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Fodongos voladores

En todo el mundo nos burlamos de la incapacidad que tienen los gringos para vestirse como adultos en los aviones.

Ilustración por Michael Shaeffer.

Estaba en un lounge de primera clase en el aeropuerto JFK de Nueva York, esperando mi vuelo, cuando vi a dos mujeres entrar: una estadunidense y una italiana. Intenta descifrar cuál es cuál: La primera era alta y delgada, con una chamarra afelpada, jeans apretados, lentes de aviador y un par de botas con tacones altos del tipo que aparecerían en la portada de Gilt. Se veía relajada, con clase y muy rica, como si estuviera camino a la oficina de su cirujano plástico para unos retoques.

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La segunda mujer llevaba puestas unas botas Uggs y unos pants grises con la palabra “PINK” dibujada en el trasero. Para completar el look, un suéter que no hacía juego y un chongo que parecía más un basurero que un peinado. En otras palabras, la gringa. Revelación: en todo el mundo nos burlamos de la incapacidad que tienen los gringos para vestirse como adultos en los aviones. No es ningún secreto que, en general, se ven de la chingada.

“Creo que todas las mujeres norteamericanas que he visto en aviones, traen puestos pants de yoga de Victoria’s Secret”, dijo Naoise, una irlandesa con un buen sentido de la moda. “Pants de yoga, una sudadera holgada de su universidad y mocasines. Los estadunidenses en los aviones se visten como si fueran a la cama o estuvieran desconsoladas”.

Cuando volar era algo nuevo y emocionante, surcar los cielos a bordo de una obra de arte ingenieril era una ocasión especial para la que todos querían verse bien. Ahora, para muchos, volar es el medio de transporte menos inconveniente. La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) no ayuda, pues insisten en que nos quitemos los zapatos y todos nuestros accesorios y atravesamos sus detectores de metales mientras nos agarramos los pantalones como si fuéramos criminales. Esto hace que la gente quiera vestirse “cómodamente”, lo que sólo empeora la situación.

En algún punto del camino, los estadunidenses decidieron que preferían estar más cómodos que glamurosos. “Creo que muchas personas ven un vuelo como una oportunidad para relajarse, aunquedure una o dos horas”, dice Amira, una chica joven que ha estado en Medio Oriente y EU. Por eso existe el estereotipo internacional de que los estadunidenses son un caos de almohadas, Crocs y shorts cargo cuando suben a un avión, sin importarles lo que otras personas piensen. No me sorprende que todos odien Estados Unidos. Si van a seguir bombardeando a medio mundo, al menos tengan la decencia de no salir a la calle en piyama.

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