MIRA:
Las figuras de apego en la infancia: padres, madres o cuidadores, tienen muchas funciones pero hay dos que son básicas para el desarrollo. Por un lado asegurar la supervivencia a nivel biológico y por otro, a nivel psicológico, darnos la seguridad necesaria para enfrentarnos a los retos que la vida nos presenta.
"Él no es nadie que merezca mis cuidados, es un monstruo que casi me jode la vida. Aún así, hoy en día todavía lo veo de vez en cuando. La culpa es tan fuerte que he aprendido a llegar a acuerdos con ella, cuando me siento demasiado culpable lo veo y me calmo. Luego vuelvo a tomar distancia hasta que la culpa me vuelve a machacar"
“Nunca quise enfrentarme al tema, no quería ni pensar en ello, pero con 22 años empecé a sentirme deprimida y la ansiedad me llevó a terapia”. Silvia cuenta que su principal miedo era esa ansiedad, el temor a estar volviéndose loca como su madre. “Estuve muchos años enfadada con ella por todo lo sucedido, no podía comprender o aceptar lo jodida que puede llegar a ser la esquizofrenia. Además tenía que lidiar con la culpa cuando me pedía cosas que yo no estaba preparada para darle. La terapia me ha ayudado a tratar con ella el tema de su enfermedad sin hacerle daño, a apoyarla cuando se encuentra mal, a sacar la rabia y a llorar la pérdida que no me permití llorar en su momento”."Cuando tenía 14 años le dije a mi padre que me habían violado y me pegó tal bofetón que reboté en la pared y caí al suelo. Entonces me soltó: 'Te lo mereces por vestir como una puta'. Aquel día enterré a mi padre”
Marta no siente que pueda ir más lejos en cuanto a superación se refiere, al menos por ahora. “Sigo dándome atracones y vomitando cuando me siento insegura o cuando las imágenes del abuso vienen a mi cabeza. También me siento muy dependiente de mis parejas y amigos, dependiente de vínculos que me hagan sentir a salvo, porque por mucho que los tenga el miedo a perderlos me hace vivir alerta. El apoyo y la posibilidad de hablar del tema con la gente que me escucha desde el respeto me hace sentirme bien. A día de hoy me encuentro mejor que nunca y eso ya es suficiente. Aun así sé que hay un lugar en mi cabeza al que duele demasiado ir y, de una forma u otra, intuyo que siempre voy a estar huyendo”.Socialmente se asume que debemos dejar los traumas atrás para seguir adelante pero éstos, como cualquier otra experiencia importante que vivamos, configuran nuestra identidad y la narrativa de quienes somos, sobre todo cuando ocurren en la infancia y en el hogar. Por ello quizá la máxima no sea dejar los traumas atrás sino poder contar con el apoyo y los recursos que nos ayuden a vivir con ellos de la forma más cómoda posible.En España se detectan más de 6000 casos al año de violencia a menores en el entorno familiar según la web de Infancia en datos impulsada por el Ministerio de Sanidad.Sigue a Jara en @TherapyWeb.Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.“Sigo dándome atracones y vomitando cuando me siento insegura o cuando las imágenes del abuso vienen a mi cabeza. También me siento muy dependiente de mis parejas y amigos, dependiente de vínculos que me hagan sentir a salvo"