Jota Mombaça sabe que el cuerpo es un territorio ocupado por fuerzas coloniales. Por eso su obra es una contraofensiva: como el aparato heteropatriarcal, racista y cis-supremacista de dominación ha usurpado el suyo, ella imagina “tácticas para robarlo de vuelta”.En Corpo-Colônia (2012), una de sus primeras performances, su cuerpo desnudo es enterrado con piedras mientras lee un poema: “Corpo, território ocupado pelo sex-Império. Objeto a ser moldado pela tecnocultura heterocapitalista (…)”. Desde ese cuerpo —en el que, en sus palabras, “la masculinidad fracasa” y desde el que se afirma como una bicha no binaria—, la artista, escritora y pensadora natalense lleva más de diez años señalando que en Brasil la herida colonial aún duele, pero que para los cuerpos heridos hay otros mundos posibles.
Publicidad
En su producción crítica y artística, la sutura empieza por arrancarle la máscara a la norma agresora, “exponer los regímenes que la sostienen y apuntar el dedo” para luego provocar su crisis. “Bajo la idea de democracia racial, por ejemplo, se esconde que en Brasil la norma es el supremacismo blanco —dice—. La norma mantiene su poder desde su propio enmascaramiento, y en eso consiste el privilegio. Nombrar la norma es el primer paso hacia una redistribución desobediente y anticolonial de la violencia”.Y a eso apunta su pensamiento: a contrarrestar las gramáticas incorporadas del poder en su cuerpo, marcado por la norma como negro, gordo y trans. En ese camino alumbran sus textos y talleres de ficción visionaria, que exploran una ciencia ficción radical para “imaginar colectivamente mundos donde ya no estamos oprimidas”, y trabajos como A Ferida Colonial Ainda Dói (2015-2017), en el que marcó con su sangre mapas, banderas, monumentos y otras representaciones coloniales con consignas como “A História Não Nos Ensinou Nada” (La historia no nos enseñó nada).Del señalamiento, en sus últimos trabajos Mombaça ha pasado a la defensa. Desplazando el foco hacia las prácticas de cuidado de los sujetos “víctimas del actual sistema de gestión necropolítica de los cuerpos”, en A Gente Combinamos De Não Morrer (2018-2020) fabricó cuchillos artesanales con materiales precarios como ramas, vidrios rotos e hilos rojos. El objetivo: horadar los regímenes normativos para avanzar hacia la descolonización, que desde su trayectoria crítica, ética y estética no es otra cosa que hacer venir un apocalipsis: “Lucho por la abolición de las formas coloniales de existir, de las instituciones coloniales, de la policía y las prisiones, de los sistemas de extracción, por la devolución de las tierras a quienes pertenecen, contra el fascismo y la abolición del punto de vista del racismo y el fundamentalismo cisgénero; en últimas, por el fin del mundo como lo conocemos”.Jota es una de lxs cincuenta líderes en disidencia sexual y de género cuya vida celebramos en nuestra quinta edición, ORGULLO.
