De fuga con el ladrón de bancos Enric Duran

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La hora mágica

De fuga con el ladrón de bancos Enric Duran

Duran es un conocido ladrón de bancos o Robin Banks: el hombre que expropió cientos de miles de euros de los bancos españoles en vísperas de la crisis de 2008, motivo por el cual aún se encuentra prófugo de la ley.

Foto por el autor.

Estar en el hoyo no es una condición que Enric Duran se tome siempre de forma literal, pero una noche a finales de enero se la vivió de sótano en sótano. En un hacklab (laboratorio de hackers), bajo una diminuta librería en el sur de París, conoció a un grupo de activistas de todo Francia y luego viajó con ellos en metro y autobús a otro punto de reunión: un viejo palacio en el norte de la ciudad. La planta baja parecía una galería de arte con paredes blancas y acústica delicada, pero el sótano era como una cueva llena de disfraces, instrumentos científicos y mampostería. Allí Duran hizo un círculo de sillas para las más de diez personas que habían llegado. Mientras se acomodaban y se ponían de acuerdo sobre qué idioma hablar, una mujer de arriba —que atendía un evento de licencias abiertas— se asomó por la puerta. Ella llamó la atención a su amiga hacia Duran. Cuando la junta terminó, ella fue directamente con él. "¡Tú eres el Robin de los bancos!" dijo.

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En ese sótano Duran captó el interés de todos. Este activista anticapitalista de 38 años camina arrastrando los pies y tiene espacio entre los dientes, cabello canoso y una barba que combina: negra, excepto por unas canitas aventureras. Usaba sudadera blanca. Su presencia era discreta, pero transmitía autoridad. Mientras otros hablaban de trivialidades, él buscaba qué mirar, pero su atención volvió tan pronto la conversación tocó el tema que tenía en mente y en cuanto se habló de la oportunidad de colaborar.

Reunió a un grupo para hablar de su última empresa, FairCoop, que gradualmente reveló ser un nuevo sistema mundial de finanzas. Con él, dijo, las comunidades de todo el mundo podrían comerciar, financiar su crecimiento, redistribuir las ganancias y tomar decisiones colectivas. Destrozarían los mercados de divisas para financiarse a sí mismas, al tiempo que reemplazarían al capitalismo con la cooperación. Procedió a enumerar los nombres de sus extensiones: FairMarket [Mercado Justo], FairCredits [Créditos Justos], FairtoEarth [Justos con la Tierra], Global South Fund [Fondo Sureño Global], etcétera. "Podremos realizar intercambios sin tener controles gubernamentales", prometió en un inglés entrecortado. Para arrancar el proyecto había creado una criptodivisa tipo Bitcoin llamada FairCoin [Moneda Justa].

Los activistas franceses lo complacieron con preguntas sobre los aspectos que pudieran controlar; algunos hablaban de lo político, otros de lo técnico. ¿Cómo se relaciona FairCoin con FairCredit? ¿Qué puedes comprar en el FairMarket? ¿Cuántas FairCoins van a cada fondo y para qué sirven? La mayoría de éstas vinieron de hombres más o menos jóvenes que acariciaban sus barbillas mientras escuchaban. La mayoría de las mujeres se fueron antes de que la junta terminara. La voz de Duran siempre fue monótona, sin embargo, sus respuestas cantaron una especie de rapsodia. Las respuestas a muchas de las preguntas tipo "¿Qué pasaría si…?" fueron variaciones de "Podríamos hacer…"

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La única razón por la que el grupo estaba dispuesto a considerar este desconcertante conjunto de posibilidades era que Duran es un conocido ladrón de bancos o Robin Banks: el hombre que expropió cientos de miles de euros de los bancos españoles en vísperas de la crisis de 2008, motivo por el cual aún se encuentra prófugo de la ley. Él usó el ímpetu de su atraco para organizar la Cooperativa Integral Catalana, una red de cooperativas que funciona en toda la región de Cataluña, en el noreste de España, y que los activistas parisinos intentan replicar en Francia. Las empresas de Duran solían funcionar. Tal vez ésta también.

Ante de robar bancos, Enric Duran tenía toda una red de contactos. Cuando era adolescente, fue jugador profesional de ping pong y ayudó a reconstruir el circuito de competencias para que fuera más equitativo. En sus tempranos veintes, cuando leyó el diagnóstico de la sociedad materialista de Erich Fromm y el llamado a la desobediencia de Henry David Thoreau, dirigió su atención hacia injusticias más grandes. Esto fue a finales de los noventa, en los tiempos de lo que se llamaba el movimiento por la justicia global o antiglobalización. Los zapatistas se habían levantado en armas unos años antes y, semanas antes del error del milenio, activistas con brazos entrelazados y enmascarados paralizaron la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, EU. De acuerdo con el antropólogo de la Universidad Northeastern Jeffrey Juris, "Enric era el encargado de organizar todo" en Barcelona, tanto así que se convirtió en una de las principales fuentes del libro de Juris sobre la cultura de redes. La gente lo llamaba "el hombre conectado".

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Duran ayudó a organizar el contingente catalán en las protestas del Banco Mundial y de la reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Praga en 2000; allí, un policía lo golpeó en la cabeza. Hizo un llamado para poner fin a la dependencia del petróleo y para cancelar las deudas de los países más pobres. En ese entonces, él vivía con un poco del dinero que su padre —un farmacéutico— le daba y usó el resto para ayudar a poner en 2003 un infoshop [centro social donde se da asesoría social] en Barcelona llamado Infospai. Deseaba obtener el sustento necesario con Infospai, pero pronto éste se vio plagado de problemas monetarios, tal como sucede con los proyectos de muchos anarquistas. Necesitaban nuevas fuentes de ingreso que el capitalismo no podía proveer.

Duran estuvo estudiando la naturaleza del dinero, que llegó a ver como algo que las élites financieras usan para hacer de la deuda global un instrumento de servidumbre. Se convenció de que los grandes bancos eran la principal causa de toda la injusticia en el mundo, pero pensó que también podrían ser la solución.

Un empresario amigo suyo sugirió la idea de pedir préstamos al banco y nunca pagarlos. Al principio, se habló de organizar una acción en masa que incluyera a muchos prestatamistas, o si no, al menos hacer una película sobre ello. Después de que su amigo muriera en un accidente automovilístico, Duran decidió actuar por sí mismo. En otoño de 2005 empezó a crear compañías en papel y a solicitar préstamos. En poco tiempo obtuvo una hipoteca por parte de Caixa Terrassa con un valor de 201 mil euros (más de tres millones 200 mil pesos). Éste fue el primero de varios préstamos, desde créditos para carros hasta tarjetas de crédito, en los que 39 bancos estaban involucrados. Los préstamos, dijo, sumaban hasta 492 mil euros (en realidad, 360 mil si no incluimos tasas ni intereses), unos ocho millones de pesos mexicanos.

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Aurea Social son las oficinas centrales en Barcelona de la Cooperativa Integral Catalana. Fotos por Daniel Molina.

Durante casi tres años, Duran trabajó firme y metódicamente. "Mi estrategia era totalmente sistemática", escribió en su libro, Liquidar la banca, "ya que mis acciones eran parte de una línea de montaje en un sistema de producción fordista". Él llevaba un maletín a sus juntas con banqueros, pero nunca pudo usar corbata. Obtenía préstamos de varios bancos para un mismo fin, como una videocámara. Mientras iba adquiriendo más dinero, se rodeaba de gente de confianza que conociera el tema. Apoyó la Marcha en Bici por el Decrecimiento en Cataluña, la cual se opone a la lógica del crecimiento económico, y equipó a Infospai con un estudio de televisión.

El principio del fin llegó en el verano de 2007. Duran vio signos de la crisis hipotecaria que se estaba gestando en EU y decidió que era hora de salir a la luz. Durante el año siguiente, convocó un colectivo para producir un periódico que detallara las transas de los bancos y todo lo que él había hecho para engañarlos. La gente que había ayudado a organizar la Marcha por el Decrecimiento podría convertirse en una red de distribución confeccionada en toda Cataluña. Eligió una fecha: 17 de septiembre de 2008.

El cronometraje no pudo ser mejor. El 15 de septiembre Lheman Brothers se declaró en quiebra, erradicando toda duda de la llegada de una nueva crisis económica mundial. Esa mañana Duran voló de Barcelona a Lisboa, Portugal, y al día siguiente de Lisboa a São Paulo, Brasil, donde vivía su amigo Lirca. El 17 de septiembre —exactamente tres años antes de que los manifestantes de Occupy Wall Street tomaran el Parque Zuccotti en Nueva York—, voluntarios de toda Cataluña repartieron 200 mil copias de su periódico, Crisi (Crisis). Hasta el día anterior, la mayoría de ellos no tenía idea de qué tipo de noticias había esparcido. Los medios internacionales recogieron la noticia y Duran se hizo conocido como el Robin Hood de los bancos.

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Duran ahora se refiere a esto como su "acción pública". Él lo había planeado así desde el principio: un espectáculo, pero uno que creara redes y un impulso para nuevos proyectos. "Ésta no es la historia de una acción", dijo. "Es un proceso para construir un sistema económico alternativo".

En Brasil, Duran creó una página web para que los partidarios discutieran el siguiente paso. Al principio, el plan era montar una huelga de deuda masiva. Deudores de todo el mundo se organizarían para incumplir el pago de sus préstamos; pero la escala de participación necesaria para dañar a los bancos parecía ser demasiada y el plan fue descartado. En los últimos meses de 2008, Duran, Lirca y sus amigos pivotaron hacia otra propuesta: la Cooperativa Integral y, eventualmente, la Revolución Integral.

Tal como con la acción bancaria, la idea era tanto teórica como práctica. Duran tuvo problemas financieros con Infospai, pero esto le enseñó que organizarse como una cooperativa tenía sus beneficios. El gobierno español normalmente cobra un alto impuesto a los trabajadores independientes —el equivalente a casi cinco mil pesos mensuales, más cierto porcentaje de ingresos—, pero si el trabajo consiste en ser parte de una cooperativa, el impuesto no aplica. En un efecto de cascada, la gente se estaba quedando sin trabajo y el impuesto hacía más difícil que agarraran un hueso para poder sobrevivir, a menos que estuvieran dispuestos a unirse a una cooperativa. Duran no planeaba un negocio cooperativo tradicional que fuera propiedad de sus trabajadores o de los usuarios. Más bien quiso crear un paraguas bajo el que la gente podría vivir y trabajar en sus propios términos. La idea era ayudar a la gente y radicalizarla al mismo tiempo. Los ricos usan las lagunas en los impuestos para asegurar su supremacía; ahora los anticapitalistas harían lo mismo.

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El grupo eligió la palabra integral para connotar la totalidad, síntesis y variedad del proyecto. Ésta envalentonó a Duran, quien prometió volver a Cataluña. Dedicó mucho del dinero restante de los préstamos para un segundo periódico, ¡Podemos! Mientras Crisis se había enfocado en los problemas del sistema bancario, ¡Podemos! abordaría las soluciones. La portada declaraba: "Podemos vivir sin capitalismo. ¡Podemos ser el cambio que queremos!" Esto resumía la visión que Duran y sus amigos habían desarrollado para una Cooperativa Integral. El 17 de marzo de 2009, exactamente seis meses después de Crisis, 350 mil copias de ¡Podemos! aparecieron en todo España. Ese mismo día, Duran apareció en el campus de la Universidad de Barcelona y fue arrestado inmediatamente. Varios bancos habían presentado quejas en su contra. El fiscal español pidió una sentencia de ocho años en prisión.

Duran fue encarcelado, pero salió libre dos meses después cuando un donante anónimo pagó su fianza. Así empezaron los casi cuatro años de libertad y organización con sus amigos. Se aseguraron de establecer la estructura legal de la cooperativa desde el inicio para que los beneficios fiscales pudieran atraer gente al sistema. Después la prioridad fue conseguir prestaciones: comida directa de agricultores, vivienda en comunas o casas okupa y asistencia médica por medio de remedios naturales y accesibles. A principios de 2010, la Cooperativa Integral Catalana (CIC) era algo real, con comisiones y asambleas mensuales. El año siguiente, cuando el movimiento 15M, precursor de Occupy Wall Street, se instaló en plazas de todo España para protestar contra de la austeridad y la corrupción, los manifestantes hincharon las filas de la CIC. Cooperativas similares empezaron a surgir en otras regiones de España y Francia. El dinero de los préstamos de Duran no estuvo destinado para su formación, pero éstas crecieron gracias a su fama, sus redes y su pasión.

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A unas cuadras de la basílica eternamente inacabable de Gaudí, la Sagrada Familia, se encuentra Aurea Social, un ex spa de tres pisos que ha servido como cuartel de la CIC en Barcelona desde febrero de 2012. Pasando las puertas de vidrio corredizas y la recepción está un pasillo donde se exhiben productos hechos por sus miembros, como jabones, ropa de niños, juguetes de madera, comederos para pájaros y un panel solar. Hay folletos del proyecto Espai de l'Harmonia, un hostal y centro de bienestar donde se ofrecen tratamientos de Reiki y clases de aikido. Detrás está una pequeña librería, un cajero y varias oficinas usadas por algunas de las 75 personas a quienes se les paga por mantener a la CIC en funcionamiento. En ciertos días, Aurea Social es sede de un mercado de carne de la Central de Abastos catalana. Éste es un almacén de distribución en una ciudad a más o menos una hora hacia el sur que provee a éste y a otros mercados de la cooperativa unos 20,400 kilogramos de bienes mensuales. La mayoría de éstos vienen de agricultores y ganaderos de la cooperativa.

Cada una de las empresas que se publicitan en Aurea Social operan de manera más o menos independiente, al tiempo que están relacionadas a la CIC en diversos grados. En el último conteo, la CIC consistía en 674 diferentes proyectos esparcidos en Cataluña con 954 personas trabajando en ellos. La CIC provee un paraguas legal a estos proyectos en cuanto a impuestos y sus miembros comercian entre sí usando su propia moneda llamada "ecos". Comparten doctores, expertos en derecho, desarrolladores de software, científicos y niñeras. Se financian el uno al otro con el presupuesto anual de la CIC (alrededor de seis millones 600 mil pesos mexicanos), con una plataforma de crowdfunding (financiamiento colectivo) y finanzas de la CIC, donde una porción se destina al fondo para la infraestructura. Cualquier participante puede beneficiarse de los servicios y ayudar a decidir en qué se usarán los fondos.

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Los afiliados pueden elegir entre vivir en un condominio afiliado en Barcelona o en Lung Ta, una comunidad granjera con tipis, yurtas, círculos de piedra y caballos, donde los residentes se organizan en "familias" de acuerdo a lineamientos de la astrología maya. Otros se mudan a Calafou, una "colonia ecoindustrial postapocalíptica" en las ruinas de una ciudad industrial de cien años que Duran y otros compraron cuando la encontraron en venta en internet. (Detalles más específicos de Calafou no pueden decirse aquí debido a que VICE no publica bajo una licencia abierta, requisito que la asamblea de esta colonia tiene para la prensa que desea cubrirla). Cerca hay un grupo de anarquistas que dirige un bar y un estudio de serigrafía en un edificio que alguna vez perteneció a la Confederación Nacional del Trabajo. La CNT era una unión anarco sindical que dirigía fábricas colectivas y grupos de resistencia durante la guerra civil de los años treinta y orquestaba lo que se cree que ha sido el experimento más grande de anarquía funcional a nivel mundial. Tal como la CNT, la CIC está haciendo un nuevo mundo en la cáscara del viejo —como dice el mantra utópico— y creando sustento en un lugar donde éste es difícil de obtener.

Desde hace varios años España ha estado inmersa en una depresión económica, con una tasa de desempleo que excede el veinte por ciento de la población en general y el cincuenta por ciento de los jóvenes menores de 25 años. La exasperación ha dado origen a Podemos, un nuevo partido populista que se opone a las políticas de austeridad y que quiere desplazar a la clase dirigente. Sin embargo, el lado menos notorio de esta sublevación son los movimientos como la CIC que trabajan sobre el terreno y reorganizan la estructura de la vida cotidiana.

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El jardín de la terraza de Aurea Social.

La oficina de la Comisión Económica de la CIC, con cinco miembros, en el primer piso de Aurea Social, no se ve como una oficina de finanzas común. Una parvada de pájaros de papel que cuelga en el techo se dirige hacia el pizarrón blanco que cubre una de las paredes, donde se lee: "All you need is love". La pared opuesta está llena de dibujos de niños. Las computadoras del personal tienen sistema Linux y el software personalizado que la Comisión de TI desarrolló para ellos. Éste lo usan para procesar los ingresos de los proyectos cooperativos de la CIC, manejar el pago de las cuotas y dividir el resto entre los miembros del proyecto, bajo solicitud previa.

Si llegara Hacienda con alguno de los miembros de la CIC, hay un guión establecido: dicen que son voluntarios de una cooperativa y los mandan a la Comisión Económica, quienes podrán proveer la documentación necesaria. (Oficialmente la CIC no existe; ésta opera mediante una serie de entidades legales, lo que la hace, al mismo tiempo, menos dependiente de cualquiera de ellas). Los miembros se refieren a su sistema, y a los beneficios fiscales que trae consigo, como "desobediencia fiscal" o "formas jurídicas", o simplemente como "la herramienta".

La contabilidad sucede tanto en euros como en ecos, la moneda nativa de la CIC. Los ecos no son una criptomoneda de alta tecnología como Bitcoin, sino una simple red de crédito mutuo. Mientras que la idea de Bitcoin es consignar por completo las transacciones a un software, para no confiar en autoridades centrales y en humanos defectuosos, los ecos dependen de una comunidad de personas que confían por completo entre sí. Cualquiera con una de las más de 2,200 cuentas puede entrar a la página del Sistema de Intercambio Comunitario, ver los con un banco de inversión libre de intereses llamado Casx. Para ser parte de la CIC, los proyectos deben ser sometidos a consenso y seguir ciertos principios básicos, como la transparencia y sostenibilidad. Una vez que la asamblea admita estos nuevos proyectos, sus ingresos corren por la oficina de balances de los demás y transferir ecos de una cuenta a otra. La medida de riqueza también está tergiversada. No está mal visto tener un balance bajo o una pequeña deuda; el problema es cuando el balance se aleja demasiado del cero en cualquier dirección y se estanca. Ya que no hay intereses, tener muchos ecos esperando no hará ningún bien. La solvencia en el sistema no viene de la acumulación, sino del uso y el logro de un balance entre contribución y consumo.

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La respuesta de la CIC ante la Reserva Federal es la Comisión Social de Seguimiento de Divisas, cuyo trabajo consiste en contactar a miembros que no estén realizando transacciones y ayudarles a ver cómo pueden meter más de sus necesidades en el sistema. Si, por ejemplo, alguien quiere unos pantalones y no tiene los ecos suficientes para comprarlos, puede intentar persuadir al sastre de que los acepte. Pero el sastre aceptará los ecos sólo en la medida en que él también pueda obtener algo que necesita por medio de ellos. Es un proceso de armar una economía como si fuera un rompecabezas. La moneda no es sólo un medio de intercambio; es un indicador de la independencia de la CIC del capitalismo.

Una palabra que se escucha seguido en la CIC es autogestión. La gente la usa con una pasión similar a la de los estadunidenses cuando hablan de "autosuficiencia", pero sin el individualismo vaquero tipo chíngate-a-quien-te-tengas-que-chingar. Esta palabra es mucho más comunitaria que individual. Es como lo que solía llamarse bien comunal: el reparto de recursos comunes, como un bosque o el aire. Este tipo de ética es mucho más apreciada en la CIC que cualquier laguna legal; los beneficios fiscales son sólo para atraer gente. Mientras más personas puedan autogestionar cómo comen, duermen, aprenden y trabajan, más cerca estarán de la Revolución Integral.

Espai de l'Harmonia es un hostal y centro de bienestar afiliado a la CIC.

De proyecto en proyecto, las empresas CIC y sus respectivos miembros tienen un extraño parecido, así como dicen que los dueños se parecen a sus mascotas. Éstos son los proyectos que crearon, no sólo un trabajo que obtuvieron, y se nota. Para poder crear una nueva economía, necesitas de todo. Uno de los logros de integración que la CIC ha logrado entre las subculturas de Barcelona es la coexistencia relativamente pacífica de dos identidades opuestas: los punks y los hippies. Ambos se mantienen separados, pero se apoyan mutuamente.

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No cabe duda de que Didac Costa es un hippie: pide a gritos la etiqueta. Últimamente ha estado planeando una nueva comuna afiliada a la CIC, llamada temporalmente en clave Walden Bas, como el lago de Walden y una vieja palabra local que significa bosque. La tierra que está en proceso de comprar es una ladera accidentada con ruinas de antiguas granjas que la naturaleza reclamó como suyas. Me mostró los alrededores con la sabiduría de un sherpa y me explicó dónde iría cada cosa —desde el hoyo para la alberca hasta la antena de Wi-Fi– con tal familiaridad y exactitud que parecía que eran cosas del pasado que habían regresado. Dijo que es aquí donde quiere quedarse por el resto de sus días. Costa, un "libertario no dogmático", sociólogo y espiritualista, tiene una imponente y mesurada presencia afinada por sesiones de ayahuasca con chamanes brasileños y por la mariguana que guarda en una botella de tequila. Su entusiasmo deriva de libros gordos y saborea tener que pasar semanas cavando para poder abrir paso entre las ruinas que aún no posee como si fuera meditación. A los 39 años, Costa es algunos años menor de lo que su cabello largo y gris y las oscuras grietas alrededor de sus ojos sugieren.

Antes de la CIC, Costa ya usaba divisas sociales. Las estudió durante algunos años en Argentina y Brasil y a su regreso empezó una en el pueblo catalán Montseny. (Comenzó el 4 de enero de 2009, un día después de que Bitcoin llegara a internet). Él conocía a Duran de un "loco proyecto" malogrado que consistía en un barco lleno de hippies que supuestamente iría de Brasil a India; pero cuando Duran salió de la cárcel, los dos empezaron a colaborar en serio. A finales de 2009, mientras preparaban lo que se convertiría en la CIC, se encontraron con gente de Tarragona que había arrancado otra red independiente de divisas sociales y decidieron vincular sus monedas en un sistema común. Ahora, al menos veinte redes locales de divisas sociales en toda Cataluña están conectadas entre sí por medio de la CIC.

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Didac Costa está construyendo una comuna. Por el momento, su nombre codificado es Walden Bas, en honor al estanque de Thoreau.

Costa ayudó a fundar Calafou en 2011. Él se estableció allí, pero pronto se dio cuenta de que no se llevaba bien con los punks que habían llegado a dominar la colonia. En contraste, su eco-colonia sería hippie de corazón: festivales musicales, Rainbow Gatherings, ayahuasca, yurtas, yoga y meditación Vipassana. El financiamiento ha sido difícil, especialmente desde que perdió ochenta Bitcoins —unos veinte mil dólares— debido a un hack de intercambio de Bitstamp en enero. Él llama a Duran su consultor financiero y ambos hablan regularmente. Mientras espera a que se cierre el trato de su terreno, Costa vive en un apartamento cercano desde donde puede verlo, visitarlo y hacer planos.

A más o menos una hora hacia la costa vive una de los jefes punk de la CIC en un minúsculo pueblo medieval con un nombre bien death-metal: Ultramort. Raquel Benedicto viste una capucha negra tipo Naranja mecánica y tiene cabello teñido de rojo. Tiene aretes en toda la oreja. Su nariz está perforada en el tabique y en el septo, aunque no siempre usa argollas en ellos. Ella debe evitar las manifestaciones callejeras porque siempre que un policía la ataca, ella contraataca, y ya no puede arriesgarse ahora que es mamá.

Junto con su hermano, quien acaba de volver de años de servir alimentos y surfear en las Islas Británicas, Benedicto fundó el único restaurante del pueblo, Restaurant Terra, a finales de 2014. Éste es un proyecto de la CIC de cabo a rabo: las comidas pueden pagarse en ecos y es anfitrión de asambleas regionales. Miembros de la cooperativa forestal local, la cual usa un burro para llevar troncos, vienen a ella por su paga. En la parte trasera, Benedicto también creó una escuela para niños, entre ellos Roc, su hijo de tres años.

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Benedicto conoció a Duran en la ocupación del 15M en 2011. Ella ya estaba encabronada, pero él le mostró algo que podía hacer, "algo real", dijo Raquel. Ella empezó a trabajar con la CIC en la Comisión de Bienvenida, aprendiendo la lógica integral al enseñar a otros y al hablar lo más que pudiera con Duran. En poco tiempo pasó a la Comisión de Coordinación, el grupo que planea las asambleas y ayuda a que las otras comisiones colaboren mejor entre sí. Pero ese trabajo la ha ido agotando y ella ha tratado de alejarse para enfocarse en su restaurante. "Al fin estoy empezando a hacer lo que me gusta", me dijo.

Restaurant Terra, un proyecto de la CIC, tendrá una escuela para los niños locales en la parte de atrás.

Al mismo tiempo ha estado trabajando en esparcir más operaciones de la CIC de Aurea Social a asambleas locales en toda la región. Duran y Benedicto están en contacto por esto, pero ella debe ser cuidadosa. Una vez la policía le confiscó el celular y varios de sus amigos han sido interrogados sobre su paradero. Ella mantiene su teléfono lejos cuando habla de Duran y tiene su email codificado. Benedicto es una de las personas que mantienen a la CIC en funcionamiento cuando Duran no está; es una de las que hacen que la CIC ya no lo necesite.

A finales de enero, la CIC realizó su asamblea anual dedicada a la planeación del presupuesto del presente año. Unas sesenta personas se sentaban en círculo en el cuatro trasero de Aurea Social y había hojas de cálculo proyectadas encima de ellos. Una mujer daba pecho a su bebé en la parte trasera, mientras unos niños medio supervisados corrían por todo el edificio. Benedicto tomaba notas en su Linux mientras los debates iban y venían sobre cómo reorganizar las comisiones de manera más efectiva y quién y cómo recibiría pagos. Ese fin de semana también decidieron terminar con EcoBasis, una cautelosa divisa híbrida respaldada por euros que la CIC había estado usando; una decisión que los alejó del dinero fiduciario y los acercó a una divisa puramente social. Entre toda la fatiga y frustración que esto conlleva, a uno se le puede perdonar que no aprecie el milagro básico de que toda esta gente, en una organización tan grande, esté tomando decisiones por consenso.

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Entre las minucias también se encontraba la inminente posibilidad de que cualquier decisión local que hicieran fuera parte de un modelo de algo más grande. Durante una discusión en cuanto a si el café zapatista constituía una necesidad básica, un desarrollador de redes en la asamblea escribía silenciosamente un email cifrado a Duran sobre los cambios a la página web de FairCoin, la cara pública del nuevo hijastro de la CIC. La mayoría de la gente allí al menos sabía de ella, pero pocos estaban listos para dejar que los distrajera de sus proyectos individuales.

"Enric piensa en algo y todos empiezan a temblar", me dijo Benedicto durante un descanso. "No, no. Tenemos mucho que hacer ¿y ahora quieres hacer eso? ¿En serio?"

Raquel Benedicto ayuda a mantener la CIC cuando Enric Duran no está.

En Francia, Duran llena sus días y noches con tanta actividad en beneficio del integralismo como su condición le permite. Él va de un lado a otro, pasando al lado de policías sin miedo alguno, cambiando su lugar de trabajo y residencia de cuando en cuando para que no lo encuentren fácilmente. Él comparte su ubicación sólo si es necesario. Quizá lo más extraño en su existencia cotidiana es su estabilidad y la ausencia de cualquier ansiedad o falta de confianza en cuanto a sus ambiciones. "Siento que tengo muchas capacidades", me dijo.

Un nublado día parisino, tras una junta en la tarde con un desarrollador que trabajaba en la página web de FairMarket, Duran se dirigió a uno de los hackerspaces que frecuenta, cuya configuración de Wi-Fi sabía que le permitiría mandar un email por medio de una VPN (red privada virtual) que oculta la locación. Él estaba mandando una actualización a las más de diez mil personas en su lista de contactos. Después de hacerlo, fue a encontrarse con una experta en unión de crédito francesa en un laboratorio de ideas. Su agresividad y escepticismo en cuanto a FairCoop no molestó a Duran en lo más mínimo. A pesar de que la discusión parecía no ir a ningún lado, lo único en lo que pudo pensar después era cómo hacer mejor uso de las redes de la experta. A casi media noche, Duran presentó FairCoop a los jefes de una asociación de economía colaborativa. Para poder seguir la conversación en otro momento, Duran les enseñó cómo usar un programa de chat seguro.

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Siguiendo la lección de criptografía, Duran regresó a un departamento vacacional rentado y se sentó frente a la computadora. Trabajó hasta las 4:30 de la mañana completamente concentrado, comiendo galletas ocasionalmente, sonriendo de vez en cuando a causa de algún email o mensaje en un foro que captara su atención, y tecleando con dos dedos. Durante todo el día y toda la noche, una segunda laptop irradiaba un brillo en el cuarto mientras el programa de cartera digital de FairCoin corría y ayudaba a mantener segura a la red descentralizada de la divisa. Usualmente, Duran duerme cuatro o cinco horas. Cero cigarros, cero café, una cerveza rara vez. No cocina. Hace que uno quiera hacerse cargo de él como si fuera su propio hijo.

En Lung Ta, los habitantes se organizan en "familias" de acuerdo a lineamientos de la astrología maya.

En estos momentos, Duran está intentando su tercer gran logro. El primero fue la "acción pública": hackear el sistema financiero para beneficiar a los pobres. El segundo, la CIC y su "desobediencia fiscal": hackear el sistema legal para inventar una nueva especie de cooperativa. El tercero, FairCoop: hackear una divisa para fundar un sistema financiero mundial. Tal como el segundo, el último nació durante su escondite.

Se había programado que el juicio de Duran hubiera empezado al menos en febrero de 2013. En ese entonces no parecía que sería un juicio en sí. Ninguno de los testigos propuestos por la defensa había sido aprobado para testificar, pues las autoridades no querían que la corte se volviera escenario de un teatro político. Unos días antes de los primeros procedimientos, Duran volvió a esconderse. (La palabra que usa para su condición es "clandestino"). Al principio se encerró en una casa en Cataluña, pero cuando esto se volvió bastante restrictivo, se fue a Francia, donde estaría mucho más lejos de la policía española y sería menos reconocido en público.

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Con casi nada más que hacer, empezó a aprender todo sobre las criptodivisas —la nueva especie de dinero digital del cual Bitcoin es sólo el primero y el más conocido—. Las matemáticas criptográficas posibilitan registrar transacciones en una red compartida que no depende del gobierno o de un banco. Amigos de Duran ya habían empezado a crear un software tipo Bitcoin. A principios de 2013, Bitcoin estaba empezando su rápido ascenso desde la inutilidad hasta un valor de más de 1,200 dólares por unidad. Los primeros usuarios se hicieron ricos de la nada. Duran se dio cuenta del individualismo adulador del mercado que permeaba la escena de las criptodivisas y se preguntó si la tecnología podría usarse para mejores fines. "Pensaba cómo hackear algo así para poder financiar la Revolución Integral", recuerda.

Entre los cientos de clones de Bitcoin, cada uno con sus códigos particulares, Duran fundó FairCoin. "Es un buen nombre", pensó. Parte de lo que hacía justo a FairCoin era que no dependía del algoritmo de prueba de trabajo de Bitcoin, el cual recompensa a "mineros" que tienen almacenes llenos de máquinas que no hacen más que tragar electricidad y vomitar números. En lugar de eso, las FairCoins se distribuyeron con lo que parecía ser un espíritu de justicia. Cuando el sistema salió en línea en marzo de 2014, el desarrollador original se las dio a quien las quisiera. Pero todo bien pudo haber sido una farsa, pues la divisa pasó por un rápido ciclo de auge y crisis, tras el cual el desarrollador desapareció con mucho dinero.

El valor de FairCoin llegó a su máximo el 15 de abril del año pasado en una capitalización de mercado de casi un millón de dólares. A medio camino de su subsecuente caída, el 21 de abril, Duran hizo un anuncio en el foro de FairCoin y de Reddit: había empezado a comprar FairCoins. "Construir el éxito de FairCoin debería ser algo colectivo", escribió. "FairCoin debería ser la moneda del comercio justo". Entre abril y septiembre, Duran usó el resto de las Bitcoins con las que había vivido para comprar unas diez millones de FairCoins —el veinte por ciento de la oferta total—. Durante la mayor parte de ese tiempo, la moneda estuvo cerca a no tener valor alguno, pues fue abandonada por la comunidad. Con un pequeño equipo detrás, Duran se enfocó en comprar y planear, al mismo tiempo que Thomas König, un desarrollador web en Austria, modificaba el código para arreglar problemas de seguridad. Empezaron a experimentar con maneras para reemplazar los mecanismos competitivos que FairCoin había heredado de Bitcoin con unos más cooperativos diseñados para encajar en la estructura de FairCoop. A finales de septiembre, miembros de la CIC empezaron a invertir en FairCoins y el valor se alzó de nuevo a 15 veces lo que había tenido en el verano en que Duran las compró.

Así como la CIC es mucho más que un mosaico de divisas locales, FairCoop es mucho más que FairCoin. Duran pretende que FairCoop sea una red financiera para cooperativas gobernada por sus participantes. Éstos pueden vender sus productos en FairMarket, comerciar entre sí usando FairCredit y financiar su crecimiento con FairFunding. Pueden aprovisionarse en GetFairCoin.net e invertir en Fairtoearth.com. Todo el mundo debe saber que la CIC está en Cataluña. Duran implantó los inicios de una nueva estructura en forma de árbol: consejos y comisiones, mercados e intercambios, cada uno de ellos alimentados por FairCoins. El trabajo de uno de los fondos es construir un software para el ecosistema, mientras que el de otro es redistribuir la riqueza a la Cooperación Sur-Sur.

Alentado por una donación de 13,800 dólares por parte del fabricante de cosméticos Lush —que pertenece a un amigo de sus días de justicia global—, Duran pasa cada hora del día enlistando a todos los que conoce para que ayuden a hacer de FairCoop algo útil para los postcapitalistas de todo el mundo.

Lo que puede hacer que la hazaña funcione es la combinación de divisa y comunidad. Mientras más cooperativas locales se vuelvan parte de la red y usen sus herramientas, más valdrán las FairCoins en los mercados de criptodivisas, donde una amplia adopción ayuda a que una moneda sea más valiosa. Por tanto, construir una comunidad significa financiarla. Si el precio de las FairCoins llegara a alcanzar el de las Bitcoins, por ejemplo, la inversión inicial de Duran valdría más de dos mil millones de dólares.

Pero de nuevo, las criptodivisas pueden perder valor tan rápido como lo adquieren; Bitcoin ha estado perdiendo su precio de dólar durante más de un año, llegando a más o menos una quinta parte de su máximo, una pérdida que puede ser devastadora para alguna cooperativa que pudiera querer invertir en FairCoin. Pero la idea es que el éxito de FairCoop no dependa por completo de FairCoin. Duran no ve a la divisa como el tipo de software salvador que la cultura tecnológica hace que queramos: uno que corrija la imperfección humana. Él quiere que lo usemos para crear confianza entre la gente y no para reemplazarla con un algoritmo superior. "Si no estás creando nuevas relaciones culturales", me dijo, "no estás cambiando nada". Así como los miembros de la CIC intentan hacer a su comunidad más fuerte que cualquier otra estructura legal, él quisiera que FairCoop se volviera tan fuerte como para superar por completo a FairCoin.

A pesar de la complejidad del plan, éste es también una simple extensión de la lógica de las empresas previas de Duran: engañar al capitalismo para financiar el movimiento; tomar lo que ya existe y recombinarlo. Pero incluso este historial no es garantía de nada. En el hackerspace en un sótano de París, mientras intentaba convencer a los integralistas franceses de unirse a su nuevo proyecto, Duran añadió, como si no fuera problema: "No sabemos si va a funcionar".

Los miembros de la CIC hablan regularmente acerca de su meta de autogestión, o autosuficiencia.

Uno no ve a diario hippies pegados a la tele viendo noticias de política. Pero Didac Costa lo hace en su improvisado departamento justo debajo de la ladera donde algún día estará su comuna. Había caras familiares en la pantalla. Podemos recientemente había asegurado cinco curules en el Parlamento Europeo y las encuestas sugerían que podría ganar las elecciones nacionales que se llevarán a cabo este año. Costa estaba en la contienda por un lugar en el consejo regional de Podemos. Él esperaba poder agitar desde dentro y hacer que el partido apoye más la independencia catalana y a movimientos sociales como la CIC.

En Francia, mientras tanto, Duran leía las noticias españolas en su computadora. Mayo Fuster Morell —su primera novia, ahora una renombrada estudiosa de los medios— estaba en la dirección de Podemos junto con gente que él conocía y a la que había organizado durante años. Él también estaba pendiente de Grecia, donde el partido de izquierda Syriza ganó la elección y se está preparando para tomar control del gobierno. Examinó a los ministros para ver si alguno podría interesarse en FairCoop. Estaba en busca de alguien que pudiera hackear el nuevo clima político de la Europa meridional.

También estaba pensando en su propio regreso a la libertad. En invierno había juntado un pequeño grupo de gente que trabajaba personalmente con él tanto en FairCoop como en su propia causa. De vuelta en Cataluña, amigos suyos intentaron acordar una especie de proceso reconstituyente de justicia como alternativa al juicio y a la sentencia de prisión, pero no había habido gran progreso. Su padre murió el año pasado y él no pudo asistir al funeral. Parece que en su mente pesa mucho más la idea de qué tanto podría hacer por FairCoop si no tuviera que estar escondiéndose.

Necesita encontrar inversionistas, organizar reuniones, llevar a cabo las exigencias que una nueva empresa necesita cubrir, y hacerlo en los confines de la clandestinidad pone restricciones diarias a una tarea que de por sí es ya bastante difícil. Claro que la cárcel sería mucho peor, pero él está harto. El ladrón de bancos está listo para ser banquero.

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