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Marca España

Gente confiesa los trapicheos por los que tendría que dimitir si fueran políticos

Falsear partes médicos para faltar al trabajo, pagar en negro o robar bisutería. Todos hemos hecho un Cifuentes o un Montón.
Montaje de portada vía la usuaria de Flickr Cristina Cifuentes | CC BY 2.0 y Juan Medina / REUTERS

Sin querer exculparles de sus fechorías, en algún momento de nuestras vidas todos nos hemos hecho un buen Cifuentes o un buen Montón o un buen Casado, o sea, cometer un pequeño acto vil e ilegal —aparentemente inocuo— que no es más que el síntoma de una sociedad podrida. Estas costumbres criminales están muy arraigadas en el seno de una sociedad y normalmente son aceptadas si las hace un ciudadano de a pie, pero resultan tremendamente insultantes si las realiza un cargo público o un personaje influyente. Esa es la diferencia entre Cifuentes y tú, que robas papel de váter de la oficina y pagas en B al tipo ese que te limpia el piso los miércoles.

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Estas pequeñas mierdas, que tampoco son crímenes extraordinarios, podrían hacernos dimitir si fuéramos políticos y algún periódico sacara a la luz la noticia. Hemos hablado con varias personas para que nos cuenten sus pequeñas maldades que podrían destruir su hipotética carrera política.

Para no meter a esta gente en problemas serios —perder el curro, ser expatriado o lo que sea— los hemos mantenido en el anonimato, así que hemos cambiado todos los nombres, pero las historias son reales.

FALSEAR MENÚS QUE TE PAGA LA EMPRESA

Cada vez que viajo por temas de curro paso los tickets de las comidas y cenas a la empresa, para que me los reembolsen. El tema es que hay bares o restaurantes donde ya me conocen y por ejemplo, cuando pido un menú plus —más grande y con más variedad de platos— me lo cobran como si fuera un menú sencillo, el truco aquí está en que la cuenta final me la hacen como si fuera el menú ese más caro. Entonces, cuando la empresa me paga, la diferencia esta va para la saca, obviamente.

Esto solo lo puedo hacer en los sitios de confianza aunque hace unos meses estuve dos semanas en Madrid por trabajo y en un restaurante de la cadena VIPS tenían una promoción de un 50% de descuento para dos personas. Cuando me sacaban la cuenta me daban un ticket con el total sin el descuento, ponle unos 38 euros, y luego había que aplicar el descuento en una App del móvil para que el ticket se redujera a unos 20 o 25 euros. Cuando volví del viaje le pasé a la empresa los tickets que costaban 38 euros, los que me daban antes de aplicar la oferta no los más baratos que daban una vez se pasaba la aplicación, entonces me gané unos 20 pavos por comida. A comida y cena durante dos semanas me saqué una pasta.

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—Rubén, 28 años

EL BILLETE DE METRO DE ABUELO

Yo me compro las tarjetas de metro esas para abuelos jubilados. Pagar por una T-10 cuesta 10 pavos y una tarjeta de abuelo jubilado de esas con descuento no cuesta ni cuatro euros, y tiene los mismos viajes. Como no me quiero colar en el metro porque no tengo edad y porque me da palo todo el trámite de colarme detrás de alguien y todo esto, tengo que buscar alternativas. Yo pago mi contribución, pero menos, lo que me parece que deberíamos pagar todos vaya. 10 viajes cuatro euros, pues oye, está bien, lo compro. Pero 10 viajes 10 euros es un puto timo.

Hace ya como cuatro o cinco años que voy con la tarjeta de abuelo y creo que solo me han parado tres veces. Dos de ellas me salí con la mía porque antes de que me metieran la bronca ellos les metí la bronca yo, en plan, “joder, pues se me ha caído el ticket pero ¿verdad que tenéis cámaras de seguridad?, pues miradlas porque yo he pasado el ticket” y blah, blah, blah. Todo con la voz muy ofendida, diciendo que eres una ciudadana correcta y que has pagado tu billete. Les metes la bronca como usuaria ofendida y te dejan pasar. Y bueno, alguna vez incluso me han llegado a pedir perdón.

La vez que me pillaron sí que no me pude salir con la mía porque fue en el bus y entonces no tuve por dónde cogerme y sí que me multaron pero nunca me llegó.

—Mireia, 30 años

SELLAR EL PARO PARA OTRO

Estuve viviendo una época en Inglaterra y una conocida mía —tampoco es que fuera muy amiga, la verdad— que ya no estaba viviendo en el país me pidió que le sellara cada mes su tarjeta del paro, a cambio me daba algo de pasta. Estuve haciéndolo durante años, así ella conservaba la ayuda y yo me sacaba algo de dinero. Ella es italiana y yo española pero la gente no se enteraba de que yo realmente no era italiana. Me preguntaban que cómo me iba la búsqueda de curro y todo eso y yo me lo inventaba cada vez y nunca detectaron nada raro.

—Carla, 28 años

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JUSTIFICANTES MÉDICOS APAÑADOS Y PAGAR Y COBRAR EN NEGRO

Si alguien se pusiera a repasar mi carrera encontraría varias cosas que me podrían meter en problemas. He pagado parte de la obra de mi casa en negro, yendo por la calle con putos dinerales en sobres, como Bárcenas. Te dicen eso de que con factura es más caro y que hay que pagar autónomos y que no sé qué y te dejas liar, porque así en efectivo te ahorras una pasta. Mal por mi parte.

También soy músico y he hecho miles de bolos en negro cuando en realidad estoy obligado a facturar, siendo encima profesor de música en EGB. Además, en mi colegio he faltado muchos días de curro para poder tocar conciertos por ahí —esos en los que cobro en negro— y para poder faltar un colega médico me falsea justificantes médicos. Esto de los justificantes lo hago poquísimo, un par de veces al año como máximo, no quiero columpiarme tampoco. Estoy cero orgulloso de ello.

—Juan, 34 años

JUSTIFICANTES MÉDICOS FALSOS HECHOS EN INTERNET

He falseado documentos oficiales y partes médicos. Lo de los partes médicos es básicamente por faltar al curro, que me compré incluso un sello de esos que ponen fechas. También hay una web que te hace los partes, justificantemedico.es. Y eso, me compré un sello de esos para poner las fechas, para que fuera más oficial. Lo hacía bastante bien, buscaba en la lista de médicos de los hospitales para poner el nombre de un médico real y su número de colegiado. Muy profesional.

Y para los documentos oficiales, como tengo doble nacionalidad y ninguna es española y encima siempre estoy perdiendo papeles y mierdas oficiales de estas pues siempre es un caos y te hacen ir a un montón de oficinas a pedir cosas y al final pues me las inventaba. Básicamente cambiaba fechas de solicitudes o cambiaba empadronamientos y cosas así, cosas muy sutiles. Es un trabajo muy profesional, como hacer una cirugía. Te pones a buscar cuál es la tipografía exacta, la medida, el interlineado y todo esto. O si no encuentras todo eso vas copiando y pegando las letras y los números del mismo texto para cambiar la información que quieras. Sobre todo hago cosas para el consulado.

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Jessica, 27 años

ROBAR EN EL CLAIRE’S Y TIENDAS DE ESTA GUISA

Lo de robar no lo puedo evitar. A ver, son cositas pequeñas, en plan anillos, cadenas, gafas de sol, maquillaje, cosas así. Porque son muy caros y me da mucha rabia pagarlos pero igualmente los quiero. En locales pequeños y eso no robo, siempre en cadenas grandes. Cualquier cosa que te puedas meter debajo la manga que luego te la puedas meter en el pantalón. Cosas de bisutería, cosas de siete o diez euros, que no es por lo que cuesta, pero pagar diez euros por eso… pues tampoco. Son productos que están como ahí en un limbo de lo robable.

—Cristina, 24 años

CASARSE POR PAPELES, COBRAR EN NEGRO Y VENDER DROGA

Pues yo soy de Venezuela y me fui a vivir a Londres y ahí me casé para poder quedarme, por papeles. A ver, que en ese momento ese chico era mi pareja pero lo hice únicamente para poder quedarme en Europa. Luego a los pocos años lo dejamos y él se fue a España, que es de donde es, y para poder seguir en Europa me vi obligada a ir a España para poder demostrar que estábamos viviendo juntos y todo eso, que era una absoluta mentira.

También, evidentemente, he currado siempre en negro. Es una mierda estar buscando curro durante semanas y meses y finalmente que te pillen en un sitio y tener que decir que no tienes papeles y que tienes que cobrar en negro. Ese momento es lo peor.

Luego otra cosa jodida es que a los 19 años fui de vacaciones a Londres y me quedé sin un duro y me apalanqué con una gente que me dijeron que tenían una casa okupa en España y que fuera con ellos. Así lo hice y una vez aquí no había casa okupa ni nada y me gasté los últimos euros que tenía en una piedra enorme de hachís que quería ir vendiendo para sacarme algo de pasta pero no tenía ni idea de vender droga y me arruiné.

— Graciela, 30 años