El 14% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia sexual por parte de parejas, exparejas o desconocidos según datos del Ministerio español de Sanidad, Servicios sociales e Igualdad. Los expertos aseguran que eso es solo la punta del iceberg y que la mayoría de casos quedan invisibilizados por falta de denuncia.Según las mismas fuentes, en 2017 se registraron en España 1.313 agresiones sexuales a mujeres, 906 con penetración, 50 casos más que en el año anterior. Para que nos hagamos una idea: cada ocho horas una mujer es violada en nuestro país. Sin ir más lejos, en los últimos nueve días han habido tres agresiones sexuales en Barcelona, en la zona de Poble Sec, que han conmocionado y mucho al colectivo feminista de la capital catalana.
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Esto no son solo cifras, detrás de cada una de ellas hay la experiencia de una mujer con nombre y apellidos, alguien que en la mayoría de los casos nunca hubiese pensado que formaría parte de estos números.
MIRA:
Si ya de por sí el hecho de que te pase algo así te derrumba por dentro y por fuera, me pregunto cómo se sienten estas personas cuando tienen que hacer cola en el ambulatorio para que les hagan un informe, sin poderse duchar ni cambiarse de ropa. El calvario de sufrir una agresión sexual empieza con la agresión, te golpea de nuevo cuando hay que revivirla y te marca para toda la vida.En otros países de la Unión Europea ya hace tiempo que existen este tipo de centros, los más conocidos son los Rape Crisis Center británicos, en los que todas las víctimas reciben atención, acompañamiento inmediato y asesoramiento jurídico justo después de lo acontecido. Sin embargo en España, es cada Comunidad Autónoma la que decide el protocolo a seguir en cada uno de los casos y hasta el día de hoy son las distintas asociaciones las encargadas de atender a las víctimas. Pero no siempre tienen la capacidad de llegar a todas ellas.Según me cuenta Mariti Pereira, de la Federación de Asociaciones de Asistencia a Mujeres Violadas, debería existir un protocolo unitario estatal para que las víctimas de todas las comunidades sean tratadas de la misma forma. “Es importante que este trabajo de acompañamiento lo hagamos asociaciones y no las instituciones del Gobierno porque estamos concienciadas y sensibilizadas en ello y sabemos cómo hay que tratar a las víctimas”, me dice.
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Si ya de por sí el hecho de que te pase algo así te derrumba por dentro y por fuera, me pregunto cómo se sienten estas personas cuando tienen que hacer cola en el ambulatorio para que les hagan un informe, sin poderse duchar ni cambiarse de ropa. El calvario de sufrir una agresión sexual empieza con la agresión, te golpea de nuevo cuando hay que revivirla y te marca para toda la vida.En otros países de la Unión Europea ya hace tiempo que existen este tipo de centros, los más conocidos son los Rape Crisis Center británicos, en los que todas las víctimas reciben atención, acompañamiento inmediato y asesoramiento jurídico justo después de lo acontecido. Sin embargo en España, es cada Comunidad Autónoma la que decide el protocolo a seguir en cada uno de los casos y hasta el día de hoy son las distintas asociaciones las encargadas de atender a las víctimas. Pero no siempre tienen la capacidad de llegar a todas ellas.Según me cuenta Mariti Pereira, de la Federación de Asociaciones de Asistencia a Mujeres Violadas, debería existir un protocolo unitario estatal para que las víctimas de todas las comunidades sean tratadas de la misma forma. “Es importante que este trabajo de acompañamiento lo hagamos asociaciones y no las instituciones del Gobierno porque estamos concienciadas y sensibilizadas en ello y sabemos cómo hay que tratar a las víctimas”, me dice.
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Llamada al 112
Recursos insuficientes en los centros de atención primaria
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No todos los médicos de familia están formados para atender específicamente a mujeres que acaban de ser agredidas y aunque intentan hacer su trabajo lo mejor que saben y con buena voluntad muchas veces las mujeres, según me cuenta Mariti Pereira, tienen que hacer largas colas o esperar en una sala llena de pacientes sin apenas sentarse así como repetir una y otra vez lo que les acaba de pasar.Hay hospitales de referencia en estos temas que tienen muy integrado el protocolo a seguir causando el mínimo impacto en la víctima. En otros sitios, en cambio, la falta de recursos se hace evidente y todo tarda mucho más. La diferencia es aún mayor en zonas rurales, en las que la víctima debe trasladarse varios kilómetros por su cuenta para ser atendida.Si en el centro de salud no hay especialistas en Ginecología de urgencias la víctima será derivada a un centro donde se le pueda practicar una exploración en el caso que haya habido cualquier tipo de penetración, un análisis de sangre urgente para descartar cualquier ETS (si no lo ha hecho anteriormente la médica de familia) y se le administraría una píldora del día después o una profilaxis en el caso que fuera necesario. Posteriormente un médico forense deberá recoger muestras de los fluídos si los ha habido.Paralelamente la mujer deberá proceder a denunciar los hechos ante la comisaría. “Aquí el problema con que nos encontramos es que los equipos especiales de atención a la víctima tienen horario de oficina, por lo que si la víctima acude a denunciar a una comisaría de guardia deberá explicarlo todo otra vez al UFAM (Unidades de Familia o Mujer) o al EMUME (Equipo Mujer-Menor)”, explica Mariti.Al cabo de unos días de haber denunciado te llaman del juzgado para que ratifiques tu denuncia o la amplíes: “Hay víctimas que en el momento que van a denunciar entran en shock y no recuerdan algunos detalles, por lo que tienen que ampliar la denuncia días después”, me dice Pereira.
Si en el centro no hay ginecólogo te envían a un hospital
La policía especializada en unidad familiar y mujer hacen horario de oficina, los agresores no
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Repetir una y otra vez lo sucedido
Los agresores libres y el juicio cuando la víctima ya lo ha superado
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