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Hay tres tipos de subrogación: En donde la pareja que contrata aporta óvulo y espermatozoide y la madre sustituta recibe el embrión en su útero con la finalidad de llevar a cabo la gestación y el nacimiento; cuando la madre portadora aporta su óvulo, el cual podrá ser inseminado con el esperma de la pareja que contrata o de un tercero anónimo o conocido (en este caso no se trataría sólo de una mujer que alquila su vientre, sino que es además madre del bebé); y donde el material genético es aportado por individuos (ambos o sólo uno de ellos) ajenos a la pareja contratante y la madre portadora cede su útero.
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De acuerdo con el Early Institute, una asociación fundada en 2006 con la misión de garantizar entornos de bienestar para menores, cada año unas 800 parejas españolas contratan vientres de alquiler en el extranjero, mayormente en México.La organización mexicana asegura que, debido a que la maternidad subrogada está prohibida en países como España y Argentina, se están volcando hacia México, donde además la falta de regulación lo hace barato.Mariana Dobernig, coordinadora de la Licenciatura en Derecho en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, conoce de cerca el tema: sus tesis de maestría y doctorado han sido sobre este fenómeno. La académica asegura que desde que varios países en Europa prohibieron la subrogación de vientres, México y Tailandia se volvieron "paraísos" para este tipo de prácticas."Después de que países como España, Alemania, Austria e Italia cerraran sus puertas a la renta de vientres, los extranjeros comenzaron a viajar a México y a Tailandia para tener un hijo", explicó Dobernig.
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