Kliniek
FOTO: BROADLY GENDER SPECTRUM; GETTY IMAGES/INTI ST. CLAIR, INC. EDICIÓN: DJANLISSA PRINGELS
Identidad

Cómo me sentí cuando mi pareja abortó

“A las mujeres se les da mejor hablar de ello que a los hombres”.
Lisa Lotens
Amsterdam, NL

Este artículo se publicó originalmente en VICE Países Bajos.

Cuando hablamos de hombres y abortos, normalmente se remarca que ellos no deberían decidir por los cuerpos que no son suyos. Pero, obviamente, millones de hombres en todo el mundo se ven afectados por los abortos y muchos experimentan dolor, pena, culpa y vergüenza por la estigmatización que existe.

Hemos hablado con hombres cuyas parejas decidieron someterse al proceso, para escuchar el otro lado de la historia.

Publicidad

RIK, 25

Nos enteramos de que mi novia estaba embarazada en la primavera de 2018, aunque habíamos usado anticonceptivos. Unos meses antes, habíamos hablado de lo que haríamos en esa situación. Yo tenía claro que no quería que ella tuviera un aborto, pero mi novia no estaba segura.

Cuando la prueba de embarazo salió positiva, la situación cambió. Ella supo de inmediato que no quería un bebé. Yo todavía estaba en la universidad y no era el mejor momento para tener un hijo. Cuando yo era pequeño, mi padre estaba enfermo en fase terminal, así que nunca tuve una figura paterna activa. Cambiaba constantemente de opinión. A veces, pensaba que era el momento perfecto para formar una familia, pero racionalmente, sabía que no era posible. Al final, mi novia se mostró firme.

Antes del procedimiento, tuvimos una cita en el médico que fue terrible. La doctora insinuó que mi novia en realidad no quería abortar y yo era el malo de la película. Nos fuimos enfadados y decepcionados y eso solo empeoró la situación.

La cita fue a las 8 a. m. en una clínica en Roermond (a unos 200 kilómetros de La Haya, donde vive Rik). El resto de las clínicas estaban llenas. A diferencia de nuestra doctora, los trabajadores de la clínica fueron muy amables y comprensivos. Esperé en la sala de espera durante la operación. Pensé que lo mejor era quedarme allí por si pasaba algo.

Los días después del aborto fueron los más difíciles. Mi novia tenía las hormonas totalmente trastocadas. Me sentía culpable por lo que estaba sufriendo. El sexo ya no era tan divertido ni despreocupado como solía ser. Todavía me parece un tema tabú.

Publicidad

No puedes contarle a todo el mundo que te sientes fatal porque tu novia ha tenido un aborto. Decidí a conciencia a quién se lo iba a decir. Tenía miedo de que la gente no lo entendiese o juzgara, pero también de que no pudiera controlarme si alguien reaccionaba de forma negativa.

Por alguna extraña razón, la situación nos hizo más fuertes y nos unió más. Ahora, esperamos con ganas estar listos para tener hijos.

MATT*, 26

Vivía en Nueva York cuando ocurrió; yo tenía 16 años, ella, 17. Habíamos tenido sexo sin protección. Ella estaba convencida de que no era fértil porque había tenido algunos problemas con sus ovarios, pero unas semanas después, me escribió para decirme que estaba embarazada. Yo no me lo podía creer.

Me dijo que quería ir a una clínica de aborto con una amiga y me preguntó si podía ayudar con el pago, porque la sanidad estadounidense no cubre los abortos. Tampoco se lo dijimos a nuestros padres. Yo acepté, pero tenía 16 años y no tenía dinero, de modo que estaba completamente estresado. Tuve que conseguir 400 dólares en un par de semanas, así que empecé a vender un montón de marihuana.

Después del aborto, tardé un par de semanas en sentir el alivio. Al principio, me daba miedo que me culpara por todo, pero no lo hizo. Hablamos del tema superficialmente un par de veces y había un poco de tensión. Yo no sabía si se abriría emocionalmente conmigo. Me sentía muy culpable y avergonzado. Yo estaba convencido de que el procedimiento al que se sometió fue por mi culpa.

Publicidad

El aborto me hizo darme cuenta por primera vez de lo importante que es ser consciente del dinero y de que no solo era un ser sexual: podía reproducirme.

Es triste que haya tanta vergüenza en torno al aborto. Nuestras familias son muy progresivas y están a favor de la elección, pero habíamos internalizado esa negatividad de la sociedad en general.

Yo no entendía muy bien lo que significaba por aquel entonces. Fue la primera emergencia “adulta” con la que tuve que lidiar yo solo. Pero el derecho y la responsabilidad de decidir es, claro está, mucho más importante para las mujeres. Un aborto es una decisión de la mujer, puesto que es su cuerpo el que está en peligro, no el mío. Y, aunque la persona que tiene el aborto es siempre la más importante, todo el mundo debería defender el derecho a elegir.

TIM, 37

Mi esposa ha tenido dos abortos: uno hace cuatro años y otro hace dos. Un año después de que naciera nuestro primer hijo, se quedó embarazada porque fuimos muy tontos al no utilizar anticonceptivos. Fue el peor momento. Ella acababa de abrir un bar y yo estaba a punto de volver a estudiar. Habíamos decidido que queríamos más niños, pero no era el mejor momento.

En ambas ocasiones me pareció que yo estaba ahí solo para apoyar. No me dejaron entrar en la sala ni durante la consulta ni durante el procedimiento, lo que es bueno para muchas mujeres, pero te hace sentir excluido si estás en una relación amorosa. Tienes que intentar entender lo difícil que es la experiencia. Además, tienes que ingeniártelas con las señales que te da tu pareja y lo que te dice.

Fue muy triste, pero el dolor también nos brindaba cierto consuelo. Podíamos estar tristes juntos. El dolor duró un tiempo. Fue todo muy irreal, como si estuviese acabando la relación con alguien que apenas conocía, pero de quien estaba muy enamorado. Las siguientes semanas, me di cuenta de que yo pensaba mucho menos en ello que ella. Ella lo pasaba mal muchas más veces; sufría mucho más de lo que yo me podía imaginar. Tiene sentido porque ella también sintió el dolor físico.

Me alegro de que el aborto sea una opción en los Países Bajos, pero sigue siendo un tema del que no puedes hablar casualmente. Por suerte, yo tenía amigos con los que hablar de ello. Me daba vergüenza porque conocía a gente que lo había intentado todo y no podía tener hijos y yo deseaba que lo consiguiera. También, me parecía difícil hablar de ello porque sentía que no eran mis sentimientos y que tenía que centrarme en cómo se sentía mi mujer que era más importante. Creo que por eso es difícil hablar abiertamente del aborto: a las mujeres se les da mejor hablar de ello que a los hombres.

*Se ha cambiado el nombre