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Cultură

​Jóvenes que no han podido esterilizarse por problemas burocráticos

Después de publicar un artículo de jóvenes que se operaron para ser infértiles, nos llegaron estos nuevos testimonios.

La semana pasada VICE Colombia publicó un artículo en el que recogimos testimonios de personas que, antes de los 25 años, decidieron que dentro de su plan de vida no cabía la opción de tener hijos y que, como opción definitiva, había elegido operarse para ser infértil. En varios de los casos, ellos tuvieron que enfrentarse a varios obstáculos con sus EPS y, después de ciertas molestias, lograron operarse. Terquedad e insistencia.

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El artículo fue publicado y, al minuto, empezamos a recibir por escrito distintos testimonios de personas que habían tomado la misma decisión y que, hasta la fecha, aún no lograban que les hicieran la operación. Al final, encontramos cuatro personas en Colombia que no han podido realizarse el procedimiento a pesar de que, en el país, la ley obliga a las entidades prestadoras de salud a operar a todo aquel que lo solicite y sea mayor de edad. Encontramos, además, un testimonio de una persona que tampoco ha podido hacerlo en Puerto Rico, donde la ley parece ser mucho más estricta. Esto nos contaron.

Liseth Leal — 26 años. Yopal, Casanare.

Estudiante de Psicología

Cuando tenía 24 años pedí cita médica en Saludcoop: quería hacerme la ligadura de trompas. El doctor que me atendió no me quiso hacer la cirugía y me terminó remitiendo a una lista de espera para ponerme el implante [subdérmico] en el brazo. Eso fue en 2014 y esta es la hora en que no me han llamado. Un año después fui de nuevo, dije que quería operarme y me indicaron que tenía que pasar por un proceso y cumplir varios requisitos, incluyendo una prueba diciendo que no estaba embarazada. Lo hice, y cuando tuve todo, me preguntaron si tenía hijos. Yo respondí que no, que no quería. Contestaron que no podían hacerlo porque estaba muy joven: debía, dijeron, tener por lo menos un hijo y sólo se podía hacer a partir de los 30 años. Ahí me quedé sin opciones, y decidí averiguar en consultorios privados. En todos me pedían como requisito tener al menos un hijo. En una de las citas que pedí el doctor me ofreció otros métodos, para que escogiera, y al final terminé decidiendo ponerme la T. Yo he escuchado que es permitido hacerse la operación, pero para la gente sigue siendo un tema oscuro. A mí me parece que practican abortos mucho más fácil de lo que aceptan hacer la esterilización, y me parece paradójico que pongan tantos "peros" para hacer la operación que evitaría esos embarazos y esos abortos. Yo no quiero hijos. No me veo cuidando a un niño y siendo esclava de él. Yo creo que la sociedad enseña que para ser feliz hay que tener un hogar e hijos, pero yo no quiero ni hogar ni hijos. Yo planeo viajar y trabajar, y en ese plan no hay hijos. Por ahora lo único que me queda es volver a ir a un ginecólogo, para ver si ya cambió de opinión, y esperar a tener 30 años.

Paola Parada — 30 años. Bogotá.

Jefe de una tienda de ropa. Tomé la decisión de no tener hijos cuando tenía 13 años, cuando me di cuenta de que no los necesito para ser una mujer completa. Es una decisión que también tiene que ver con mi experiencia de vida. Cuando tenía nueve años mi madre falleció en un accidente y me quedé huérfana. La gente se aprovecha de eso y viví cosas que no me gustaría que tuviera que pasar alguien. La niñez es el sector de la población más afectado por los problemas sociales: por la pobreza, el hambre, las violaciones, el maltrato, etc. Y desde muy temprana edad me di cuenta de que no tengo sentido maternal, ni nada eso. No me veo como madre ni ahora ni en un futuro próximo. A los 20 años me acerqué a averiguar en mi EPS. Pedí cita con un médico general. Le dije que quería operarme y que necesitaba que me autorizara. Me miró de arriba a abajo y me preguntó si estaba segura. Le dije que sí y que mi decisión no iba a cambiar. Él me dijo que la operación era súper dolorosa, que mi vida sexual se iba a ver afectada y que era probable que hacerme la operación me afectara psicológica y socialmente. Por esas razones, dijo, no me iba a autorizar. Decidí esperar un rato. No quería hacérmela en otro lado porque no quiero tener que pagar por algo que sé que es un derecho. Cuando tenía 25 años cambié de trabajo y de EPS. De nuevo pedí cita y me atendió una doctora que me dio la misma cátedra y me dijo que esa EPS no hacía esas operaciones antes de los 28 años. En los dos casos me pareció un acto discriminatorio el hecho de que se nieguen a respetar una decisión que es mía. Los dos doctores me miraron como bicho raro, y eso me hizo sentir mal con la decisión que, desde muy pequeña, ya había tomado. Un doctor no debería hacer sentir así a un paciente. Ahora tengo otra EPS, Salud Total. De hecho, una amiga pudo hacerse la operación en esa EPS. Esta semana llamé a preguntar. Me contestó una chica que me dijo que no hacían esos procedimientos. Le dije que revisara porque conocía una persona que ya se la había hecho con ellos y que legalmente ese procedimiento estaba autorizado. Después de esperarla 20 minutos me dijo que sí la realizaban y que no tenía ningún costo. Me indicó que primero tenía que pedir cita con el ginecólogo y que dependía de él, y de su autorización, que me la hicieran o no. Ya tengo 30 años, es imposible que me digan que no. Pero la gente no entiende la decisión. En mi trabajo hay varias mujeres que son mamás y que cuando les toco el tema me dicen que estoy loca, que no se qué es el "amor verdadero" y que me voy a quedar sola. Dos de ellas incluso me han dejado de hablar. Una de ellas, que es cristiana, me dijo que el designio de Dios es que las mujeres tengan hijos, y que si yo no lo hacía era una pecadora. La otra me dijo que por ese tipo de pensamientos los niños eran maltratados, y que le daba miedo que yo, literalmente, le pegara a su hija de seis años. Por último decidí llamar a Oriéntame, y me dijeron que no realizaban el procedimiento, así que si la EPS se niega mi última opción es Profamilia. Hacerme esta operación es algo muy importante para mí y me gustaría que este tipo de procedimientos no tuvieran ningún tipo de tabú. Creo que las mujeres, como seres humanos, podemos decidir qué hacer con nuestro cuerpo. No querer tener hijos no me hace una mala mujer o una mujer incompleta, mucho menos una asocial o egocéntrica. Las mujeres podemos ser mujeres de muchas maneras y yo puedo aportar a la sociedad con otro tipo de acciones.

Ángela* — 20 años. Pasto, Nariño.

Estudiante de Ingeniería de Sistemas Mi historia con este tema es largo. Todo empezó cuando tenía 13 años y empecé a tener varios problemas de salud. Para que me diagnosticaran y me trataran fue un proceso largo en el que empecé a ver la ineficacia de las EPS. Luego mi mamá empezó a darse cuenta de que mi problema empezaba cuando mi periodo iba a llegar y fuimos donde una ginecóloga muy buena. Ella me mandó un TAC en el que salió que tenía un tumor en la hipófisis —una glándula que regula la producción de hormonas, incluyendo las involucradas en el desarrollo sexual—. En ese momento tenía 16 años. Al final de muchas pruebas y tratamientos me dijeron que, supuestamente, era estéril a causa del tumor y el tratamiento. Yo desde los 15 años estaba en una relación. No podía planificar con anticonceptivos, por el tratamiento para el tumor, pero siempre usábamos condón. De todas formas, y a pesar de que me habían dicho que era estéril, quedé embarazada, a principios de este año. Yo desde muy joven sabía que no quería tener hijos, pero de todas formas decidí tener a mi bebé. Fue un embarazo muy complicado. Tuve dos amenazas de aborto y todo acabó en una cesárea de emergencia por un edema gestacional, que causó insuficiencia placentaria, y por todos los medicamentos que tuve que tomar para retener a mi bebé. Durante el embarazo, cuando tenía 12 semanas, decidí que no quería más hijos y que me iba a hacer la ligadura de trompas. La doctora que me trató en los controles aceptó mi decisión porque sabía que mi vida podía correr mucho peligro con otro embarazo. Pero eso, al parecer, no fue suficiente para el ginecólogo. La idea era que en la cesárea me realizaran la ligadura de trompas, pero el ginecólogo se opuso. Me dijo que yo era muy joven, que era mi primer hijo y que cuando creciera me iban a dar ganas de tener otro. Al parecer para él era más importante que yo tuviera una familia numerosa a evitar que muriera en el proceso. El ginecólogo que me realizó la cesárea también se opuso. Me dijo que no lo iba a hacer porque era una cesárea de emergencia y porque el trabajo de parto y el dolor tal vez estaban causando que no pensara claramente. Hace muy poco, tuve otra cita con ginecología para definir un método de planificación, a pesar de que estoy convencida de hacerme la ligadura de trompas. El doctor me dijo que estaba demasiado joven, que cuando mi bebé creciera iba a pedir un hermano y que a mi pareja o a mí nos iban a dar ganas de tener otro. Yo le hablé de los problemas que tuve en el embarazo y de lo riesgoso que podía ser tener otro hijo. Me respondió que no tenía nada que ver, que todos los embarazos eran diferentes. En ese momento mi novio le dijo que se quería hacer la vasectomía, y el doctor le dijo que era una mala decisión porque no estábamos casados, como insinuando que yo podía irme con otro a tener más hijos. Luego me dijo que a mí lo único que me preocupaba era engordar con los anticonceptivos, entonces que me iba a dar unos que no hacían eso, cuando mi preocupación es no morirme tratando de tener otro hijo. Yo tengo un amigo que logró hacerse la vasectomía porque le puso una tutela a Cafesalud, como se consigue todo en este país, y yo creo que esa es la vía por la que me va a tocar a mí. Si eso no funciona me va a tocar hacerlo en Profamilia. Aunque lo último que quisiera es acabar allá, he tenido muchas malas experiencias en Profamilia. Yo sé que en Colombia la operación es gratis, y que el gobierno la costea. Además sé que la constitución protege mi decisión de cómo conformo mi familia, y hasta donde la hago crecer. Más que eso a mí me parece que me estoy enfrentando a la negligencia médica. Yo tengo un montón de antecedentes médicos, hay prueba de que el embarazo fue complicado, de que mi bebé nació prematuro a causa de todas esas complicaciones, de que tengo un problema con un tumor que afecta la parte hormonal, que tuve problemas de hipertensión en el embarazo. Y aún así no quieren operarme.

Sully Cintron— 33 años. Yauco, Puerto Rico.

Estudiante de medicina y profesora

A los 26 años tomé la decisión de operarme, cuando comencé a estudiar medicina. En ese momento estaba en República Dominicana y allí fui a preguntar donde un ginecólogo. Él me dijo que no podía operarme porque no tenía hijos y me dijo que la ley lo prohibía. En 2014 llegué a Puerto Rico, que es mi país, y me pasó lo mismo. Tres médicos diferentes me dijeron que no, por la misma razón. El último intento lo hice en diciembre pasado, y ahí desistí, porque siempre me dan la misma respuesta: que no pueden hacerme la operación porque pueden perder su licencia. La ley de acá estipula que para operar a una mujer debe tener al menos dos hijos. La operación la hacen como una forma de control de natalidad, pero entienden que operar a una mujer que no ha tenido hijos es como mutilarla. Las únicas opciones que me quedan son los métodos tradicionales. Si fuera a pedir que me pusieran la T, por ejemplo, eso sí lo harían fácilmente. Todo el tiempo recibo comentarios de que, si me opero, no me realizaré como mujer y que nadie me va a querer por mi forma de pensar. Pero eso a mí no me quita el sueño. Yo no quiero tener hijos, no me interesa. Yo no nací para ser madre. Tengo un estilo de vida bueno y no pienso cambiarlo por un hijo. No me veo cargando maletines y cambiando pañales. Todavía quiero hacerme la operación, pero no puedo, todos me dicen lo mismo. Yo creo que a las mujeres que no queremos tener hijos no nos debería importar la opinión de los demás. Nosotras somos dueñas de nuestro cuerpo y deberíamos poder manejarlo como queramos.

Jaime Molina — 23 años. Bogotá, Colombia.

Estudiante de Ingeniería Agroindustrial y auxiliar contable

Empecé a pensar que no quería tener hijos, y que quería hacerme la vasectomía, alrededor de los 15 años. A esa edad empecé a ver que el mundo está sobrepoblado, y que tener un hijo es un acto egoísta y me parece un acto un tanto animal. Además, por ejemplo, en el caso de mis padres, sé que ellos hubieran tenido una vida mejor si yo no hubiera nacido en el momento en que nací. Sí me veo como papá pero no de un hijo biológico. Cuanto cumplí 18 fui a averiguar a Saludcoop, que en ese momento era mi EPS. En la cita, con medicina general, me preguntaron cuántos años tenía y si tenía hijos. Cuando dije que no el doctor, de una vez, me dijo que no podían realizarme el procedimiento, que yo era muy joven y no sabía lo que hacía. No me remitió a ningún otro doctor ni nada. Me dijo que no y punto. Busqué en internet y me di cuenta que era mentira: no hay ninguna restricción para operarse, además de ser mayor de edad. Saqué una cita de nuevo con otro doctor que me dijo que era muy joven, que lo pensara, pero que sí lo podía hacer. Me habló de un proceso que tenía que hacer pero, al final, lo único que hice fue enredarme con un montón de citas para que no pudiera hacerlo. Me dio mucha rabia y por algunos años dejé de intentarlo. Luego me cambié de EPS, a la Nueva EPS, y el año pasado, en enero, pedí una cita. En esa cita el médico me indicó otro proces: pruebas y citas, un proceso que me tomaría un año. Al final me dio una orden para otra cita. Salí, la pedí de una vez en la recepción y me la asignaron. Dos meses después fui: era el mismo médico. Me dijo que no pensaba que fuera a volver después de todo lo que me había dicho. Luego me dijo que "ahora sí" empezáramos el trámite y me dio otra orden para otra cita. Yo tenía ganas de ahorcarlo. Cuando leí la orden me di cuenta que era otra cita con él. Arrugué el papel, no pedí nada y salí corriendo lleno de frustración. Ahí renuncié a seguir intentándolo con la EPS. Con ellos lo estaba haciendo por razones económicas, pero ya no tenía otra opción que ir a Profamilia. Allá me dijeron cuáles eran las consecuencias y los riesgos que había, que igual eran mínimos. Sólo me preguntaron una vez si estaba seguro, dije que sí, y me mandaron un examen que me hicieron ese mismo día y que costó 30 mil pesos. Luego me dieron el recibo de la operación: valía 300 mil. El año pasado, el 13 de noviembre, me la hicieron. La pagué con plata prestada. A los tres meses me hice el examen en el que comprobaron que era estéril. Pero, hace dos meses, mi esposa quedó embarazada y era mío, por supuesto. Eso nos afectó mucho porque ni ella ni yo queremos tener hijos. Ella sufrió mucho y se deprimió terrible. Se sentía frustrada y no entendía por qué la familia la felicitaba mientras ella era infeliz. Hace dos semanas sufrió un aborto espontáneo. Hace unos días me hice el examen de nuevo, el espermograma, y salió un conteo mínimo de espermatozoides, o sea que probablemente hubo recanalización. Profamilia no responde por eso, porque es una posibilidad que después del procedimiento los conductos se vuelvan a conectar. Ahora tengo que ver en dónde y cómo hago los trámites para hacerme la operación de nuevo. *El nombre fue cambiado a petición de la persona. *** Si tienes una historia de negligencia médica o de pesadilla burocrática se la puedes contar a Tania por acá.