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La guía Vice de la salud mental

¿Tener sexo casual deprime?

La ciencia nunca ofrecerá un vínculo claro entre el sexo y la salud mental, pues ambos lados de la ecuación son demasiado turbios y complejos. Depende de ti si el sexo casual es auto-cuidado o no.

Imagen vía WikiCommons del usuario KONDOMI

Las investigaciones sobre la relación entre el sexo y los problemas mentales no son nada nuevo. De una forma u otra, se ha hablado de esto durante décadas. En años recientes, con la depresión y la ansiedad al alza, fue inevitable que los investigadores se preguntaran si esto se relacionaba al hecho de que la gente está cogiendo con el doble de personas con las que nuestros padres cogieron.

Hemos tenido titulares premonitorios —"El sexo casual puede provocar depresión y llevar a pensamientos suicidas"—, libros como The End of Sex: How Hookup Culture Is Leaving a Generation Unhappy, Sexually Unfulfilled, and Confused About Intimacy (El fin del sexo: cómo la cultura del ligue está dejando a una generación infeliz, sexualmente insatisfecha y confundida en cuanto a la intimidad) de Donna Freitas y una enorme cantidad de sabiduría que dice que coger con mucha gente es causa de o resulta en baja autoestima. A la inversa, también ha habido estudios que dicen exactamente lo contrario: que el sexo casual es lo mejor. ¿Entonces cuál es la verdad? Si sabes que tu salud mental es frágil, ¿entonces deberías alejarte de Tinder?

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Yo tengo una larga relación tanto con el sexo casual como con la depresión. Hay ocasiones en las que ambos coinciden. No hay un patrón establecido. Algunos bajones me dejan tan distante y desconectada de la realidad que me siento entumecida. Durante esas veces, el sexo es una mierda sin sentido, pero también lo es la conversación, el trabajo y todo lo demás. He tenido largos periodos sin sexo, ya que ir a la tienda se convierte en una gran misión, y eso sin contar lo que significaría echarme a alguien, además de que a veces cogerme a un extraño parece la conexión humana más peligrosa. Como dije, no hay un patrón establecido.

No nos debería sorprender, entonces, que haya estudios contradictorios. La depresión no es algo monolítico y tampoco lo es el sexo. El sexo casual significa algo para una persona y otra cosa para otra. Varía de acuerdo a la edad, creencias, estado de ánimo, lo que tus amigos piensan, si tu ligue lo hacía bien o de la mierda o si de verdad querías hacerlo. ¿Podría el sexo casual detonar una depresión? Probablemente, pero no por sí solo.

"La vulnerabilidad a la depresión existe antes de que el sexo casual ocurra, ya sea genética o pasada como ejemplo de los padres", dijo la terapeuta Tania Glyde. "¿Esta persona fue criada para tener confianza y autoestima o más bien la trataron mal e incluso abusaron de ella y así entró al mundo de las relaciones, con una concepción frágil de sí misma?"

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"Cualquier situación que pueda incluir rechazo y, por tanto, sentirse un impostor, el 'otro', apenado, expuesto, diferente a los demás, que debes ser igual a los demás, incluso sexualmente, tiene el potencial de crear los cimientos de una depresión".

Estos matices son inexistentes en algunos estudios. Además, hay otros que afirman que la gente con depresión es más propensa a tener sexo casual o viceversa, aun cuando ninguna ha sido demostrada. Sin embargo, estos estudios se mantienen firmes.

"Este estudio brinda evidencia de que la mala salud mental puede llevar a sexo casual, pero también que el sexo casual lleva a una baja en la salud mental", dijo Sara Sandberg-Thoma, autora de un estudio de la Universidad Estatal de Ohio que mostró que los adolescentes con síntomas de depresión son más propensos a tener sexo casual cuando son adultos jóvenes y que en años posteriores pueden considerar suicidarse.

Otros se hacen preguntas más generales. Un estudio reciente de la Universidad de Cornell en EU reveló que, de la pequeña muestra de 810 universitarios —en su mayoría heterosexuales—, aquellos que tenían muchas parejas sexuales eran más propensos a ser discriminados, pero también tenían más amigos cercanos. En otras palabras, puede que te digan zorra, pero aún así te querrán.

Un estudio en colaboración entre la Universidad de Nueva York y Cornell también mermó las suposiciones de que el sexo casual efectivamente dañe la salud mental y sugirió que para los estudiantes seguros de sí mismos y con alta autoestima el sexo casual en realidad incrementa el bienestar. Mientras tanto, un estudio longitudinal a gran escala en Nueva Zelanda estableció una asociación entre el número de parejas sexuales y el posterior abuso de sustancias, especialmente entre las mujeres, pero no encontró conexión alguna entre el número de parejas sexuales y la ansiedad y depresión.

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Los estudios simplistas que vinculan el sexo casual a la depresión son parte de una amplia tendencia: pseudociencia del sexo. Este fenómeno de varios siglos de edad es el foco del nuevo libro del profesor Sir David Spiegelhater, Profesor Winton de la Comprensión Pública de Riesgos en la Universidad de Cambridge. Sex by Numbers (Sexo en números), el libro de Spiegelhater, ataca los innumerables estudios sobre sexo que salen en los medios. Muchos de estos encuentra que carecen de varias cosas.

Spiegelhater dijo que su libro, aunque claramente trata de sexo, es en realidad sobre los sesgos estadísticos. Las muestras poblacionales no representativas, los estudios mal diseñados, las preguntas capciosas, las hipótesis pretenciosas y las mentiras de los participantes sesgan los resultados. Tal vez aún mucho más cuando se trata de sexo.

Sex by Numbers califica las estadísticas relacionadas al sexo desde cero hasta cuatro dependiendo de la credibilidad. En cero está "la clase de cosas que escucharías en un bar, en el radio o en el parlamento"; incluso la gran Encuesta Nacional Británica de Actitudes Sexuales y Estilos de Vida (Natsal, por sus siglas en inglés) sólo obtuvo un tres. La mayoría de los reportes que lees en los periódicos y revistas tienen entre cero y dos.

Varios siglos de poder (sobre todo blanco y masculino) nos han dicho qué cosas del sexo están bien y cuáles son problemáticas. El tiempo en que a las mujeres "histéricas" se les advertía que no anduvieran en bici para que no se dieran demasiado placer ya fue. También se fueron los días en los que la homosexualidad estaba incluida en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (que tuvo vigencia hasta 1973). La masturbación, el sexo oral y el sexo anal estaban categorizados como síntomas de desórdenes mentales hasta hace poco tiempo.

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"A pesar de que hay algunas investigaciones sobre la salud mental y el comportamiento sexual, éstas son limitadas y no explican la conexión entre ambos y tampoco muestran que uno pueda influir en lo otro". –Sam Challis

De hecho, hace poco tiempo Estados Unidos sufrió una epidemia de pánico en cuanto a la "cultura del ligue". Algunos estudios eran bastante divertidos, como el que publicó Christianity Today, un periódico cristiano evangélico, en 2005 llamado "Burdeles en las residencias estudiantiles: los nuevos vicios y las universidades que lo permiten". La mayoría estaba basado en juicios: el sexo casual se trataba de mujeres que "sirven" a los hombres y el resultado era una generación "emocionalmente vacía" y "sin sentimientos", escribió Donna Freitas en 2013.

Aún así, no hay forma de evitar que la premisa de muchos estudios sobre el sexo y la depresión estén llenos de suposiciones morales. Los investigadores eligen qué buscar; además, las definiciones de sexo casual son bastante cambiantes.

Sam Challis, gerente de Información en Mind –una asociación británica sin fines de lucro que apoya a personas con problemas mentales– me dijo: "Hay poca evidencia como para decir que existe alguna relación entre la depresión y el sexo casual. Muchas personas con depresión de hecho encuentran que su deseo sexual disminuye; además, los antidepresivos también pueden afectar tanto la libido como el desempeño sexual".

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A pesar de que hay algunas investigaciones sobre la salud mental y el comportamiento sexual, ella dice que ésta es "limitada" y que "no explica la conexión entre ambos y tampoco muestran que uno pueda influir en lo otro". Muchas de las investigaciones vienen de Estados Unidos y, por tanto, no toman en cuenta las diferentes actitudes hacia el sexo y las relaciones de otras partes del mundo.

"Basarse en estos estudios puede ser engañoso y puede que no se comunique por completo la complejidad de estos asuntos", continúa. "Necesitamos más estudios científicos a gran escala para saber si hay una conexión entre la depresión y el sexo casual".

Un síntoma que probablemente desarrollarás si pasas mucho tiempo con encuestas sobre sexo es una sensación perturbadora de que deberías estar preocupado. El sexo casual, después de todo, sí requiere de mucho: debes estar protegido; los involucrados deben querer estar allí y tener claro lo que están haciendo, incluso si nunca piensan volver a verse; debes ser agradable –aunque esto también aplica para la vida real. La diferencia es que hay muy pocas otras áreas de tu existencia que tengan estigmas tan fuertes.

Tener sexo con alguien que apenas conoces puede ser triste y siniestro, pero también lo puede ser escuchar gente dediciendo mamadas en un bar. Sin embargo, ambos pueden ser revitalizantes y divertidos. No estás obligado a hacer ninguna de las dos. La ciencia nunca ofrecerá un vínculo claro entre el sexo y la salud mental, pues ambos lados de la ecuación son demasiado turbios y complejos. Depende de ti si el sexo casual es para sentirte mejor o no.

La hipersexualidad puede ocurrir como una especie de manía, un síntoma común asociado a algunos tipos de problemas de salud mental, como el desorden bipolar (del que no hablamos en este artículo). Si estás preocupado por tu salud mental o por los cambios en tu comportamiento sexual, habla con tu doctor. Puedes obtener más información en Red Voz Pro Salud Mental.

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Si estás preocupado por tu salud mental o por la de alguien que conoces, contacta a Voz Pro Salud Mental al (55) 19975040, o en su página web.