Feminismo antirracista, lesbofeminismo y feminismo autónomo: esas son las hebras que trenzan el pensamiento de Ochy Curiel. Desde la teoría y la música, en las aulas y en las calles, la activista dominicana lleva cuarenta años hilvanando redes resistentes de mujeres, lesbianas y otros sujetos subalternizados, y abonando los cimientos críticos de lo que hoy se conoce como feminismo decolonial. Para eso, ha politizado radicalmente su vida, comenzando por las rastas que luce y con las que ha desafiado “el blanqueamiento, el racismo y la hispanofilia” de su natal República Dominicana.
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Haber crecido en el Caribe —desde donde se expandió la empresa colonial hacia las Américas, pero donde estallaron también las primeras luchas cimarronas antiesclavistas y anticoloniales— le permitió construir su identidad como mujer afrodescendiente y lesbiana feminista. A finales de los ochenta, entre otras, hizo parte de la Casa por la Identidad de las Mujeres Afro, uno de los primeros colectivos de la región que articuló raza, clase y sexo cuando el feminismo blanco comenzó a ser insuficiente para pensar la matriz de opresiones que atravesaban cuerpos como el suyo.“Nací frente al mar, por eso me gustan los horizontes. Como migrante caribeña tengo visión de isla”, afirma. Desde un activismo fiel a esa mirada ha vivido en más de cinco países, se ha opuesto constantemente a la institucionalización del pensamiento feminista —desde procesos como el Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista (GLEFAS), que fundó con su compañera Yuderkys Espinosa— y ha legado libros como su celebrado La nación heterosexual, en el que revisa cómo la heterosexualidad en tanto régimen político ha sido parte de la construcción de nación, concentrándose en el caso colombiano a partir de un análisis de la Constitución de 1991.De su coherencia crítica, en la que teoría y acción política son indisociables, son testigos sus estudiantes en los cursos que ofrece en la Pontificia Universidad Javeriana y en la Universidad Nacional de Colombia, donde enseña hace más de quince años, y donde ofreció el primer curso de Teoría Lésbicofeminista del país. También es fundadora en Bogotá de la Tremenda Revoltosa Batucada Feminista, el proceso de movilización al que hoy le guarda más afecto. Dentro y fuera del campus universitario, enseñando, cantando o marchando con tambores, la rebeldía contrahegemónica de Ochy busca descolonizar el pensamiento y la acción política mirando siempre los otros horizontes posibles que el sistema colonial/moderno de género mantiene velados.Ochy es una de lxs cincuenta líderes en disidencia sexual y de género cuya vida celebramos en nuestra quinta edición, ORGULLO.
