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El martes, en Nueva York, la Asamblea General de Naciones Unidas acogió la primera jornada de una sesión especial de tres días en los que se discutirá la estrategia a seguir en materia de drogas de los próximos años. Se trata de la primera cumbre de esta índole que el organismo internacional celebra desde 1998.Expertos franceses instan al gobierno a hacer accesible el antídoto para sobredosis. Leer más aquí.
En Holanda las drogas ocupan una suerte de vacío legal. Todas las drogas ilegales convencionales están prohibidas. Sin embargo, las sanciones por posesión de las mismas oscilan entre lo inexistente y lo irrelevante. Todo depende de la sustancia y de la cantidad. En la práctica, existen distintas gradaciones para la descriminalización de varias sustancias, además de un número considerable de políticas contradictorias.Los coffee shops de Amsterdam son el ejemplo más flagrante. Son dispensarios de cannabis para holandeses y, a menudo, también para turistas, a pesar de que se trata de una sustancia que es ilegal producir, poseer y vender. Sin embargo, una vez la marihuana llega al mostrador del coffee shop, la ley deja de cumplirse en nombre de la tolerancia hacia las drogas blandas.'Se trata de un sistema endémicamente errático que multiplica obscenamente los ingresos de los narcotraficantes'.
"Nuestro programa contra la heroína ha demostrado ser un éxito absoluto", afirma Floor van Bakkum, responsable del programa de prevención en el Centro Jellinek de Tratamiento de las Adicciones, una institución financiada por la sanidad pública. "Hemos sido capaces de tratar a los drogodependientes, de rescatarles de la delincuencia y de la enfermedad, de disminuir los daños y, básicamente, de asegurarnos de mantener a cero el consumo de heroína en el grupo de pacientes con el que trabajamos".El promedio de edad de los opiómanos está bien por encima de los 40 años. Y no para de subir. Las sobredosis todavía suceden, pero el índice de Holanda sigue siendo uno de los más bajos de Europa: el índice de muertes por sobredosis de opiáceos es de 9.1 personas por cada millón de habitantes. En Estados Unidos, por ejemplo, mueren 83 personas por cada millón por sobredosis de opiáceos, mientras que 123 de cada millón sucumben al abuso de medicamentos con receta.Esta caravana recorrió 5.700 km para pedir que se acabe la 'guerra contra las drogas'. Leer más aquí.
A principios de este mes alrededor de 150 personas fueron detenidas después de que una masiva investigación descubriera una colosal operación de producción de estupefacientes. Las autoridades declararon al periódico holandés NRC que el laboratorio era lo suficientemente grande como para producir "70 kilos de MDMA varias veces por semana".Teniendo en cuenta la dimensión del mercado de las drogas y el nivel de abastecimiento mundial de sustancias, el tráfico de drogas se podría convertir fácilmente en un parte integral de las economías locales, algo que dispararía la corrupción a nivel municipal y el lavado de dinero de manera escandalosa. Combatir el mercado de drogas ilegales tiene un coste para el gobierno holandés de alrededor de mil millones de dólares al año. Si se aplicara la misma cifra a una escala estadounidense estaríamos hablando de 19 mil millones de dólares — más o menos la cantidad que cifra el presupuesto anual de la NASA.A diferencia de Estados Unidos, Holanda no dispone de leyes de tres instancias ni de sentencias mínimas obligatorias. Igualmente, no existe la amplia militarización de las fuerzas de seguridad que existe en Estados Unidos. Y todas las cárceles son públicas, y no privadas. Si bien es cierto que la población carcelaria ha ido disminuyendo, en gran medida debido al envejecimiento de la misma, se calcula que el 17.5 por ciento de los prisioneros holandeses están encerrados por haber infringido la ley nacional de opiáceos.'Estamos hablando de un problema internacional. No deberíamos de tener la ilusión de que hacer las cosas de manera diferente resolverá nuestros problemas cuando el crimen organizado está subiendo como la espuma'.
Nicole Maalsté, una socióloga independiente, investiga el trabajo en la industria de las drogas ilegales. Tanto la policía como los departamentos gubernamentales acuden a menudo a ella para intentar descifrar el comportamiento de tales redes delictivas. En un correo electrónico dirigido a VICE News, Maalsté cuenta que la gente que trabaja en el mercado de la hierba holandesa puede dividirse en varias categorías distintas."En primer lugar estarían los criminales clásicos, los que intentan hacer dinero a toda costa", explica. "En segundo lugar están los pioneros, que son aquellos que aman la planta de marihuana y que nunca concibieron estar haciendo nada malo. Luego están los campesinos que luchan por dar con una solución para su negocio en una economía deficitaria. Y por último están los trabajadores accidentales, que se han visto obligados por las circunstanciales, y los pequeños criminales, que empiezan a hacerse más grandes".En los últimos años, explica, las fuertes medidas contra los estupefacientes impulsadas por el gobierno han disuadido a los entusiastas de la hierba, mientras que han contribuido a que aquellos que solo buscan hacer dinero se hayan profesionalizado.Mira el documental de VICE News 'La guerra contra la marihuana de Amsterdam'La otra tara del actual sistema holandés, que consiste en no perseguir a los usuarios e ir a por los productores, ha contribuido a disminuir la calidad de las sustancias ilegales. Y, a consecuencia de ello, estas se han convertido en más peligrosas para la salud pública. La cocaína siempre está cortada con alguna otra sustancia, mientras que las pastillas de éxtasis adulteradas también han provocado varias muertes.Cómo la marihuana legal perjudica el mercado negro de EEUU y a los cárteles mexicanos. Leer más aquí.
Piet Hein van Kempen, un profesor de derecho penal y de enjuiciamiento criminal en la universidad de Radbout, en Holanda, fue requerido recientemente por el ministerio de Justicia para que investigara si los tratados internacionales sobre la droga ofrecen algún espacio que permita "legalizar, descriminalizar, tolerar y/o regular el cannabis de cualquier otra manera para su uso recreacional". Su respuesta fue un no "tajante"."Si solo miras a los tratados de Naciones Unidas y a las leyes europeas en materia de drogas, entonces descubrirás que incluso nuestra sistema actual los estaría vulnerando".En Estados Unidos la marihuana recreacional ha sido aprobada en tres estados, además de Washington DC. Y allí, la administración Obama ha proclamado que el sistema de su país, que permite que la marihuana sea ilegal a nivel federal pero que pueda regularse legalmente en otros estados, no contraviene ningún tratado internacional. Tal argumento ha despertado el escepticismo de alguno de los miembros de la comunidad internacional. Muchos gobiernos, como Rusia, Irán o China han optado por adoptar una línea dura, una línea que, básicamente, entiende que los tratados expresan una rotunda prohibición de todas las sustancias ilegales.La marihuana legal genera tantos beneficios en efectivo que los bancos están asustados. Leer más aquí.
Van Kempen y un investigador académico están trabajando actualmente en un libro que propone soluciones al tema al margen de los tratados de la Unión Europea. No han querido desvelar los detalles, pero asegura que "creo que nuestra investigación resultará de interés para mucha gente".La guerra contra las drogas ha sido siempre reivindicada como un asunto de salud pública y como parte de la lucha contra el crimen organizado. El sistema de doble rasero de Holanda solo ha servido para impedir que la guerra de las drogas alcance sus cotas más delirantes, pero también ha estrechado la mirada de la opinión pública, a quien se le ha privado la información sobre cuales serían los problemas que todavía quedarían por resolver.Tal medida ha provocado, por extensión, un bloqueo considerable para la posibilidad de proponer una nueva normativa. Uno de los grandes partidos políticos del país defiende la legalización en principio; sin embargo sus miembros prefieren no sumarse a ninguna campaña pública por miedo a que su posición se les pueda volver en su contra a ojos de la opinión pública, proverbialmente desinformada.Cuando se le pregunta por los efectos de la política holandesa contra el crimen organizado, Martin Van Rijn, el secretario de salud del país, asegura, básicamente, que pase lo que pase con la política del país en materia de drogas, lo que hace falta para cambiar las cosas es que se actúe desde el resto del mundo."Estamos hablando de un problema internacional", explica. "De manera que no deberíamos tener la fantasía de que si empezáramos a hacer las cosas de manera distinta, eso ayudaría a solucionar nuestros crecientes problemas con el crimen organizado".Sigue a Thijs Roes en Twitter: @thijsroesSigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs'De acuerdo con los tratados de Naciones Unidas y con las normativas sobre drogas europeas, nuestro sistema sería ilegal'.