Sexo

¿No hacer ruido durante el sexo realmente lo hace más excitante?

La actriz Cara Delevingne dice que el sexo es más sexy cuando contienes los gemidos. Entonces, ¿deberías probar el sexo silencioso?
LC
traducido por Laura Castro
mujer orgasmo gemir
Foto: Getty Images

¿Por qué gemir?

Inicialmente, parece una pregunta bastante fácil de responder, pero si la analizamos más a fondo, nos lleva a hacernos preguntas más profundas sobre nosotros mismos.

¿Es la validación más sencilla e inmediata que podemos proporcionar a nuestras parejas en los momentos de pasión? ¿O se trata de un asunto esencialmente performativo, algo que adoptamos de las escenas de sexo en las películas o en el porno, donde el sonido de los genitales húmedos golpeteando entre sí casi nunca será el único sonido que escuchemos, y donde el buen sexo casi siempre se equipara con expresiones ruidosas de placer?

Publicidad

A finales del mes pasado, la supermodelo británica y actriz Cara Delevingne, famosa por su participación en Suicide Squad, afirmó que si intentas no hacer ruido durante un orgasmo, lo sientes mucho más. “Cuando intentas no hacer ningún ruido, lo sientes mucho más y es como, '¡Wow!'”, le dijo Delevingne a la conductora Sarah Hyland en el avance de un episodio de Lady Parts, una serie de Ellentube. Delevingne recordó haber estado "condicionada" para hacer ruidos fuertes al tener un orgasmo. "Recuerdo que dejé de hacer ruidos o traté de contenerlos y eso es mucho más excitante", dijo.

Si bien en el sexo es importante ser vocal, la mayoría del sexo heterosexual con el que nos encontramos hace parecer que los mejores coitos siempre van acompañados de fuertes sonidos eróticos por parte de las mujeres. Esto no quiere decir que gemir no tenga sus propios beneficios, ya sea como "una representación de la intensidad de la excitación", como una forma de llamar la atención, como una indicación para tu pareja de que tuviste un orgasmo (sea fingido o no) y así alimentar su ego, o simplemente como un potenciador de la experiencia erótica.

Pero, ¿qué tan bien funciona esto en la realidad de nuestras alcobas, donde muchos de nosotros no podemos permitirnos gritar o simplemente no queremos hacerlo? Un estudio de 2011 que encuestó a mujeres heterosexuales cisgénero de entre 18 y 46 años descubrió que el 66 por ciento de ellas gime para acelerar el clímax de su pareja y el 87 por ciento lo hace para alimentar la autoestima masculina.

Publicidad

Además, fingir esos niveles de decibeles es fácil, como nos mostró esta icónica escena de When Harry Met Sally.

Sin embargo, para Bidisha Das, una mujer de 36 años que trabaja en una empresa de TI, las cosas no fueron tan sencillas.

“Estuve en un matrimonio físicamente abusivo”, le dijo a VICE. “Las pocas veces que teníamos sexo, fingía mis gemidos con la esperanza de que eso lo hiciera eyacular más rápido. Solo quería que terminara".

En algunas sociedades, la idea de emitir algún sonido durante el sexo adquiere un matiz completamente diferente. Pallavi Barnwal, coach sexual de Nueva Delhi, India, compartió con VICE la historia de un par de sus clientes: una pareja que vive junto a las vías del tren en una casa pequeña que comparte con su familia extendida, donde la única división entre su espacio para dormir y el del resto de la familia es una cortina semitransparente.

"Ellos querían gemir y disfrutar al máximo, pero no podían porque no tenían privacidad", dijo. “Entonces idearon un plan: sincronizaron sus orgasmos con el paso del tren. Esa ventana de un minuto era todo lo que tenían".

Barnwal cree que el sexo silencioso también tiene ventajas. Dice que en algunos casos, incluso podría actuar como un catalizador para explorar nuevas zonas del cuerpo de tu pareja y nuevas sensaciones.

Hablemos del porno mainstream

"Estás más presente en el momento cuando cierras los ojos y sientes el recorrido silencioso que hacen los dedos de tu pareja sobre tu cuerpo", dijo. “El sexo no tiene por qué ser solo gimnasia y acrobacias. A veces, puede tratarse simplemente de una exploración mutua. Pueden sumergirse más en sus propios cuerpos e incluso tomarse el tiempo para tener conversaciones honestas. Varias zonas erógenas pueden quedar en el olvido durante el sexo ruidoso, alocado y rápido. El silencio les permite liberarse para verdaderamente entender y sentir el cuerpo del otro".

Publicidad

Sin embargo, en algunas culturas, los sonidos sexuales fingidos se encuentran peligrosamente entrelazados con ideas de pureza y moralidad.

En su noche de bodas, la propia Barnwal tuvo que emitir sonidos fingidos de dolor. "Desde hace mucho tiempo, en las sociedades del sur de Asia como la India, la virginidad de una mujer ha estado asociada con la pureza y se considera también una marca de buen carácter", dijo.

Según Pragya Singh, una estudiante de 22 años, la expectativa de que haya gemidos proviene, la mayoría de las veces, de los hombres, aunque no lo digan explícitamente. En su caso, dijo que prefiere el sexo silencioso, pero no a costa de que su pareja se sienta confundida o insegura. “Mi pareja prefiere que haya ruidos, entonces se convierten en un medio de comunicación para nosotros. Probé el sexo silencioso, pero me di cuenta de que no se excitaba tanto. Le gustan los gruñidos, que le susurre cosas sucias. La falta de sonidos acabaría convirtiendo el acto en un interrogatorio, donde él preguntaría una y otra vez si estoy satisfecha”.

En el caso de Singh, la expectativa indirecta de su pareja de que ella emita sonidos probablemente tiene un origen bien intencionado. En otros casos, añadió, cuando las circunstancias no están bajo su control, los hombres suelen pedirles a las mujeres que no hagan ruido. “Podría haber alguien en la habitación contigua, en cuyo caso intentaran sofocar tus gemidos, y eso se convertirá en algo que los excite, aunque de una manera diferente, porque tendrán el poder de decidir cuándo debes o no gemir”.

Para la educadora sexual Karishma Swarup, el sexo silencioso conlleva una capa más de significado, particularmente en países donde las conversaciones sexuales aún están estigmatizadas. "Somos una cultura que es muy reservada con respecto al sexo, en la que se critica a las mujeres por ser demasiado ruidosas, demasiado descaradas", dijo. “Entonces, gemir se convierte en un acto de liberación y de reclamación de los espacios del deseo”.

Swarup cree que aunque emitir sonidos puede considerarse como el resultado de años de condicionamiento cultural a través de la pornografía o la cultura popular, es injusto decir que hay un tipo particular de sexo que es mejor.

"Todos tenemos una experiencia distinta del sexo", dijo. “En última instancia, todo se reduce a la cuestión de con quién estás o no gimiendo. En una relación sana, expresar lo que sientes es una excelente manera de brindar retroalimentación. En el caso contrario, como en las relaciones abusivas donde el deseo es unilateral, las cosas pueden escalar del sexo silencioso al abuso silencioso".