalusia Knoll).

Tras el choque de 2011, la respuesta de algunos estudiantes fue atacar a las fuerzas del gobierno con piedras y bombas molotov. Sin embargo, cuando comenzaron los disparos, los estudiantes escaparon hacia los cerros cerca de la autopista. Dos de los estudiantes, Jorge Alexis Herrero Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, fueron alcanzados por las balas y murieron en el camino.

Este día arrestaron a 24 estudiantes. Uno de ellos, Gerardo Torres Pérez, le dijo a los investigadores de derechos humanos que la policía lo torturó para obligarlo a confesar que había matado a sus compañeros. Hasta ahora, tres años después, aún no hay culpable por sus muertes.

El empleado de una gasolinera murió más tarde debido a las heridas que sufrió cuando la gasolinera, ubicada a un lado de la autopista, estalló. Sin embargo, los estudiantes negaron la responsabilidad y afirmaron que fue un policía el que lanzó la bomba que provocó el incendio.

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"Este fue un mensaje a los perpetradores de que aquí en Guerrero no pasa nada, y que las violaciones a los derechos humanos se pueden seguir cometiendo y que pueden seguir atacando. Y sobre todo los estudiantes normalistas de Ayotzinapa han sido muy vulnerables desde esta fecha, el 12 de diciembre", dijo Vidulfo Rosales, abogado en el centro de derechos humanos Tlachinollan de la montaña encargado de representa a los estudiantes desde lo ataques, para VICE News.

Rosales fue amenazado de muerte por representar a los estudiantes después del incidente de 2011 y permaneció en exilio por seis meses en 2012. Hoy en día, Rosales representa a algunas de las familias de lo estudiantes desaparecidos después del ataque de la policía de Iguala el 26 de septiembre, un caso que sacudió al estado y a todo el país este año.

Después del incidente de 2001 en la autopista, la Comisión Nacional de Derechos Humanos publicó una serie de recomendaciones en las que condenaba al gobierno por "criminalizar la protesta social" y "violar el derecho de reunión de los estudiantes, por lo tanto, violar su derecho a la vida, a la seguridad, a la integridad, a la libertad y al trato digno".

Como resultado, dos policías y un procurador fueron encarcelados por estar involucrados en los ataques pero poco después fueron liberados por falta de evidencia. Además, uno de los testigos fue asesinado antes de que pudiera testificar.

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El rostro del actual secretario de gobierno Rogelio Ortega en una efigie que quemaron los manifestantes. (Foto por Andalusia Knoll).

La semana pasada, en el tercer aniversario del incidente en la autopista, estudiantes y simpatizantes marcharon en Chilpancingo, la capital de Guerrero, y volvieron a bloquear la misma sección de la autopista que bloquearon en la protesta de 2011. No ocurrió ningún incidente violento.

"Después de que logré sobrevivir a esta masacre de represión, me queda claro que el gobierno nos ataca", dijo Celso Salado, sobreviviente del incidente de 2011 y graduado de Ayotzinapa. Viajó acompañado de su madre desde un pueblo al Sur de Guerrero para estar presente en el aniversario del bloqueo.

"Me queda claro que me debo de comprometer mas con la escuela y no sólo yo, también mi familia porque está contenta porque aun vivo, de que yo no fui a quien le tocó la bala esta día", dijo Salado, quien ahora trabaja como maestro.

El 7 de enero de 2014, otros dos estudiantes de Ayotzinapa murieron luego de que un camión los arrolló cuando estaban recaudando donaciones para su escuela en una autopista que conecta Acapulco con Zihuatanejo. Las víctimas, Eugenio Tamarit Huerta y Fernando Vázquez Crispín, murieron al momento del impacto.

El conductor del camión huyó pero lo detuvieron en un pueblo cercano. Benjamín Torres Salgado, el conductor, ahora se encuentra tras las rejas.

José, estudiante de segundo año en Ayotzinapa quien prefirió sólo dar su nombre de pila y fue testigo del incidente de enero, dijo que Crispín y él se conocieron hace dos años, durante la semana de prueba para entrar la escuela. Los aspirantes tenían que soportar actividad física rigurosa con poco alimento y pocas horas de sueño para poder ganarse un lugar en la escuela para maestros. Los dos fueron rechazados en su primer intento pero lo volvieron a intentar el año siguiente y lograron entrar.

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"[Crispín] no esperaba morir de esa manera", dijo José tratando de contener las lágrimas. "Intentó dos años entrar a esta escuela y cuando por fin lo logró, le quitaron la vida a tan temprana edad".

No hubo ningún incidente durante la manifestación en Chilpancingo el viernes pasado. (Foto por Andalusia Knoll).

Aunque el conductor no trabajaba para el gobierno, los estudiantes culpan al Estado y argumentan que las autoridades son responsables por la campaña de criminalización en su contra en los medios de comunicación nacionales. VICE News contactó a las autoridades del estado de Guerrero para que explicaran su postura pero no respondieron.

"La guerra que se vivió con el movimiento de hace tres años ya no fue con la fuerza publica, fue con los medios de comunicación y es una guerra muy sucia", dijo Salgado, ex alumno de Ayotzinapa.

"Aquí en guerrero saben que si estudias, te matan. Por ser estudiante, te matan. Por sólo exigir justicia, exigir para que un estudiante tenga todo para seguir adelante", dijo José.

Casi tres meses después de los ataques del 26 de septiembre en Iguala y aún no se reanudan las actividades académicas en Ayotzinapa. Algunos de los alumnos dijeron a VICE News que temían no poder graduarse o convertirse en maestros. A otros les preocupa que clausuren la escuela.

La historia fundamenta esas preocupaciones. Tras la masacre de Tlatelolco en 1968, donde murieron cientos de estudiantes a manos de los soldados y los francotiradores del gobierno, la administración del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó la clausura de más de diez escuelas normales. Miguel Ángel Osorio Chong, el actual secretario de gobernación, cerró una escuela normal llamada El Mexe en Hidalgo, su estado natal.

"Si las escuelas normales rurales como Ayotzinapa aún existen, es porque la lucha de los estudiantes y de las comunidades que los apoyan hacen que cerrarlas sea muy perjudicial para las autoridades", dijo Tanalis Padilla, profesor de historia que lleva décadas documentando la lucha para preservar estas escuelas en México.

Cuando preguntamos si estos asesinatos podrían hacer que cierre la escuela, Saldado respondió: "Aun hay pobreza en Guerrero, y el lema es que mientras que la pobreza exista, Ayotzinapa tiene una razón para existir".