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Identidad

La campaña que lleva las marchas de Orgullo Gay directo a tus ojos

La Fundación Sergio Urrego y Google lanzaron la campaña #PrideForEveryone, para llevar el Orgullo a quienes no pueden marchar por miedo, matoneo o porque viven en países como Rusia, Jamaica, Uganda, Nigeria... o Colombia.

La masacre del Pulse, Trump, Dáesh, el referendo de Viviane Morales, las marchas del 10 de agosto, el plebiscito y la ideología de género, el chao cartillas y chao ministra… No nos digamos mentiras, el paso de Saturno por sagitario está jodiendo seriamente al mundo y son contadas ––y vulnerables–– las cosas que salvan este 2016 para las personas LGBT en Colombia: el matrimonio igualitario, la inclusión en el acuerdo, el chao procu y la primera sentencia condenatoria del país por discriminación a razón de la orientación sexual.

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Esta última se dio a finales de noviembre cuando Rosalía Ramírez, la veedora del Colegio Gimnasio Castillo Campestre, aceptó que le habían hecho un memorando a Sergio Urrego por besarse con su novio ––acto que iba en contravía del manual de convivencia––, que también lo habían obligado a ir al psicólogo y que el colegio, tras la muerte de Sergio, había optado por eliminar cualquier anotación referida a su orientación sexual. En un panorama tan desolador, esta condena por lo menos es un mensaje claro de que, ante la ley, ningún docente en Colombia puede matonear a sus estudiantes por su orientación sexual o identidad de género.

En este contexto la Fundación Sergio Urrego –en cabeza de su madre, Alba Reyes–, se unió con Google para traer a Colombia la campaña #PrideForEveryone; un proyecto que lanzó esa compañía a mediados de año –tras la masacre en el Pulse– para llevar las marchas de orgullo gay más representativas del mundo (São Paulo, Tel Aviv, Sydney, etc), a quienes no pueden marchar por miedo, matoneo o porque viven en países como Rusia, Jamaica, Uganda, Nigeria… o Colombia.

Fotos cortesía de Google Colombia.

Se trata de videos de realidad virtual de diferentes Pride alrededor del mundo, creados para ser vistos con las cardboard que Google dona a algunas organizaciones LGBT en el mundo.

Según me explica Daniel Castelblanco, 'Gaygler' de Google Colombia, la compañía considera que la diversidad no es sólo un asunto de inclusión sino de innovación en el ámbito corporativo. Incluso tiene equipos de personas LGBT en todo el mundo, 'Gayglers' como él, dedicadas a buscar iniciativas que puedan patrocinar.

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Uno de los videos 360° de los Pride alrededor del mundo.

Entre esas búsquedas Google encontró en Colombia a Alba Reyes y la Fundación Sergio Urrego, que ha recorrido varias instituciones educativas del país haciendo memoria del caso de su hijo y llevando un mensaje de cero discriminación en los ambientes escolares.

El resultado de la primera experiencia no puede ser más emotivo y la idea es que la fundación siga replicando el mensaje en diversos espacios:

Cortometraje de #PrideForEveryone en Colombia.

"Este es un mensaje de que hay una comunidad global apoyando, que no están solos los jóvenes y niños en el mundo", dice Daniel Castelblanco sobre #PrideForEveryone. "Cuando tú les traes una experiencia de realidad virtual y la gente se siente inmersa, cambia toda la percepción. El mensaje es: tienes una comunidad detrás que independientemente del lugar en donde estés, marcha por ti".

Durante la presentación de la campaña en Bogotá.

El cruce de tecnología y activismo, según Castelblanco, no sólo es potencial a la hora de escalar un mensaje de inclusión, sino también el poder de persuasión y emotividad de sentirse partícipe de algo."La realidad virtual básicamente los saca de su contexto y los mete en un mundo distinto, eso es lo que se puede hacer con las cardbord. Para mí fue muy lindo ver cómo una herramienta tecnológica, que es básicamente una cajita de cartón con dos lentes y un celular, puede generar esas emociones. Ahí cobra sentido todo el trabajo de Google en ese sentido".

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Aprovechamos el lanzamiento de la campaña para hablar con Alba sobre este proyecto, los avances del caso de Sergio, las cartillas y el referendo de Viviane Morales.

Daniel y Marco, gayglers en Google Colombia junto a Alba Reyes de la Fundación Sergio Urrego.

VICE: Hola Alba. Este fue un primer ejercicio de llevarles los Pride a varios jóvenes en Bogotá. ¿Cuál fue su percepción de ese encuentro?
Alba Reyes: La verdad fue emocionante porque es ser parte de ellos, de sus vivencias, de lo que sienten realmente. Fue algo sin máscaras, con mucho amor. El mensaje que les lleva el video del orgullo, es un mensaje de no están solos y hay muchas personas que los están acompañando.

¿En este momento a qué está dedicada la Fundación Sergio Urrego?
Empecé visitas en Medellín, en cinco colegios de las comunas. Aquí he estado con varios grupos universitarios y para mí son logros fundamentales. Son los chicos los que me dan el aliento para continuar y ellos se sienten respaldados. Ellos sienten que los que estamos discriminando somos los adultos, porque cuando ellos hacen matoneo entre ellos mismos, es porque esas actitudes vienen desde sus casas. Aunque en el colegio también se sienten respaldados por los docentes, por los directivos, eso no hay que olvidarlo. La historia de Sergio se repite muchas veces. Hay que educar a los docentes en temas de educación sexual y quitarles los paradigmas que tienen puestos.

A propósito de los docentes y directivos, en noviembre se dio la primera condena en el caso de Sergio. La veedora del colegio aceptó su culpabilidad aceptando que había discriminado a Sergio y borrado material probatorio. ¿Cuál es la importancia de esa sentencia?
La verdad es la primera condena en el país a causa de la discriminación por orientación sexual. Esto deja un precedente de que nunca más un docente se atreva a irrespetar a un joven, un niño o una niña. No somos dueños de la vida de ellos, tenemos que ser respetuosos de su diversidad y su intimidad.

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El hecho de que ella haya asumido los cargos, lo que muestra es que ellos también se equivocan. Lo que tenemos que aprender es que a veces tenemos que bajar la cabeza, afrontar nuestros actos y sobre todo aprender.

Alba ha heredado la lucha que seguramente habría dado Sergio, usted ha estado inmersa en la movida LGBT del país. Como madre y como activista, ¿qué opinión tiene sobre el referendo que busca la adopción exclusivamente para parejas heterosexuales?
Creo que esto es una guerra política y a los adultos se nos ha olvidado que existen sentimientos y vidas detrás de todo esto, personas que se sienten en la oscuridad y están sufriendo. Esas decisiones que estamos tomando a la deriva, no las estamos pensando por nuestros jóvenes. Yo veo el senado nadando a contracorriente, pero creo que los jóvenes son los encargados de darle algo a este país.

El episodio de las cartillas dejó en stand by la obligación de revisar los manuales de convivencia en el país e incluir enfoques de no discriminación a razón de la orientación sexual o la identidad de género en los colegios. Sin duda un tema en el que el caso Sergio Urrego ha sido fundamental para presionar en ese sentido.
Creo que ellos tomaron la Sentencia de Sergio como un florero de Llorente para tergiversar el trabajo que se tenía que hacer. Hay que retomar ese trabajo desde el Ministerio de Educación, las leyes no son para dejarlas quietas, hay que reglamentarlas.

Podrán haber muchas marchas multitudinarias, pero también sé que hay muchos niños, niñas y jóvenes que se están sintiendo rechazados. ¿Qué pasó con nuestros jóvenes? Tienen que ser más partícipes, tienen que levantar su voz. A veces los adultos los opacamos. Pero a ellos les toca ponerse pilas y sacar adelante este país. Si los jóvenes se unieran y marcharan, serían más multitudinarias sus marchas. Hay que incentivarlos a que salgan, participen, que estén activos.

¿Y qué hacemos con sus familias? ¿Con la defensa de esas otras familias que no están en el proyecto de referendo?
Hay que trabajar con los papás y las mamás desde la educación. Poder hablar yo con un papá y una mamá en este momento, explicarles, decirles que perdí a mi hijo, eso es un mensaje mucho más claro y deja huella. También hay papás y mamás que queremos marchar y nos sentimos orgullosos de nuestros hijos.

Además de los intereses políticos que se mueven con el tema de educación incluyente y adopción, no hay que perder de vista que detrás de todo esto también hay unas posiciones morales inflexibles.
Claro, obviamente. Mi hijo se declaró ateo, pero yo no. Creer en Dios es de respeto, pero no desde la religión sino desde el espíritu, de estar en paz con uno mismo.

En este momento está a flor de piel la religiosidad, el cristianismo, etc. Pero son olas que se repiten. Durante mucho tiempo hemos estado rodeados de una religión que ha causado muertes, luchas, violencias. Pero sólo de los valientes depende de que salgamos adelante, y nosotros somos los valientes.