Salud

Cómo dejar de estresarte constantemente por el futuro

Darle vueltas a las cosas no ayuda a prepararte contra su impacto, solo te hace sentir peor en el presente.
Katie Way
Brooklyn, US
DS
traducido por Daniela Silva
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Ilustración por Ohni Lisle

Algunos de los momentos más emocionantes de la vida dependen de la promesa del futuro: la noche antes de comenzar un nuevo trabajo, el viaje en avión antes de llegar a tu destino de vacaciones, el desfile de ropa antes de una prometedora primera cita. La anticipación puede imbuir el presente de un sentido de propósito, sin embargo, en tiempos difíciles, como este, también puede llenarnos de pavor. Frente a las restricciones inducidas por la pandemia, para muchas personas los siguientes meses podrían parecer sombríos. Cualquiera que sean las circunstancias en un momento dado, a veces es normal centrarse en el futuro en lugar de priorizar el presente. Sin embargo, estar pensando en lo que va a pasar a continuación se puede convertir en un problema si lo hacemos obsesivamente.

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El futuro es inherentemente incierto; básicamente incontrolable. (Tenemos una prueba muy clara si comparamos la realidad de este año con lo que creíamos que sería el 2020). Entonces, ¿por qué la gente pasa tanto tiempo pensando en lo que vendrá, cuando básicamente no tenemos idea? Según los psicólogos Daniel Gilbert y Timothy Wilson en un artículo de 2007 sobre cómo experimentamos el futuro: los futuros que la gente sueña en el "ahora" provocan reacciones emocionales que ayudan a informar su toma de decisiones. A este proceso lo llamaron "prospección".

El error más común que cometemos cuando buscamos prospectos, le dijo Wilson a VICE, es olvidarnos de lo que él y Gilbert llamaron "sesgo de impacto" en su artículo. El sesgo de impacto es la creencia de que los eventos futuros tendrán un impacto emocional en nosotros más grande de lo que realmente es. “Creemos que, si ganamos la lotería, seremos felices para siempre. Si nuestra pareja nos deja, estaremos tristes para siempre”, dijo Wilson. “Sin duda, uno nos hará más felices que el otro, pero probablemente estemos sobreestimando el impacto general en nuestras vidas a largo plazo”.

Tratar de predecir el futuro puede ser poco fructífero porque incluso si tenemos una idea de lo que va a suceder, no podemos estar realmente seguros de cómo reaccionaremos. "Somos más resistentes de lo que pensamos. Somos bastante buenos para sobrellevar las cosas y encontrar una manera de lidiar con los flechazos de la vida", dijo Wilson. "Lo malo es que nos acostumbramos bastante rápido a las cosas buenas y éstas pierden su fuerza después de un tiempo".

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A pesar de su falta de fiabilidad como indicador de cómo nos vamos a sentir al respecto, existen razones complejas y positivas para intentar mirar hacia adelante. El psicólogo clínico Ryan Howes dijo que al tomar precauciones contra problemas previsibles, estamos evaluando cómo mantenernos a salvo. “Nos subimos al coche y nos ponemos el cinturón de seguridad en caso de que algo salga mal. Usamos mascarilla en público en caso de que alguien con el que nos encontremos tenga coronavirus”, dijo Howes.

Howes advirtió que prever las cosas se vuelve contraproducente cuando consume a la persona que piensa en esto, dejándola tan preocupada por el futuro que no puede prepararse para él de manera efectiva. Por ejemplo: si preocuparte por fallar en una presentación de trabajo te motiva a comenzar a prepararte con antelación para que puedas sobresalir, excelente. Si, en cambio, esa preocupación hace que no duermas toda la semana, dejándote nervioso y al límite cuando llega la hora de la presentación, eso es un problema.

Sahar Motakef, investigadora postdoctoral del CBT Los Angeles, un grupo de psicoterapia que se especializa en terapia cognitivo-conductual, dijo que "adivinación" es el término que utilizan para la distorsión cognitiva resultante de la ansiedad sobre el porvenir. “Es una forma de pensar negativamente sesgada que no se basa en la realidad, pero que a menudo comenzamos a hacer automáticamente como un mecanismo de defensa”, dijo Motakef. “Las personas sienten que, para lidiar con la ansiedad de que algo malo suceda, tienen que prepararse para ello ensayando ese escenario en sus mentes, para que, cuando suceda, no sea tan doloroso e impactante”.

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Darle vueltas a las cosas no nos ayuda a prepararnos contra su impacto, solo hace que duelan más en el momento. "El problema con eso es que, si la situación ocurre, el hecho de hayamos estado pensando en es durante semanas no le quita el dolor y la conmoción", dijo Motakef. "Lo único que hace es [multiplicar] ese momento doloroso".

Un estudio de 2013 sobre el poder del temor respalda la afirmación de Motafek de que anticiparnos a un evento negativo tiene más impacto que el dolor en sí: los participantes tenían la opción de elegir entre una descarga eléctrica fuerte e inmediata o esperar hasta 15 minutos por una más débil. El setenta por ciento optó por el impacto más fuerte sobre la agonía de estar esperando.

En el caso de planificar algo como el "fin" de la pandemia, que por supuesto nadie puede determinar: "Preocuparse por el futuro puede ser una forma de engañar al cerebro para que piense que tienes el control sobre una situación", dijo Gregory Scott Brown, psiquiatra y promotor de bienestar". ¿Es algo adaptativo? ¿Es algo productivo? Probablemente no".

Incluso si nuestro cerebro y estos momentos de estrés nos tientan a unirnos al clan de los profetas, especuladores financieros o analistas deportivos: Howes y Brown dijeron que centrarse en causas externas y pasos concretos que cualquiera puede tomar para cambiar de manera positiva el futuro, puede aliviar ese ciclo de estar pensando en el futuro. Por ejemplo, llamar a un congresista, organizar tu lugar de trabajo, ser voluntario en una organización o ayudar a un amigo necesitado.

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Cuando te compadeces de los demás por lo que está por venir, Motakef recomienda redirigir la conversación que se centra en la ansiedad hacia cómo podríamos aceptar las circunstancias actuales. “A menudo nos alimentamos unos de otros”, dijo. “Si podemos hacer una pausa y escuchar a esa otra persona y asimilar eso y responder con algo más como, 'OK, así están las cosas hoy en día. Aceptemos el hecho de que así es esto', cambia la conversación".

“Cuando no estás enfocado en el futuro y eres capaz de pensar más en el presente, es cuando te adentras más en la resolución de problemas en lugar de estar pensando cosas que te generan ansiedad que al final no te ayudan en nada”, dijo Motakef. Sugirió ponerte un límite de una “hora de preocupación”, un bloque de tiempo en el que puedas estresarte, escribir un diario, soñar con los peores escenarios y luego eliminar esos pensamientos por el resto del día.

Otros futuros son posibles

Wilson dijo que, personalmente, está tratando de no poner demasiado énfasis en su propia visión del futuro y, en cambio, se está enfocando en lo que Howes llamó la "versión positiva" de la adivinación: la esperanza.

“Hay una luz al final del túnel”, dijo Wilson. "Incluso si exageramos un poco con lo brillante que será esa luz, es bueno concentrarse en eso". Si parece que no puedes dejar de querer predecir el futuro, al menos recuerda que también habrá cosas buenas esperándote.