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Décadas | 1970-1980 | El resurgimiento del arte en México a partir del Movimiento Estudiantil de 1968

Dentro de un contexto pesado y frustrante, ¿qué sucedió con el arte en México de 1970 a 1980?
Detalle, Manuel Felguérez.

Exordio:

La historia de México, al igual que la de otros países de Latinoamérica, se ha forjado a bandazos, y la del arte no es una excepción. 'Décadas' es una columna dedicada a congregar la trascendencia artística de México; partimos de 1950 con La Ruptura, hasta llegar a las propuestas contemporáneas que actualmente se exponen en galerías.

'Décadas' es una cuidadosa disección en periodos de 10 años, con la intención de situar los clavos que continúan sosteniendo nuestra historia en los muros del arte.

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Episodio 3 // Una semilla de creativad y unión: 1970-1980

El final de la década de los 60 e inicios de los 70 estuvo marcado por diversos levantamientos sociales a nivel internacional, que buscaban hacerles frente a las injusticias del régimen dominante. México no fue la excepción.

Gustavo Díaz Ordaz estaba llegando a la recta final de su gobierno y, a pesar del descontento de la población, el modelo económico y el autoritarismo continuaban replicándose. Tras la tragedia del 2 de octubre de 1968, las protestas trascendieron todos los niveles sociales y culturales. El país estaba cansado de un período político monopólico.

Pese a las manifestaciones ciudadanas, el gobierno continuaba con el plan de proyectar a México como un país estable y en vías sólidas de desarrollo, siendo sede no sólo de la XIX Olimpiada (también conocida como Los juegos de la Paz), sino también del Mundial de 1970.

La disconformidad con las circunstancias no tardó en hacerse visible en el gremio artístico. A la par de los Jugos Olímpicos, el Instituto Nacional de Bellas Artes convocó a la Exposición Solar, que pretendía mostrar la evolución de las artes y la riqueza cultural del país.

Los criterios de la convocatoria causaron descontentos y numerosos artistas se negaron a participar en el encuentro, ya que consideraban que la división de la muestra en diversos soportes técnicos tradicionalistas era anticuada, que el dar premios fomentaba el espíritu comercial, mas no beneficiaba sustancialmente las obras de arte. La carencia de una invitación personal a los artistas, fue considerada una falta de reconocimiento a su trayectoria.

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Como respuesta a la Exposición Solar, e inspirados en la idea de la autogestión, surgieron los espacios autónomos. El Centro Cultural Isidro Fabela, mejor conocido como la Casa del Risco, fue la sede de la primera exposición del Salón Independiente, la cual logró reunir cerca de cuarenta y cinco artistas, entre ellos: Felipe Ehrenberg, Francisco Icaza, Francisco Moreno Capdevilla, Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Roger von Gunten, Alberto Gironella, Rafael Coronel y Vicente Rojo.

El SI (Salón Independiente) no contó con una temática determinada y tampoco con curadores o museógrafos. El espacio se distribuyó por medio de un sorteo y cada artista donó una obra para que, del ingreso recaudado por su venta, se cubrieran los gastos de montaje y publicidad.

Abstraccionismo, Informalismo, Abstraccionismo Geométrico, Expresionismo Figurativo y Abstracto, Arte Pop, Arte Op, Arte Cinético (muchas de estas corrientes fueron exportadas de Sudamérica vía Francia), más todas las variaciones y composiciones que surgieron de los artistas exponentes, coexistieron en la muestra.

Deslindándose de objetivos políticos y tomando una postura antioficial y antiacadémica, el SI no mencionó lo acontecido en el 68. Implícitamente, se sabía que esto había sido la respuesta silenciosa por la violenta represión del Movimiento Estudiantil, misma que impulso un cambio en las dinámicas artísticas: la apertura al trabajo colectivo, las innovaciones técnicas y la preocupación por la política entre otras. También se acrecentó la desconfianza al mecenazgo estatal y la línea de autogestión se multiplicó.

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Simultáneo al Salón Independiente, Manuel Felguérez, Francisco Icaza, Ricardo Rocha, Benito Messeguer, José Luis Cuevas, Lilia Carrillo y José Muñoz Medina pintaban un mural colectivo: el Mural efímero, en Ciudad Universitaria. Las láminas acanaladas que rodeaban la escultura del ex presidente Miguel Alemán fungieron como lienzo. Asimismo, el Salón de Plástica Mexicana organizó la muestra "Obra 68", en la cual algunos artistas se manifestaron mediante consignas escritas en las piezas.

Mural Efímero, Ciudad Universitaria. Vía, Museo de Arte Moderno

Los ecos del 2 de octubre no sólo retumbaron a nivel plástico, los alumnos de la escuela de cine habían salido a las calles portando cámaras de 16 mm y Super 8 para documentar lo ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas. Como secuela de estos registros, se celebró el Primer Concurso Nacional de Cine Independiente en 8 milímetros, con el tema "Nuestro país", el cual fue convocado por el Centro de Arte Independiente Las Musas.

Las cintas concursantes mostraban una representación del imaginario de la juventud capitalina clase mediera. Entre 1970 y 1974 se realizaron varios encuentros de cine Super 8. A partir del segundo certamen se vislumbró una bifurcación temática: por un lado, se buscaba crear una estética contracultural, entre los que destacaron Sergio Garcia, David Celestinos y Alfredo Guarrola. También estaban los interesados en temas sociales, como Paco Ignacio Taibo II, Enrique Escalona, Eduardo Carrasco Zanini, entre otros, que buscaban hacer un cine comprometido con las causas populares, conformando así la Cooperativa de Cine Marginal.

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Otra de las vertientes causadas por el estallido del 68 estuvo asociada con Alejandro Jodorowsky, que había llegado a México un par de años antes. Su intención de "sacar al teatro del teatro", lo llevó a fundar el Movimiento Pánico (1962) junto con Fernando Arrabal y Roland Topor. Esta corriente estuvo basada en tres ejes principales: euforia, humor y terror. Los efímeros pánicos sirvieron de inspiración para los hacedores de teatro experimental, artistas conceptuales y otro tipo de acciones subversivas desarrolladas durante los 70. Uno de ellos fue Felipe Erhenberg.

Detalle, Felipe Erhenberg

Como parte de la muestra Kinecaligrafía, Erhenberg presentó el performance Anticonferencia. Por qué pinto como pinto. Al terminar esta acción, él y su familia tuvieron que huir del país e irse a Inglaterra, lo que no impidió que participara en el tercer y último Salón Independiente en 1970.

Ehrenberg envió desde Londres doscientas tarjetas postales en las que sólo se observaban manchas negras y el timbre con el sello postal. Este rompecabezas con clave al reverso de las postales develó el tronco de una mujer con actitud sugerente basada en la tipografía de las recientes Olimpiadas y el estilo publicitario de la época. En la mano izquierda, ella sostiene un balón de fútbol alusivo al torneo de la Copa Mundial celebrada ese mismo año, y en la mano derecha, su seno.

La llegada de Ehrenberg a Londres lo llevó a explorar otras tendencias gracias a su acercamiento con el grupo Fluxus y la fundación de una editorial colectiva llamada Beau Geste Press (Libro Acción Libre). Otro expatriado interesado en configuraciones que le permitieran estudiar las diferentes formas de producción, comunicación y divulgación del arte, fue Ulises Carrión.

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Ulises Carrión

Después de visitar varios países europeos, Carrión se asentó en Ámsterdam. Ahí creó el espacio In Out Center, que funcionó como un centro cultural que albergaba exposiciones, colaboraciones, performances y publicaciones artísticas. Más adelante comenzó a involucrarse más con el archivo, encontrando como principal atractivo su atemporalidad.

Carrión también fue el autor del manifiesto El nuevo arte de hacer libros (1973) y trabajó con diferentes medios: arte postal, video, cine, edición, y literatura, entre otros. En este último ámbito, Carrión, publicó en la revista Plural (fundada por Octavio Paz) una serie de poemas que ejecutaban un tipo de teoría de la poesía, afirmando que "todo lo que existe son estructuras". La visión del arte sistemático se expandió a la música y a las artes experimentales, generando una necesidad de reflexión en torno a la abstracción.

El Geometrismo Mexicano es un movimiento que Cuauhtémoc Medina describe en el catálogo de La Era de la Discrepancia, como: "Lo "geométrico" no es un mero dato visual, sino la presentación concreta de series, estructuras, combinatorias y progresiones lógicas, creación técnica y artificial, pero como no hay concepto sin consecuencias, uno de los efectos más insidiosos del llamado "geometrismo mexicano" fue propiciar pinturas y esculturas que, en efecto, son sólo expresión geometrizada (y superficialmente modernizada) del arte tradicional." Tres de los artistas representativos del Geometrismo Mexicano son Kazuya Sakai con su pieza Jazz, Vicente Rojo con Negaciones y Manuel Felguérez con La Máquina Estética.

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Detalle, Manuel Felguérez

A finales de los 70 emergió la Generación de los Grupos, conformados por poetas, fotógrafos, escultores y pintores que buscaban trasladar el arte a la vida cotidiana. La mayoría de los grupos eran interdisciplinarios, lo que les permitió experimentar con distintos soportes y materiales.

No obstante, la culminación de Los Grupos fue la convocatoria de Helen Escobedo, directora del MUCA, a la X Bienal de Jóvenes en París de 1977. Suma, Proceso Pentágono, TAI y Tetraedro fueron invitados a presentar en la capital francesa. Con excepción de Tetraedro, liderado por Sebastián, que presentó esculturas geométricas, los otros grupos aprovecharon para manifestar críticas sobre el régimen priista.

Proceso Pentágono denunció el uso regular de la tortura en la represión de los movimientos sociales, TAI abordó la miseria latinoamericana en su ambientación Export-Import, y Suma presento El Retablo. Pieza constituida por fotografías y recortes de periódico referentes a la política del momento y en particular, a la llamada Reforma Política.

La X Bienal, dio inicio al auge de grupos y colectivos artísticos. Mira, el Colectivo, Germinal, Fotógrafos Independientes, Peyote y la Compañía, Março y el No Grupo parecían convencidos de haber encontrado, en el trabajo colectivo, la clave para producir obras que rebasaran el tamaño y las posibilidades del trabajo individual.

Al igual que en las bifurcaciones del cine super 8, los grupos tomaron dos vertientes: los comprometidos en su trabajo con el tema de la política y los interesados en la reflexión sobre las prácticas artísticas.

En 1979, el INBA organizó La Sección Anual de Experimentación del Salón Nacional de Artes Plásticas, donde se presentaron piezas que resumían sus propósitos y procesos de trabajo: Suma y El Colectivo mostraron un compendio del trabajo realizado a lo largo de varios años. Proceso Pentágono continuó con la temática abordada desde la Bienal de París. Peyote y la Compañía presentaron su pieza Artespectáculo: Tragodia.

Detalle, Expo '67, Palacio de Bellas Artes, INBA, Mexico

A pesar de su repentino auge, el principio de la década de los 80, marco la disolución de la mayoría de los grupos. Entre las posibles causas de este hecho se encuentran la falta de repertorio o la reactivación del mercado de arte, que impulsó a muchos artistas a volver al trabajo individual, afectando así la estética de los años ochenta.