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todas las imágenes cedidas por management.
Noisey

Cazzu, niña inútil y mujer astuta

Tuvimos una edificante charla con Cazzu por el estreno de "Una niña inútil", su nuevo disco.

“Empecé a entender que tenía que calmarme y en ese proceso, nació este disco. ¡Que se vayan a la mierda! Tratar de rapear como un un hombre no va a salir, me tengo que fumar 29 cigarrillos todos los días para alcanzar la nota de los varones, basta de esa preocupación”; me cuenta Julieta Cazzucheli en una llamada que duró 63 minutos.

Desde que Cazzu empezó su carrera han aparecido muchas descripciones. Dicen que Cazzu es punk. Que Cazzu es rock. Que Cazzu es la más del trap latinoamericano. Que Cazzu es la jefa. Que Cazzu es cumbia. Que Cazzu es aquello. Y hoy Cazzu está mostrando una nueva piel que hasta ahora no había salido: Una niña inútil. Un disco conceptual de R&B.

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Reflexionando toda la carrera y no carrera que llevo entrevistando personas que hacen música, concluyo no haber tenido cerca una propuesta similar como Cazzu. Yo también caí en lugares comunes al tratar de describirla. Y caer en la facilidad de englobar propuestas artísticas dependiendo del momento y forma en que nos levantemos de la cama; solo porque las y los que escribimos podemos y tenemos las habilidades para hacerlo al final del día se me hace un poco perezoso.

Hoy Cazzu es una persona bastante posicionada dentro de la industria musical. Conciertos llenos en 12 horas. Millones de seguidores. Portadas de revistas. La semana pasada estrenó su tercer disco con una pandemia global como banda sonora. “¿Cuánto más puedo fracasar yo como artista si el mundo ha fracasado?. Con este disco me di el permiso de decir: ‘Yo voy a hacer música. La música que me salga del corazón. Tengo muchas ganas de hacer esto’; cuenta la de Jujuy.

Una niña inútil es hecho y compuesto en la cuarentena. Producido por Choclock, Dano y Lex Luthorz. Y según una gacetilla explicativa que Cazzu envió a las personas que pudimos escuchar antes su disco, habla “de emociones reales y hasta viscerales que han sido principalmente otorgadas a las mujeres, como el resentimiento y el interés sobre el amor y las relaciones, debido a la construcción de géneros a la que estamos sometidos”.

Cazzu viste y une su tercer disco con títulos de canciones que hacen honor a poemas de Alfonsina Storni (1892-1938), una poetisa nacida en Suiza pero que se mudó a corta edad a Argentina, donde pasó el resto de su vida. Usando el feminismo y al R&B como conectores para mostrar el lugar mental y emocional en el que está Cazzuchelli en pleno COVID-19.

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“Una niña inútil está construido para que cada uno vaya a donde quiera con su idea de lo que escuchó. El disco fue una construcción súper desprejuiciada, dije: ‘Yo estoy acá en casa y si me tiro y me quiero abrir un champagne sola en cuarentena, encerrada, así como puedo poner Wisin & Yandel de 2002, me pinta poner un Danny Ocean, Summer Walker, y estar en el mood’. A mí me encanta el R&B, me gusta mucho cantar, yo siento que la gente no sabe que puedo cantar’, dice convencida Cazzu.

¿Y si hoy en plena situación global no es el momento adecuado para hacer un disco de este estilo, mandar tendencias y pretenciones comerciales al carajo y mostrar cómo estamos y quiénes somos cuándo va a serlo?

Hicimos una videollamada con Cazzu por motivo del lanzamiento de Una niña inútil, su más reciente disco. Acá está el resultado.

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VICE: Cada vez veo que más artistas de tu tamaño sacan música muy seguido, cada 5 o 7 días a veces. ¿Tú crees que este tipo de consumismo puede ser contraproducente para la misma obra y el público?

Cazzu: Yo me considero una persona que realmente se toma su tiempo para fabricar la música y creo que de los artistas que sacan música todo el tiempo, soy la que menos. Me gusta estar segura. La mayoría de las canciones que van saliendo son canciones que se acumularon en el tiempo y tienen varios meses de trabajo. Puede que exista una naturaleza en el tipo de artista que somos nosotros que, de alguna forma, hemos adquirido la capacidad de hacer música de forma más rápida de lo que se solía hacer antes pero, de todas formas, sí me parece que es contraproducente. Me parece que hay un nivel donde no puedes pisar una canción que sacaste hace un rato con una de ahora. Me gusta que la gente tenga su momento de proceso.

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También está la contraparte de tu equipo, de la industria que te dice: “No pares de sacar música porque los algoritmos se bajan”, pero ese es el deber de ellos, es su trabajo y nuestro trabajo como artistas es oponernos a lo que consideramos que no es parte. Entonces siempre hay una negociación de por medio. De hecho, yo creo que saco menos música de la que a mi equipo le gustaría.

Acabas de estrenar “Una niña inútil”, un disco de R&B, te alejas de lo que históricamente has venido haciendo; que quizás es música más para pasarla bien. Bailar. Gritar. Lo que quieras. ¿Va de la mano con la pandemia? Digo, quizás no hay ahorita tantas ganas de algunas personas para estas cosas y estamos en un lugar más instrospectivo.

Uno siempre tiene la presión y el miedo de no estar vigente. Un miedo absurdo que viene de personas como nosotros que somos como una generación líquida donde todo es inmediato, nosotros creemos que el fracaso va a venir al instante porque es lo que nos hacen creer.

Entonces como en ese momento el mundo era como un fracaso mundial, universal, usé la música como un diario íntimo, de una forma mucho más personal. Siempre ha sido personal la música para mí pero en este punto uno a veces fabrica música con el miedo de que el otro no termine de comprender, entonces facilitamos el mensaje.

A mí me encanta el R&B, me gusta mucho cantar, yo siento que la gente no sabe que puedo cantar, no es que no sepa sino que no está pensando en Cazzu como una cantante, como yo rapeo mucho…Pero yo antes que rapera soy cantante. Entonces quería hacer exploraciones vocales, auditivas, de mensajes, de cosas, ¿cómo la gente va a recibir eso? Tuve también la idea de hacer un disco de cuarentena, de acompañamiento en un mood en donde no puedes salir al party, digamos. Lo hice así, sin ningún prejuicio, sin ningún pensamiento hasta con miedo de decirle a todo mi equipo como de: “Miren, hice un disco un poco raro”. Sobre todo, fue la manera en la que está interpelada la creatividad ahora, ¿no? Igual me puedo patinar unos reggaetones re perreos pero yo quería tener la posibilidad de hacer un material entero con este mood y qué mejor momento que este.

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Siento que los artistas antes tenían ese “permiso” de hacer un par de discos así y no pasaba nada, era parte de su discurso y de su obra. Y ahora quizá, como todo el tiempo estamos consumiendo cosas, viendo 1.000 películas en Netflix y hablando por WhatsApp y en Facebook y en Twitter y en Instagram, todo el mundo quiere hit tras hit.

Es como una carrera, es un Grand Prix al que todos quieren pertenecer. No me molesta a mí la gente que está compitiendo por su número 1 en Billboard, o sea, me río de la gente que se pelea por su número 1 en las redes. Siento que los número 1 muchas veces son parte de un equipo gigante de gente con mucho dinero, con muchos contactos, con muchas estrategias. A veces son parte de un buen artista y un buen equipo y a veces son simplemente un premio a tu trabajo. Qué feo ha de ser saber que hiciste una canción y que va a ser número 1 porque ya lo sabes, porque esas cosas pasan en la industria. Hay artistas que ya saben que van a ser un número 1 y para mí eso es como un premio injusto y raro también porque no todos se lo han ganado de la misma manera. Entonces para medir todo con esa vara, hay que ser un poco detallista.

Es como la carrera de la muerte, el que tiene ganas de correrla que lo haga. Está buenísimo que pelees por ser el número 1, pero no es mi caso. A mí me gusta generar emociones, no digo que esta gente no sea capaz de generar emociones, pero me gusta pensar en eso. Me gusta que el recibimiento de mi música me genere a mí una emoción que no me esperaba, sino pareciera que todo es matemático y está todo calculado y, ¿cuándo el arte fue matemático? Solo ahora que la industria está esquematizada. Y también es un estilo de vida porque imagínate estar todo el día checando tus números. Yo trato mucho de cuidar eso, yo sacó un tema y vuelvo a ver sus views mañana cuando el equipo me dice: “Le fue re bien”, porque sino uno entra en ese trastorno de números y de llegadas y de comentarios y de likes que puede ser bastante nocivo. Pero creo que hay gente que está más preparada que yo, seguro.

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¿Crees que este disco lo analicen desde un lugar más altruista o “elevado” o vamos, “más en serio” por ser de R&B y no de trap o reggaetón? Digo esto desde un lugar curioso, porque siento que a veces eso sucede en el periodismo musical y la industria.

Pienso que es un prejuicio igual. Yo he formado parte de muchos géneros, sé cómo se produce la cumbia y sé cómo se produce el R&B de ahora, moderno, digamos. Entonces te puedo decir que la cumbia tiene un proceso mucho más complicado. En la cumbia vas con tu instrumento, lo grabas, lo tienes que mezclar, tienes que grabar 32 veces y 32 canciones. La producción de R&B es un productor o dos o tres. Pienso que son prejuicios, que cada uno debe ubicarse en un contexto y pensar cómo va a jugar la música y por qué. Yo creo que los discos que son tomados en serio es porque de alguna forma hay una energía que flota y dices como: “Ay, esta persona lo hizo en serio, le dio un pedazo de uno”. Cuando ves pedazos de las personas en una obra, es donde inspira este sentimiento de seriedad. Cuando escuchas El mal querer de Rosalía, Rodeo de Travis Scott, sabes que ahí hay un pedazo del alma de esa persona, es más que música, es energía, es un objetivo, es historia, es experimento, una especie como de alquimia musical.

Y hay cosas que no se discuten, ¿quién te va a discutir que el disco de Rosalía no es uno de los mejores discos de la historia? No existe, nadie te va a discutir eso. Es algo intangible que no tiene la matemática de la industria porque hay cosas que están más allá de lo visible. Va a haber gente que no, que va a decir: “No, a ver ponte Madonna del 1900”, siempre va a haber gente que va a discutir cierto tipo de cosas solo porque sí.

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En la gacetilla de Una niña inútil dices: “Pareciera que el amor y los sentimientos nada tienen que ver con ser una mujer fuerte y es ahí donde hacemos una conexión directa entre el anti sentimentalismo y el girl power”. Me puse a recordar a mis ídolas artistas de niño cuando crecí, o sea, Britney Spears, Beyoncé, Madonna, Shakira, y tengo una percepción de que sí había esa aceptación. Como que tú veías a esa artista mujer hablar de sentimientos y romperse. ¿Lo ves así?

Yo creo que no hay forma de que antes haya habido más aceptación que ahora porque este proceso ha evolucionado. Lo que pasa es que como mujeres hemos tenido el infortunio, la mala suerte de tener que explorar distintas maneras de convencer a la gente y en nuestro género en particular y un poco en el pop, al ser un poco callejero, duros, explícitos, sí tuvimos que hacer una desconexión por ahí. O sea, era como, “el amor te debilita, estar enamorada te debilita” y debilitarte es todo lo contrario a estar empoderado entonces creo que ese proceso fue necesario y todavía lo es para gente que está pasando por ese proceso musical de, “Yo soy mala, yo no me enamoro, yo hago mi dinero, fuck you”. Creo que es un proceso necesario porque no puede venir de antes la concepción de, “Yo puedo ser una mujer fuerte y amar y estar enamorada o tener una pareja de repente”, eso viene después.

Pero está bueno plantearlo porque yo creo que las mujeres no hay manera de que nos debamos sentir débiles por amar porque somos tan multifacéticas y podemos hacer tantas cosas al mismo tiempo, como empoderarnos y estar enamoradas a la vez. Está bueno recordarlo en el género, recordar que también estamos atadas a los sentimientos humanos. De lo que estábamos cansadas era de que todo el sentimentalismo esté siempre otorgado a la mujer, como que: “Las mujeres no pueden tener sexo sin amor”, eso no pasa desde hace mucho, pero de alguna forma el concepto que flota arriba de nosotras ahí sigue, como una nube de lluvia.

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Entonces me parecía interesante, con la imagen que yo tengo en el género y como que todo el mundo piensa que yo soy una mujer fuerte, dar un poco este mensaje de desequilibrios, de cosas que no podemos controlar, que capaz que no es tan bueno sentirlas, pero están. Y, obviamente, desde mi condición de mujer siempre va a ser más aceptado decir, “Lo que acaba de decir esta piba, lo siento en el corazón”. Pero bueno, sí me parece que es un concepto que hay que revisar. Los chabones también hacen música como de: “Ella es mala, ella no se enamora”. No es lo mismo ser malo y no enamorarse, eh. Puedes estar enamorado y ser malo. Puedes no enamorarte o no querer enamorarte y ser bueno. Son conceptos que no tienen nada que ver el uno con el otro.

Hace un año que te entrevisté me dijiste que lo que más te molestaba era que siempre que hablaban de ti decían: “La artista femenina de trap”. ¿Sientes que ya ha cambiado eso?

Bueno, los cambios en este tipo de cosas son paulatinos y suceden y puede ser que hayan sucedido. Yo creo que estaba muy enojada con el hecho de que reconocía que los hombres, que consumían la música, cuando oían un titular que decía “ella” o “la artista femenina” inmediatamente no les interesa. Y en ese momento a mí me preocupaba mucho que los hombres me consumieran. Era como: “¡Toda mi fuckin playlist tiene chabones, ¿cómo puede ser que los chabones no tengan mujeres en su puta playlist?!”. Entonces estaba súper enojada con esto y sentía que los medios ayudaban a que nadie sepa nada de mí, claro, un pibe que se siente muy hombre, ve algo que dice “femenino” y listo, lo ignora, pues no le importa. ¿Cuánto le puede importar a un macho leer algo femenino? ¡Una mierda!

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Entonces, con este concepto inconsciente también en nuestras cabezas, cuando apareció la categoría de “artista masculino” yo dije: “Ok, ahora tiene coherencia”. Cuando la situación era: “Mejor artista/ Mejor artista femenino”, teníamos un problema gravísimo.

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Hay un tema que también sigue sacando conversaciones cuando periodistas te preguntan “¿qué se siente ser mujer en una categoría?”

Yo creo que una persona que te hace hoy esa pregunta es un irresponsable. Si trabajas de periodista es tu responsabilidad no hacer esa pregunta.

También hay que entender algo que es muy importante para todo este proceso del feminismo, que es un proceso y como en todos los procesos, nosotros vamos descubriendo. Va a haber conceptos que hoy son terribles y que mañana van a ser cómodos porque hay una línea que ya no va a estar; hay un piso que parecía que no se rompía que ya no va a estar. Entonces las mujeres vamos a volver a estar cómodas en cierto tipo de lugares, que hoy no los estamos.

En un momento, yo creo que las preguntas estaban ejecutadas con una mirada errónea. “¿Qué se siente ser mujer en el género?” Era más bien un hartazgo de sentir que parecía que no había nada más importante en tu carrera que el ser mujer y estar en tal lugar. Todo lo demás se veía opacado por el hecho de que eras mujer. Se hablaba todo el tiempo de eso y es muy difícil contestar esa pregunta, tienes que pensar muchísimo la respuesta. Y bueno, la verdad es que es una verdadera cagada, es una cagada ser mujer en el género, amigo, es sufrir, es llorar, es que no te respeten, es que todo lo que haces es algo que hace una mujer, no algo que hace una artista, pero eso lo decías en tu cabeza, en realidad no había respuesta.

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Cada una lo vive distinto. Porque existe esto de que también se piensa que hay un arquetipo de mujer al que todas respondemos, que todas nos manejamos en la misma forma. Yo no sé si me manejo igual que, no sé, Natti Natasha, no sé si a mí me molestan las mismas cosas que a ella o a ella las mismas cosas que a mí, o las mismas cosas que a Karol G, no sé, creo que no.

Entonces te estoy dando la segunda razón por la cual es una pregunta rara. Difícil. Porque si contestas cómo es ser mujer en un lugar, estarías contestando en nombre de todas y eso es muy irresponsable. Hay muchas mujeres que no están de acuerdo con que yo me sienta incómoda haciendo tal o cual porque ellas no lo sienten. Hay mujeres que me han dicho: “Te tienes que relajar”, las vivencias son otras, las experiencias son otras y los objetivos fueron otros.

De repente todas estamos contestando la misma pregunta y la contestamos como medio que no sabemos.

Volvamos a tu obra. Siento que es una que debe consumirse en discos, más que en canciones sueltas. Y más con Una niña inutil. Y no digo que no puedas tener canciones que funcionen como hits. Hay varias en tu repertorio que siento que podían pegarse más. Como “Nada”.

Yo también siento esas cosas. Eso es muy loco porque yo siento que no nací para estar tan pegada. Porque a los temas hiteros que hice, les fue bien. Pero nunca chartearon, eso también es una cuestión de la industria que te avala, de un proceso de gente que dijo: “Esto lo quiero poner acá”, y como ese disco no tiene nada más, hay cosas que no pasaron. Digo, sí tiene 10 millones de vistas más cada que lo vuelvo a abrir en Sportify y digo: “Qué loco”, pero nunca charteó, y ese tema sí tiene una especie de disco platino, no me enteré porque no estaba tan pro [yo] tampoco. El otro día por primera vez me pasaron que Bonus Track tenía disco de oro y dije: ”Guau”, es la primera vez que sé qué carajos significa un disco de oro.

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Yo escucho esa canción [“Nada”] y veo una que obviamente responde a todo lo que tiene que tener una para ser un hit masivo y quizás no fue tanto. Pero si a un o una artista cualquiera tú le das esos plays que tiene “Nada”, claramente le estás cambiando la vida y la carrera. Tú estás en una posición privilegiada de que puedes decir: “Bueno, eso para mí no fue tan grande”.

Sí, yo creo que podría haber cambiado la mía pero no pasó. O sea, para llenar todos los casilleros de la matemática y de la fórmula de un hit, también hay una empresa por detrás, y cuando no tienes esa empresa o de repente no es tan un fenómeno la canción, pero sí tiene todo para ser un hit, pasan estas cosas raras. Para mí “Nada” es una cosa que podría haberle ido mejor, pero le fue como le fue.

Todas las canciones pegadas en las que yo participé, nunca estuvieron hechas para eso, nunca pensamos que iban a pegar. Yo no creo que Alex Rose haya pensado que “Toda” iba a ser lo que fue y que todos los pibes de esa canción hoy íbamos a ser artistas medianamente importantes, mira a Rauw Alejandro…

Para terminar, despides la gacetilla de Una niña inútil como una especie de disculpa a los intelectuales. Y quería preguntarte: siempre que critican a las mujeres que escuchan y hacen reggaetón, les dicen que es un género que denigra a la mujer. ¿Tú qué piensas de esto?

Bueno, el primer paso para entender eso es que el feminismo es más complicado de entender para los hombres, entonces no hay hombres autorizados para decir: “Te la das de feminista. Te haces la feminista” a lo que yo digo: “Tienes dos bolas ahí abajo, no tienes derecho a hablar de feminismo, si vas a hablar conmigo, habla con todo el respeto y aceptando todas las equivocaciones que vas a tener por ser hombre y hablar de un movimiento de mujeres”.

A mí más mujeres me han dicho: “¿No te parece que el género es muy machista?”, entonces, a mí me parece que el mundo es machista, que la existencia es machista, no solo el género. Pero yo tenía una conversación con mi hermana mayor que me invita al feminismo desde muy temprana edad, y desde que el feminismo era un movimiento temprano, por lo consiguiente, los paradigmas eran otros. Entonces el primer impacto era que no estaba bien que un hombre hablara de una mujer de la forma que hablaba el reggaetón, y yo, sin entender el feminismo en ese momento porque era muy chica, le decía a mi hermana: “¿No te das cuenta que todo el tiempo están diciendo que ella lo pide, que ella lo quiere?”.

Ahora, si me pones un reggaetón que diga: “Yo te doy por detrás, aunque no te guste”, bueno, estamos hablando de una violación. Cuando la mayoría del género está desarrollado bajo una mujer que hace lo que quiere, que no le importa lo que digan de ella, que se da los gustos de estar con quien quiere, que lo piden… ¿Sabes lo difícil que es para una mujer decir que le hagan algo? Es un prejuicio. Entonces para mí colaboraba de alguna forma al feminismo, colaboraba a que la mujer esté suelta. Yo siempre sentí que el mensaje estaba un poco malentendido en el feminismo, me encantaría que la gente lo entienda un poco más como yo, pero entiendo también que hay mucha gente a la que considera misoginia el hecho de cosificar a la mujer porque cosificar es convertir en una persona en una cosa, eso bajo ninguna circunstancia está bien. Pero de ahí a dirigirse de alguna manera a una mujer que era libre de hacer lo que quisiera, estaba bueno, ayudaba. Ahora la persona que lo concibe así, está un poco atrasada. Hay cosas que no entendió y está bien, hay que esperarlos. A la gente hay que educarla de a poco, con amabilidad. Creo que va por ahí.

Entonces yo de repente hago música sexual y digo lo que quiero y mucha gente dice: “Usas tu sexualidad para promover tu música”, pues sí y no. No sé, capaz que sí, capaz que no, pero, ¿es menos música por eso? ¿Es menos artístico por eso? ¿De qué tengo que hablar, de problemas sociales, de la política? Hay gente que habla de eso, escúchenlos a ellos. Entones es una manera de no haber entendido el feminismo, pensar que mostrarse una no está bien. Por ejemplo, las mujeres que salen en los videos de reggaetón, ¿crees que a ellas no les gusta lo que hacen, que no les gusta mostrar el culo, que no le gusta mostrar su cuerpo hermoso? Yo creo que les gusta y por qué vamos a decirles que no lo hagan, cada uno hace con su cuerpo lo que quiere. Ahora, no le hagas a mi cuerpo lo que yo no quiero, ¿me entiendes? Eso es más importante entenderlo. Y es más importante estar preocupados porque nadie le haga al cuerpo de otra persona lo que la otra persona no quiere, que lo que cada uno hace con su cuerpo.

Acá puedes escuchar el nuevo disco de Cazzu.

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