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Hijo de la ira

Señales que precederán al fin del metal

El metal agoniza: ha cambiado las botas por los tenis, la greña por el gel y la cerveza por la cerveza ligth.

Aunque para algunos el osote ocurrido en la ceremonia de los Grammys, cuando Megadeth fue premiado con un tema de Metallica, representa la muerte del metal, en realidad no lo es. Cashi shin querer, el metal agoniza. Ha cambiado las botas por los tenis. La greña por el gel y la cerveza por la cerveza ligth. Desde hace mucho que muere lento, como sentencia Timbiriche.

He visto a los mejores metaleros de mi generación sucumbir ante la vida doméstica. Y cuando digo "mejores metaleros", lo digo con estoperoles en la mano. Conocí a tipos con la melena más grasienta que haya visto jamás; di alojo a batos que siempre dormían en la calle, ebrios, luego de una tocada; me drogué con gente que era una auténtica Wikipedia sobre el género; sé de varios que padecen sordera temprana por escuchar metal a todo volumen; durante meses trabajé junto a batos que hacían lo propio para reunir la entrada a un concierto. Todo eso se acabó. Algunos murieron; otros, terminaron insertados en la sociedad que siempre rechazaron.

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La fiebre del metal agota. Quizá por la sobreexplotación musical (cada runfla de mequetrefes que bebía caguamas en la esquina tenía su banda), por el agotamiento de su público contemporáneo (la mayoría engrosa las filas de la chavorruquismo) y quizá también por la pasteurización de la música, ahora convertida en un producto desechable.

La última gran banda de metal está a un paso del asilo y cada vez son menos los jóvenes que reconocen nombres como Pantera, Slayer o Iron Maiden. Estamos ante el fin de una época que fue chida, pero que ahora se percibe desfasada y obsoleta. La temática de oscuridad y muerte ya no entusiasma. Por ello, la actitud metalera se reduce a ponerte una camiseta negra los viernes, a hacer una ridícula señal con los dedos o sacar la lengua cuando escuchas un riff. El metal se oxida. Desde hace décadas que se desangra hasta ir quedando flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones. He aquí algunos señales de su agonía.

Van Halen

La salida de Lee Roth de esa bandota llamada Van Halen significó uno de los primeros y más duros golpes a nuestro adolescente corazón metalero. La voz y personalidad de Diamond Dave fue determinante para poner el nombre de Van Halen en el olimpo. Gracias a él, la banda subió como la espuma, vendió millones de discos y ofreció conciertos por todo el planeta. En 1985, los hermanos Van Halen lo mandan a la goma, terminando así con una de las mejores épocas no solo de la banda, sino del género.

Napster

En 1999, Napster sorprendió al mundo al permitir el intercambio de archivos de música. Para el año 2000 ya tenía 26 millones de usuarios. Naturalmente, bajar una sola canción te podía llevar más de un día, pero la sola idea de "conseguirla" se veía fabuloso. Algunos dijeron que Napster era el futuro de la música, pero pocos lo creyeron. Entre los incrédulos estuvo Metallica, agrupación que en 2001 llevó a juicio a la empresa por el intercambio de I dissapear (que, viéndolo bien, ni estaba tan bueno). Con esta actitud, James Hetfield y compañía fueron excomulgados de las buenas conciencias metaleras. Se demostró que les valía madre que no tuviéramos dinero para sus discos y concluimos que solo eran unos mercaderes con guitarras eléctricas. Napster cerró, pero el camino del P2P ya estaba trazado. Por mi parte, nunca compré, ni compraré un disco de Metallica. Al fin y al cabo, encuentras sus archivos por todos lados.

Little Ozzy en America's Got Talent. Captura de pantalla de Youtube.

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Ozzy en MTV

En 2002, el legendario vocalista de Black Sabbath decepcionó a muchos al aparecer en un reality show de la otrora famosa cadena de televisión. En esos años, los reality eran una "novedad", así que los veíamos por todos lados y con cualquier clase de presupuesto. MTV no se quedó atrás y emitió The Osbournes, un programa en el que podíamos entrar a la casa de Ozzy, ser testigos de sus pleitos familiares, de sus manías y su vida como simple mortal. Antes de eso, Ozzy era una leyenda, hubiese sido mejor dejarlo así.

Slash deja GNR

No, no hablamos de vitaminas, sino de los Guns N' Roses, la agrupación más popular de los 90, lo tenían todo: juventud, fama, un hígado sano y mucho rock. Su modo de vida fue copiado por millones de muchachos, quienes vestían, cantaban y vivían como estos rockstars. ¿Quién no fumó alguna vez como el gran Slash, ante la imposibilidad de seguir sus pasos en la guitarra? ¿En cuántas bodas no se bailó November rain en vez del vals? ¿Qué karaoke no incluye Don't cry?
En 1996, cuando parecía que lo tenían todo, Slash abandonó la banda, dejando a los Guns sin la pierna derecha. Axel intentó mantener el grupo, con los resultados ya de todos conocidos. Por su parte, el guitarrista formó Slash Snakepit, un proyecto que no cuajó como se esperaba. Luego vino la época de los reencuentros, pero el daño ya estaba hecho. Así fue como se extinguió uno de los emblemas de la música popular, llevándose consigo también, un poco de vida del metal.

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Fred Durst

Cuando hablo de sobreexplotación del metal, lo digo por casos como el de Fred Durst. Se trató de tipo de gorra roja que encandiló a millones de jóvenes con una cosa que en su momento llamaron nü-metal, pero que solo era rap, riffs duros y un guitarrista que sería la delicia para Avelina Lepster. En los dos años que duró este "movimiento", conocí a decenas de adolescentes que adoraban Limp Bizkit y que ahora deifican Zoé. El ridículo de los Grammys tiene su origen en el analfabetismo metalero imperante, del cual Durst es uno de los principales responsables.

Moderatto

Lo que empezó como una mala broma terminó como un buen negocio. Moderatto es la prueba viviente de cómo la fama (y el dinero) están por encima de tus aspiraciones artísticas. Durante décadas, sus miembros lo intentaron todo, con pírricos logros. Finalmente, una broma se convirtió en lo más serio que han hecho. Vaya cosa. Ahora, son "la banda" de los millenials mexicanos, al grado de que suelen tener un lugar estelar en festivales, alternan con poperillos contemporáneos y hasta bailan cumbia. Para las nuevas generaciones, Moderatto es sinónimo de rock duro, aunque sus fieles ni siquiera sepan definir el género.

Colaboraciones

El dúo Lady Gaga-Metallica solo es un clavo más al ataúd del metal.
La globalización naciente en el año 2000 originó toda clase de mescolanzas musicales. El rock duro no fue la excepción. De ahí que vimos lamentables duetos como Slash con Martha Sánchez (o con Paulina Rubio, ¡Paulina Rubio, carajo!); Jimmy Page y Puff Daddy o incluso peor, Axel Rose al frente de AC/DC. Los que se indignaron de que la banda El Recodo tocara Another Brick in The Wall, deberían repasar un poco la historia. Seguro los hará llorar.

Mägo de Oz

Lo que hacen estos madrileños es cualquier cosa, menos metal (para mí son un grupo de world music; tipo Banda Cuisillos, pero con guitarras eléctricas). Lamentablemente, su parafernalia medieval cautivó a millones de hombres y mujeres que todavía sueñan con reyes y princesas. Su popularidad es tal, que son la muletilla recurrente de cualquier millenial que se diga "metalero", aunque solo se sepan Fiesta pagana. Si el infierno metalero existe, Mägo de Oz tiene su lugar reservado.

Axel Rose gordo

A mediados de 2016, el icónico líder de Guns N' Roses prohibió hacer mofa de su gordura. Sin embargo, con esos cachetes, esa barriga y una voz destruida no puedes esperar respeto. No después de haber comandado una de las bandas más conocidas. Naturalmente, su petición solo triplicó los memes. Antes, luego de una aparatosa caída que le fracturó una pierna, tuvimos que chutarnos su actuación con AC/DC en donde vimos a un Axel con la pata enyesada, en una silla de ruedas y viviendo de las últimas glorias del metal.

El Komander teloneando a Metallica

La agrupación estadunidense lanzó una convocatoria en busca de músicos mexicanos para sus conciertos de marzo, en chilangolandia. Vía Twitter, El Komander levantó la mano, generando una ola de críticas. Es muy probable que no ocurra, sin embargo, si algo tienen en común ambas propuestas musicales, es la simulación: ambos simulan ser rudos, ambos viven de una imagen falsa y a pesar de eso, ambos llenan estadios. El posible acercamiento, solo es una señal que precederá el fin del metal.

El título de este artículo está inspirado en la fabulosa novela Señales que precederán al fin del mundo, del hidalguense Yuri Herrera.

@balapodrida