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Compartir tanto en Facebook afecta tus niveles de estrés

¿Seguro quieres publicar eso?
Anna DeFloria.

Este artículo pertenece a nuestra serie especial dedica al estrés, Stress Week.

Las redes sociales hacen que sea fácil compartir todo, desde la diarrea hasta el divorcio. Pero, ¿qué tan sano es eso?

Hace nueve años, cuando apenas me había separado y necesitaba apoyo social, le di click al botón de ‘publicar’, tratando de mandarle un mensaje a una vieja amiga sobre la agonía de mi matrimonio fallido. Por desgracia, también era nueva en Facebook. Así que, cuando mi amiga llamó, pensé que sólo me iba a ofrecer su apoyo, pero empezó a explicarme la diferencia entre los mensajes privados y los post públicos. Y cuando me di cuenta de que había subido algo tan personal anunciando los detalles de mi divorcio, mis niveles de estrés subieron drásticamente.

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Es sano buscar amistades en tiempos difíciles y las redes sociales hacen que sea fácil encontrar apoyo. Una investigación de Pew señala que las personas que usan Facebook reportan niveles muchos más altos de apoyo emocional, apoyo social y compañerismo que las personas que no lo utilizan. De hecho, un informe del 2011 publicado por Pew Research afirma que, “alguien que usa Facebook múltiples veces al día recibe más o menos la mitad del apoyo que alguien recibe por estar casado o viviendo en pareja.” (Y Facebook no deja calcetines sucios tirados por ahí.)

Las redes sociales pueden ser una excelente fuente de apoyo, pero también pueden ser una gran fuente de estrés. El problema es que, en tiempos duros, lo que decidimos compartir en las redes sociales —y cómo responden los demás— puede afectar seriamente nuestros niveles de estrés. Si bien mi publicación fue un error, a veces hay que gente que parece tener diarrea verbal en redes sociales.


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“Si compartes una experiencia negativa/estresante en línea (ya sea una red social; por ejemplo, Facebook, Twitter, Instagram, o en una comunidad anónima), el tipo de respuestas que recibas puede incrementar o disminuir tus niveles de estrés,” me dijo Pamara Chang, profesora auxiliar en el departamento de comunicación en la Universidad de Cincinnati.

Chang explica que si los comentarios de los usuarios son útiles para “replantear y reevaluar una experiencia negativa, esta interacción puede ayudar a quien publica a enfrentarse al problema, adaptarse y recuperarse emocionalmente”. Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario. Chang argumenta que los comentarios también pueden “impulsar a la persona a seguir rumiando su experiencia estresante, lo cual intensifica las emociones negativas, evitando la recuperación”. En otras palabras, podría empujarte a sobrepensar en el tema hasta afectar tu proceso de recuperación.

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Las respuestas en las redes sociales son poco predecibles —en especial si eres de esas personas que agregan a todos sin importar si sean amigos en la vida real (no los juzgo)—, así que es importante considerar que compartir tus problemas en redes sociales puede tener consecuencias estresantes en la vida real. Por ejemplo, mi amigo Fred (tuve que cambiar su nombre por miedo de alguna represalia). Fred padece la enfermedad de Crohn, una condición debilitante que tiene periodos más y menos graves. Durante un episodio particularmente doloroso, Fred abrió un grupo de apoyo para gente que se sentía aislada por la enfermedad. Compartió sus luchas personales mientras brindaba apoyo para cientos de personas como él. Pasaron unos meses y Fred encontró mucho apoyo en el internet.

Sin embargo, cuando Fred pasó a remisión y volvió al trabajo, le negaron un ascenso por su enfermedad, incluso el jefe hizo referencia a ella durante una junta. “Le pregunté cómo sabía, ya que no le había hablado al respecto y tampoco tenía permitido preguntarme directamente", me dijo Fred. Su jefe respondió que lo había visto en Facebook.

Mientras Fred encontró ayuda y apoyo en el mundo virtual, sus revelaciones personales le trajeron mucho estrés a su vida profesional. Dice que lo entristece que lo que hizo en las redes sociales fuera usado en su contra fuera de ese contexto. “Es frustrante que me tenga que preocupar por eso o cómo afecta a mi familia.”

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"Una de las ventajas del internet es que puedes acceder y comunicarte con personas que están viviendo eventos similares a ti".

Aún así, Fred reconoce que haber revelado su situación en internet, le ofreció apoyo emocional y beneficio a la vida de muchos otros. Cuando le pregunté si lo haría de nuevo, dijo que sí, ya que la comunidad que creó era importante y al final resultó ser algo positivo.

Pero como Chang dice, cuando las redes sociales no ofrecen el apoyo que necesitamos, puede empeorar la situación. Mira el caso de José Torres (36) de Nueva Jersey. Durante su batalla contra las adicciones, Torres recurrió a su Facebook personal para pedir ayuda. Sin embargo, Torres no recibió el apoyo que esperaba. De hecho, me dijo, “la reacción fue tan mala que tuve que borrar muchas cosas y esconder mis problemas”. Al final, compartir su lucha en las redes sociales dañó sus relaciones con amigos y familia.

Otra cosa: cuando estás viendo las publicaciones de los demás, es natural tener una reacción negativa a un post con el que estás en desacuerdo. Piensa sobre cuánta energía requiere procesar e ignorar conscientemente estas publicaciones. Hay encuestas que demuestran que simplemente estar consciente de las privaciones de otras personas pueden aumentar los niveles de estrés. Desafortunadamente, las reacciones negativas no tienen que ser reales para causar estrés. Según una investigación publicada en el Journal of Computer-Mediated Communication, usuarios de las redes sociales pueden experimentar “respuestas anticipadas” y “reacciones imaginadas” que también pueden aumentar el nivel de estrés. Por ejemplo, las personas que agregaste a Facebook y que apoyan a Trump en secreto. Puedo imaginar sus respuestas a mis publicaciones sobre el mejor amigo de Putin.

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En los 60, Albert Mehrabian —profesor retirado de la UCLA y erudito del lenguaje corporal— afirmó que el 93 por ciento de las interacciones interpersonales consiste en la comunicación no verbal. Bueno, quizá es un número exagerado, pero sabemos que la comunicación no verbal es importante para transmitir mensajes. Sin embargo, la comunicación escrita es el método principal de expresión en internet, pero no todos tienen esa habilidad. No hay gestos. No siempre se nota el tono. Y no todos son suficientemente poéticos como para articular sus sentimientos con tacto. Todo esto significa que los mensajes pueden ser diferentes o erróneos cuando cuando alguien trata de expresar sus ideas y emociones en texto.

Aún así, las redes sociales pueden ser un excelente lugar para encontrar apoyo. Chang agrega que “una de las ventajas del internet es que puedes acceder y comunicarte con personas que están viviendo eventos similares a ti”. Pero antes de que publiques algo sobre una situación difícil, ella recomienda que consideres "a quiénes lo estás compartiendo y qué quieres sacar de ello”. No quieres ser esa persona que sólo busca llamar la atención, esa a la que miras mal en lugar de sentir empatía.

Lo último que hay que considerar antes de publicar es que pedir ayuda es diferente a desahogarse, entonces elige tus palabras con cuidado y se específico. Chang advierte que “cuantas más solicitudes de ayuda implícitas o cuanto más frecuentemente pongas publicaciones de angustia, menos probabilidades hay de que la gente en tus redes sociales te contesten; tanto en cantidad como en calidad”. Si no recibes la respuesta que esperabas, agrega, “usar una vía más privada y directa para pedir apoyo de amigos y familiares puede ser más efectivo”.