Fotografías en moteles y hoteles de paso en México
Todas las fotografías son cortesía de Thelma Juárez y Juan Pablo Medina. 

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Fotografías en moteles y hoteles de paso en México

Thelma Juárez y Juan Pablo Medina son dos mexicanos que —a pesar de no trabajar juntos—, siguen la misma línea fotográfica: intimidad y tesoros moteleros.

Artículo publicado por VICE México.

La primera vez que estuve en un hotel de paso no pensé regresar. He recurrido a ellos por necesidad turística y por espontaneidad erótica. He visitado desde los que se pronuncian como los más limpios y populares de la CDMX, hasta los más incómodos. Las primeras veces revisé los espejos por la paranoia de ser grabado, poco después comencé a desechar ese miedo y a revisar con menos profundidad, dejé de sentirme con las características de los protagonistas de un video voyeurista ilegal.

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Thelma Juárez y Juan Pablo Medina, los dos de México, convirtieron su afición por estos nichos pasionales en un proyecto fotográfico que está lejos de terminar. Thelma nació en San Luis Potosí; bautizó su proyecto como Antojitos Potosinos y pertenece al colectivo Perros Sin Correa; Juan Pablo nació en Guadalajara, Jalisco, aunque actualmente vive en Monterrey y pertenece al colectivo fotográfico Luz Viajera.

Conversamos con los dos fotógrafos para conocer de dónde viene su afición por retratar estos espacios, sus peores experiencias y lo más extraño que han vivido estando en uno de ellos.


VICE: ¿Cuándo fue la primera vez que visitaron un motel? ¿Tomaron fotos?
Thelma Juárez: La primera vez que fui a un motel fue el 9 de marzo del 2007. Comencé explorar un mundo de amor construido por momentos íntimos, pero no llevaba cámara —ni tenia una—, sólo exploraba mi sexualidad. Desde la primera exploración con mi intimidad sexual empecé a apuntar las fechas, lugares y sentimientos que obtuve en ese momento. Comencé a fotografiar en el 2014.

Juan Pablo Medina: Fui por primera vez cuando tenía 17 años. No tomé fotos, pues en ese entonces mi celular era básico, sin cámara. Creo que los celulares en general eran así. Lo que me llevó a la realización de las imágenes fue observar estos lugares desde otra mirada, distinta a la de un usuario: la del trabajador que pasa sus días ahí.

¿Cómo se interesaron por fotografiar moteles?
T: Me interesó fotografiar espacios de mi vida íntima como un acto catártico de mis emociones. Si bien la vida sexual de las personas es un tema privado, también encontré que puede ser liberador como medio para poner mis emociones en claro

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JP:

Parte de mi trabajo es revisar las habitaciones, asegurarme de su mantenimiento y limpieza.

Los objetos dejados por los huéspedes llamaban mucho mi atención. Me parecían poemas. Imaginaba todo tipo de situaciones para condensar esos elementos en el espacio. Con el tiempo observé patrones en ellos y me pareció que estaba frente a una escritura íntima, algo que de manera personal intentaba traducir, pues me reconocía en esos rastros. Me emocioné mucho y decidí hacer un proyecto fotográfico. Desde entonces he tomado varias fotografías utilizando la cámara de mi teléfono celular.

¿Qué ha sido lo más extraño que han vivido en un motel?
T: Creo que no me ha pasado nada realmente extraño.

JP: Una pareja me invitó a participar como voyeur

¿Cómo sería su motel ideal?
T: Una cama redonda con sabanas de seda y todos los tipos de juguetes sexuales que existen.

JP: La limpieza, que sea impecable. Sábanas y toallas en perfectas condiciones y de calidad, al igual que las amenidades, que sean de marca y no genéricas. Que el cuarto tenga espejos por todos lados y una luz que genere una atmósfera erótica.

¿La peor experiencia en un motel?
T: Mi peor experiencia fue con un acompañante. Se la pasó todo el día hablando de sus exnovias, fue incomodo.

JP: Hay situaciones violentas que deben resolverse de inmediato con las autoridades, pleitos a causa de infidelidades, por ejemplo.

¿Qué piensan tus familiares de estas series fotográficas?
T: Casi toda mi familia sabe de qué trata mi obra. Mi madre alguna vez me regaló condones, fue raro, el único que no sabe es mi padre, cree que es la vida sexual de una amiga, una pequeña mentira que hasta ahora sigue creyendo.

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JP: Que estoy loco. Un día me llamó alguien muy cercano y me dijo “¿Qué estás publicando en Instagram? ¡No entiendo nada, estás loco!”.

¿Con qué música creen que van mejor sus fotos?
T: “Kumbala” de La Maldita Vecindad y “La Cita” de Galy Gallano.

JP: No había considerado ese maridaje, pero es interesante. Pienso en artistas que pudieran trabajar paisajes sonoros para cada imagen, por ejemplo Fabián Ávila, un músico de CDMX o en la banda Attention Whores de Ruy H. Alfonso. Pienso en otras como The Polar Dream o en Do Make Say Think.


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