Viajes

Las verdades desafortunadas de vivir la 'Vanlife'

Después de meses de estar encerrados en casa, la vida en carretera puede ser muy tentadora. Pero antes de romper tu contrato de arrendamiento, lee esto.
Alessandro Pilo
Budapest, HU
DS
traducido por Daniela Silva
Izquierda: Daniela Girolamo con su perro frente a su casa rodante. Derecha: vista desde la van.
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El lugar donde vivimos se ha convertido en un gran problema durante el último año, por razones bastante obvias. Mientras estabas encerrado en tu pequeño y caro apartamento, es posible que hayas fantaseado con mudarte a una casa barata con jardín en el campo o vivir en una van.

En este último punto, la gente que presume de vivir en una van en Instagram te hace creer que ha encontrado el camino hacia la felicidad al transformar una camioneta destartalada en una casa de ensueño, sin tener que pagar servicios y con infinitas posibilidades para viajar. Pero todos sabemos que a la realidad le encanta venir y aplastar nuestros sueños.

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Le pregunté a tres personas que han vivido en casas rodantes qué aprendieron en el proceso y qué deberías considerar antes de dar el paso.

Antonio Armano, periodista y escritor

Antonio Armano sentado al volante de su casa rodante y tomando café.

Antonio en su casa rodante.

Viví en una casa rodante durante un año, desde finales de 2017 hasta finales de 2018. A menudo escribo artículos de viajes, y el año antes de mudarme a la van viví en Moscú con una señora mayor que tenía una afección cardíaca, y luego en un orfanato en Belgrado. Curiosamente, mucha gente reaccionó negativamente a mi nuevo estilo de vida, algunos incluso me dejaron de hablar.

Una de las cosas que más me gustó fue la libertad de despertarme cada mañana en un lugar diferente, sintiendo que estaba en el mundo pero también protegido por una especie de caparazón. Sin embargo, diría que el mayor mito es que puedes viajar mucho. A veces, encuentras un buen lugar y quieres disfrutarlo. También es difícil encontrar lugares para llenar el tanque de agua y descargar las aguas residuales, entonces cuando los encuentras, te quedas ahí y te relajas por un tiempo. El tipo de camioneta también marca una gran diferencia. La nuestra era una Hymer antigua y usaba mucha gasolina, por lo que viajar se volvió caro.

Prácticamente nos instalamos alrededor de los lagos de Varese [en el norte de Italia], donde la gente desconfiaba bastante de la gente que andaba en una van. A menudo pensaban que éramos ladrones, y si nos quedábamos estacionados en el mismo lugar por mucho tiempo, llamaban a la policía. En Italia, si te estacionas sin usar cuñas en las llantas o si abres tu veranda, técnicamente no es ilegal acampar. En teoría, nadie puede hacer que te muevas. Pero necesitas las cuñas para dormir bien o cocinar, entonces debes de tener mucho cuidado para que no te multen, especialmente si ya te tienen en la mira.

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Ahora es mucho más fácil trabajar de forma remota, pero hay algunas cosas a considerar. En primer lugar, en algunas casas rodantes solo puedes cargar un celular con hasta 12 voltios, pero una laptop se carga a 220 voltios, entonces necesitas un transformador y mucha energía para cargarla. Muchas veces mejor me iba a trabajar a diferentes lugares, desde McDonald's hasta lavanderías.

A menos que tengas una van muy lujosa, después de un tiempo extrañarás tener cuatro paredes y una ducha de agua caliente, especialmente en invierno. Por eso no recomiendo este estilo de vida si lo único que quieres es ahorrarte la renta. Al final, me sentí como un astronauta regresando del espacio. Me tomó un tiempo acostumbrarme a la vida en interiores.

Daniela De Girolamo, 36 años, blogger y asesora de la vida en van

Izquierda: Daniela Girolamo con su perro frente a su casa rodante. Derecha: vista desde la van.

Daniela Girolamo y su perro.

Mi primera casa rodante la compré en 2015 para viajar, pero nunca me regresaron las ganas de volver a casa, así que lo convertí en un estilo de vida. He estado viviendo en mi camioneta durante dos años, incluso durante la pandemia. Ahora, en lugar de viajar por el mundo, estoy de planta en Italia.

Suelo ir a lugares en temporada baja: acampar gratis en Cerdeña en agosto es impensable, lo mismo ocurre con el estacionamiento cerca de las pistas de esquí durante las vacaciones de Navidad. A algunas ciudades no les gustan las vans, pero lo único que necesitas hacer es investigar un poco antes de ir.

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La casa rodante de Daniela Girolamo estacionada junto al mar.

Casa rodante de Daniela Girolamo.

Uno de los problemas más comunes que enfrentan las personas es racionar el consumo de agua y otros recursos, pero prefiero eso a tener que pagar facturas o compartir mi apartamento. Si eliges la vida en van, es porque no quieres tener nada que ver con la "vida normal". Para mí, se trata de minimalismo, no estar en un lugar fijo, estar inmerso en la naturaleza. Estar de viaje me ayudó a acercarme más a mi familia y amigos, porque la cercanía física a menudo puede complicar las relaciones.

Obviamente, aún así necesitas un ingreso mensual básico. Con el tiempo, he logrado hacerme un nombre y ahora ofrezco consultas pagadas. Pero solía mantenerme con trabajos ocasionales como barista o animadora en centros turísticos, o como profesora de idiomas. Mis gastos varían mucho, pero diría que los mantengo debajo de los 360 dólares al mes, principalmente para comida, diesel o gas para calefacción. También existen otros costos fijos, como impuestos y seguros.

Andrea, 24 años, diseñador gráfico, y Bianca, 24 años, vende ropa bordada a mano en Etsy

Izquierda: Bianca y Andrea fuera de su van. Derecha: el interior, blanco con detalles en madera.

Bianca y Andrea su van. Foto vía @ciao_dolcevita.

Empezamos a vivir en una van en agosto de 2019. Durante la primera ola [de coronavirus] tuvimos que dejar Portugal y regresar a Italia. Ahora vivimos en un apartamento esperando el momento adecuado para volver a partir. Nos tomó un año convertir nuestra camioneta; tenemos todo tipo de instalaciones, como paneles solares, calefacción diesel, gas y agua caliente, pero se puede hacer algo más simple.

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Queríamos viajar por mucho tiempo, sin restricciones de transporte público, hoteles y horarios. Vivir en una van es genial, pero hay algunos aspectos negativos en los que no pensamos de antemano.

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Bianca y Andrea con su van, en Francia.

Viajar constantemente a lugares desconocidos puede ser estresante, especialmente cuando necesitas llenar tu tanque de agua y vaciar las aguas residuales cada semana. Muchas veces puedes hacerlo de forma gratuita en los parques para casas rodantes o puedes preguntar en un campamento si están abiertos. Suele costar entre 6 y 9 dólares. Siempre verifica si cerraste la ventana o corres el riesgo de que el vidrio se rompa con el movimiento. También te puede causar problemas no cerrar el tanque de gas.

Siempre hay algo que hacer, así que nunca te detengas a pensar en ti mismo ni a reflexionar. Además, vivir en pareja en seis metros cuadrados puede poner a prueba una relación. Pero después de unos meses, desarrollas una rutina y todo se vuelve normal. Trabajas, haces tus compras en los mercados locales y lavas tu ropa cada dos semanas en la lavandería.

Antes de irnos, ahorramos algo de dinero, pero también trabajamos. En general, gastamos alrededor de 360 dólares al mes cada uno. Lo único que necesitas es una licencia de conducir normal y puedes conducir camionetas de hasta 3500 kg. Pero si eres alguien que entra en pánico fácilmente, esta vida no es para ti. Muchas veces tienes que ser tu propio mecánico, plomero o electricista, y hay muchos factores inesperados. Necesita un plan de emergencia para cualquier tipo de problema; tarde o temprano, lo necesitará.